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FÚTBOL - VIOLENCIA EN LOS CAMPOS

¿Por qué van al fútbol?

Se ha llegado a hablar de “alarma social” por lo ocurrido el pasado sábado en el derbi barcelonés de Montjuic. Bengalas, heridos, detenidos, imágenes de niños

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¿Por qué van al fútbol?

Se ha llegado a hablar de “alarma social” por lo ocurrido el pasado sábado en el derbi barcelonés de Montjuic. Bengalas, heridos, detenidos, imágenes de niños llorando y el temido recuerdo de la tragedia de Heysel en 1985, en Bruselas. Estos hechos, unidos a que se trataba de un partido clásico entre Espanyol y el mediático FC Barcelona, desencadenaron la última gran vergüenza en un campo de fútbol, desgraciadamente hasta el momento. ¿Qué aportan estos grupos de ‘seguidores’ a los campos de fútbol? Hasta el momento, Joan Laporta ha sido el único presidente de un club puntero en decir no a este tipo de fanáticos en los que la violencia está por encima del resultado de su equipo.

Hace cinco años Antonio Salas (pseudónimo) escribió ‘Diario de un Skin’ tras su aventura de infiltrarse en el grupo neonazi implicado en la peña futbolística de los Ultra Sur. Aunque sensacionalista y con toques morbosos, dejó patente la facilidad que estos grupos tienen para entrar en un partido de fútbol. También como, tras un Real Madrid - Osasuna, iban a la caza de algún aficionado ‘rojillo’. Estos grupos, que frecuentan bares cercanos al fondo sur del Santiago Bernabéu (entran por una puerta especial, la 28, diferente a la del resto del estadio y están incomunicados) también han sido protagonistas de trifulcas y peleas por esa zona; la última grave fue a un cámara de Tele Cinco en el partido de España – Dinamarca en diciembre del año pasado. Pero esto salió a la luz al tratarse de un trabajador de un medio de comunicación. Según un ex empleado de seguridad del Bernabéu que trabajó ahí cinco años, de la empresa Vinsa, “nadie quería ponerse en la puerta 28. Antes de que fuera custodiada exclusivamente por la policía y guardias de seguridad, en los tornos nos situábamos chavales que nos habíamos apuntado a trabajar allí para ir al Bernabéu y, si se podía, ver el partido. No recibimos ningún tipo de curso y no estábamos preparados para frenar a gente que se quería colar” narra el ex tornero o ex acomodador, según le tocara. “La edad media de la gente de las puertas sería de 21 años y, con nuestro sueldo (unos 20€ por partido), nadie iba a poner pegas si algún ‘Ultra‘ decía que le dejaras pasar; otra cosa es que le pillara el guardia jurado, que para eso están. Con Florentino Pérez cambió esa puerta y nunca nadie de nosotros se tuvo que poner allí”.

Se ha llegado a hablar de “alarma social” por lo ocurrido el pasado sábado en el derbi barcelonés de Montjuic. Bengalas, heridos, detenidos, imágenes de niños llorando y el temido recuerdo de la tragedia de Heysel en 1985, en Bruselas. Estos hechos, unidos a que se trataba de un partido clásico entre Espanyol y el mediático FC Barcelona, desencadenaron la última gran vergüenza en un campo de fútbol, desgraciadamente hasta el momento. ¿Qué aportan estos grupos de ‘seguidores’ a los campos de fútbol? Hasta el momento, Joan Laporta ha sido el único presidente de un club puntero en decir no a este tipo de fanáticos en los que la violencia está por encima del resultado de su equipo.

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