"Todos los saltos deben de contar": la radical novedad que cambiaría para siempre el atletismo

El deporte evoluciona con el paso de los años y, como tal, las normas se van ajustando para que todos los atletas compitan en igualdad de condiciones. De unos meses a esta parte, World Athletics lleva dando vueltas a una idea que quedó meridianamente clara después de los Mundiales de Budapest: algo hay que hacer con el salto de longitud. La cantidad de nulos y de lesiones que se están produciendo en los últimos años son la clave.

Tradicionalmente, el salto de longitud ha sido uno de los deportes que menos cambios han necesitado: con tener una pista de aceleración, una zona de batida y un foso en el que se mida la distancia, era suficiente para que un atleta pudiera competir. Sin embargo, todo cambió el pasado año. Hasta entonces, la tabla de batida contaba con una madera acompañada de un hilo de plastilina, que era el que ayudaba al juez a determinar si el salto era válido o no.

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R. Rodríguez

La manera de valorar un salto era muy sencilla: el pie del atleta, en el momento de la batida, no podía superar la línea roja y, en caso de hacerlo, el salto era declarado nulo. Para ayudar al juez, estaba habilitado ese cordón de plastilina, donde quedaba marcada la huella de la zapatilla. Pero, el pasado año, decidió cambiarse este elemento rudimentario por otro más actual: sin jueces y sin plastilina, sería la tecnología la encargada de dirimir la validez del salto.

Así, las tradicionales tablas fueron cambiadas por otras con pinturas sintéticas... que hicieron un combo mortal con las nuevas suelas de fibra de carbono de las zapatillas. ¿El resultado? Numerosos problemas a la hora de talonar, con resbalones, tobillos torcidos y maniobras de escape para evitar un drama. La más llamativa, la de Carey McLeod en Budapest, obligado a hacer el Superman tras un mal apoyo que pudo acabar en tragedia si no llega a caer en el foso.

Estos inesperados resbalones no solo conllevan peligro físico, sino que hacen que muchos atletas se vean obligados a corregir el salto para evitar el nulo. De hecho, en el propio Mundial, uno de cada tres saltos que se realizaron fueron inválidos, lo que ha llevado a World Athletics a tratar de buscar una solución. La idea, según recoge el Daily Mail, pasa por buscar una forma en la que haya menos nulos y que, al mismo tiempo, haga más dinámico el salto de longitud.

Así, World Athletics cree que la solución pasa por hacer una medición de huella a huella, eliminando la línea de batida. La idea es contar con una tabla de apoyo, que siempre tendría que tocar el atleta, desde la que se da el último paso antes de saltar. Y, una vez hecho, medir el salto desde donde ha pisado hasta donde ha caído, eliminando también la tradicional regla métrica del costado del foso. Con la IA, en décimas de segundo se tendría el resultado exacto sin margen de error.

"Con este nuevo sistema, cada salto cuenta. Se suma al peligro y al dramatismo de la competición. Y, al mismo tiempo, estamos buscando formas de obtener resultados instantáneos para que no tengamos que esperar de 20 a 30 segundos antes de que aparezcan las marcas. Lo tendremos al instante. Se trata de hacer que el salto de longitud ser más entretenido para el futuro", afirmaba el director ejecutivo de World Athletics, Jon Ridgeon, en Anything But Footy.

De momento, se trata solo de una idea que, posiblemente, sea puesta en práctica en campeonatos menores para tener una prueba real de cómo funcionaría. En caso de que los resultados sean positivos, no sería de extrañar que World Athetics llegue a plantearse incluirla en algún campeonato de enjundia a corto plazo. Y, por qué no, ser la gran revolución del salto de longitud de cara a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028. Un cambio único en el mundo del atletismo.