A los 13 años, Griezmann 'silenció' a Francia, ahora espera hacerlo con Granero

Este domingo (21.00 horas, Canal +), el Atlético de Madrid disputará ante la Real Sociedad un encuentro muy especial para uno de los nuevos integrantes de su plantilla. Hablamos de Antoine Griezmann. El delantero francés se medirá por primera vez al equipo que hace ahora una década depositara su confianza en él. Una familia, la txuri urdin, que se resigna a ver cómo a uno de sus hijos predilectos no le temblará el pulso a la hora de ajusticiarle. Cosas del fútbol. Una decisión, la de marchar, que responde a una miras deportivas que no eran saciadas en la capital guipuzcoana. Por mucho que Esteban Granero, actual centrocampista de la Real, se empeñe en cuestionarla con tibios argumentos.

“Para mí no es un salto de calidad, pero entiendo que para él lo sea o que para otro jugador lo sea. No siento que estando en la Real Sociedad esté por debajo que en algún otro equipo en el que he jugado. Es una cuestión de principios, de identidad o de valores de club. Respeto a Antoine, que es un buen compañero, un amigo y un gran jugador y le deseo lo mejor. Pero no comparto la opinión de que pasar de la Real Sociedad al Atlético de Madrid sea dar un salto de calidad, ni mucho menos”. En estos términos se empleaba el canterano del Real Madrid a la hora de evaluar la salida hacia orillas del Manzanares del que fuera su compañero durante la pasada campaña.

Una pugna dialéctica en la que Simeone, a su manera, quiso tomar partido en la previa del choque. “Considero que en el fútbol hay un montón de gente que opina. Es normal que se opine, porque es muy fácil opinar, pero después la realidad es lo que marca el campo y lo que puedan demostrar los futbolistas dentro del juego”, dijo el entrenador argentino, que no sabe lo que es perder en Anoeta como responsable del banquillo rojiblanco. “Considero desde hace un tiempo que venimos creciendo y es un desafío para todos, no sólo para mí”. Son ocho victorias en nueve partidos para los rojiblancos, siete de ellos con la meta a cero y con 21 goles a favor. Una dinámica que les ha permitido seguir la estela del Real Madrid (si ganan los rojiblancos serán segundos a un punto de los madridistas) y dejar encarrilado el pase a los octavos de final de la Champions.

Un momento dulce donde Griezmann ha sido un activo capital. Poco a poco el jugador de 23 años va entrando en la dinámica de esfuerzo y sacrificio que impera en el conjunto colchonero. Y además, la puntería anda fina. “Le veo muy bien, muy comprometido con el equipo y creciendo partido a partido. Estamos muy contentos con lo que está dando y está siendo determinante”, reconocía Simeone. Ha marcado tres de sus cuatro goles (dos en Liga y dos en Champions) en los últimos cuatro enfrentamientos. Con todo, el Cholo podría retrasar de inicio el esperado regreso si acaba apostando por el mismo once con el que salió en el Swedbank Stadion de Malmö el pasado martes. Eso sí, ya sea Raúl García o Griezmann, el foco en la delantera seguirá siendo el croata Mario Mandzukic. "En principio es nuestra referencia. Está rindiendo muy bien, trabajando en pos de lo que necesita el equipo. Venía de hacer tres goles en cuatro partidos y hace un trabajo importante para lo que necesita el equipo"

Enfrente un equipo que pasa por uno de sus peores momentos de los últimos tiempos. Después de la meritoria victoria ante el Real Madrid (4-2) en la segunda jornada (31 de agosto), el cuadro vasco sólo ha sido capaz de pescar tres empates ante el Celta (2-2), Valencia (1-1) y Córdoba. Una decadencia futbolística que el pasado domingo se cobró su primera víctima en Jagoba Arrasate. El técnico fue destituido de sus funciones de forma irrevocable después de que el equipo se metiera en puestos de descenso por primera vez en los últimos tres años. Una situación que supera los peores tiempos de Philippe Montanier. Hace dos años, con el francés en el banquillo, la Real era decimoséptima pero logró enganchar una serie de buenos resultados que hasta les dieron el pase para la Champions y eliminaron el nerviosismo de un plumazo. Mientras se aclaran las ideas en la planta noble de Anoeta y se ultima la llegada de David Moyes, Asier Santana, hasta ahora técnico del filial, será su sustituto.

"Llegué con 13 años y ha sido el único que me ha dado confianza y ha creído en mí". Tragando saliva y conteniendo las lágrimas, Antoine Griezmann se despedía de la Real Sociedad en una emotiva rueda de prensa en Zubieta. Allí había pasado sus últimos diez años, desde que con 13 años recalara en San Sebastián como uno de sus últimos cartuchos para conseguir hacerse un hueco en el profesionalismo. Viendo su madurez, cuesta creer que sus inicios fueran tan rocambolescos. Pero el mundo del fútbol nunca deja de sorprendernos. De niño, se vio obligado a recorrer media Francia para buscar equipo. Un destino soñado que le aguardaba al otro lado de Los Pirineos.

"Tenía doce años, y los equipos no me querían porque era muy bajito. Ni tan siquiera el Montpellier, una ciudad que está a más de cinco horas de mi casa. Con ellos hice una prueba en París, pero no la superé", rememoraba el propio jugador en una entrevista. Y ahí, en medio de la desilusión, aparece en escena la Real Sociedad para dibujar una propuesta irrechazable. "Se me acercó un ojeador yme metió un pequeño papel en el bolsillo. Dijo que hasta que no llegara a casa no lo podía leer". El joven Antoine aguardó paciente el momento para echar un vistazo a la nota. ‘¿Quieres hacer una prueba con la Real Sociedad?, se podía leer en el papel. Junto al ofrecimiento un teléfono de contacto. Era verano y sus padres se encontraban pasando sus vacaciones fuera de Francia. Su hijo les llamó para darles la noticia. No es difícil imaginar la alegría con la que recibieron la inesperada llamada.

Cuando sus progenitores regresaron de sus días de asueto, fue el momento de que Griezmann, un rubio enclenque de buenos modales y buen gusto por el balón, probara fortuna. Su don no pasó desapercibido para los miembros de la cantera donostiarra, que le cogieron sin dudarlo. Arrancaba así una carrera no exenta de momentos complicados. Sobre todo en sus primeros compases. Estar lejos de casa, con gente que no comparte idioma, supuso el mayor escollo para el jugador. Sin embargo, a medida que pasaron los años, sus cualidades repuntaron, su adaptación fue una realidad. Elementos que le hicieron cotizar al alza.

El niño se hizo grande y su talento explotó, llamando la atención de los grandes. Este verano, en comandita con el club donostiarra, decidió poner punto y final a una etapa hermosa (202 partidos y 52 goles) pero de estrechas miras en el plano deportivo. Había que crecer y el Atlético de Madrid era un destino ideal para dar el siguiente paso. Un acuerdo entre las directivas que se cerró en 30 millones de euros, cifra equiparable a la cláusula de rescisión pero a la que no hay que añadir los pertinentes impuestos, dio forma al traspaso del segundo fichaje más caro en la historia del conjunto rojiblanco. Una práctica tan habitual como indecente en el fútbol actual.