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El día que el Newcastle hizo el más absoluto ridículo tras perder un partido... contra nadie
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SUCEDIÓ EN EL AÑO 1991

El día que el Newcastle hizo el más absoluto ridículo tras perder un partido... contra nadie

El conjunto de las 'Urracas' quiere ser uno de los mejores de Europa en los próximos años, pero hubo un tiempo en que el equipo no era capaz de mantener unos estándares básicos

Foto: Osvaldo Ardiles era el entrenador de aquel Newcastle. (Reuters)
Osvaldo Ardiles era el entrenador de aquel Newcastle. (Reuters)

El Newcastle puede presumir de ser un equipo hecho para ganar. En los últimos años, la inversión millonaria de Yasir Al-Rumayyan busca convertir a las Urracas no solo en uno de los grandes de Inglaterra sino, especialmente, en un equipo capaz de luchar de tú a tú con cualquier potencia europea. Esta temporada, cayó en el grupo de la muerte de la Champions junto a PSG, Borussia de Dortmund y AC Milan. Lo tenía todo para meterse a octavos… pero se equivocaron en el último momento.

Es evidente que el Newcastle va por el buen camino, aunque deben de mejorar algunos aspectos para ser realmente competitivo en Europa. Pero hubo un tiempo donde el Newcastle no solo no encontraba su camino, sino que era un equipo de muy bajo nivel. Tanto que hace ya varias décadas llegó a perder un partido… sin tener ningún rival enfrente. Un drama que hace escasas fechas, se encargó de recordar el mítico defensa Steve Howey.

Foto: Alexander Isak y Sandro Tonali. Arabia Saudí ha pagado 130 M por juntarlos en Newcastle. (Reuters/Daniele Mascolo))

Osvaldo Ardiles, la leyenda argentina que hizo carrera en Inglaterra, era el entrenador del Newcastle en el año 1991. Sumido en Segunda División, con una gran crisis de fútbol y resultados, con la necesidad imperiosa de mejorar y, sobre todo, de recuperar conceptos que otorgaran automatismos al equipo sobre el césped, Ardiles buscaba soluciones para ayudar al equipo. Por esa razón, el técnico sudamericano diseñó un ejercicio especial.

Convocó a toda la plantilla para un partido de entrenamiento contra un equipo del que dijo a sus jugadores que se sorprenderían cuando lo vieran enfrente. Hizo la habitual rutina de convocatoria, anunciando el once inicial que jugaría, quiénes serían los suplentes y qué jugadores se irían a la grada. Pero, cuando la plantilla salió a calentar, descubrió que no había rival. Al llegar a vestuario preguntaron a Ardiles, quien les confesó cuál era la sorpresa.

placeholder St. James' Park, estadio del Newcastle. (Malcolm Mackenzie/DPPIAFP7)
St. James' Park, estadio del Newcastle. (Malcolm Mackenzie/DPPIAFP7)

Se trataba de un partido sin rival, un encuentro en el que el Newcastle jugaría con los once titulares sobre el césped, pero sin nadie enfrente que les complicara el partido. Lo que el técnico argentino buscaba era que su equipo titular recuperará confianza sobre el campo, haciendo los movimientos habituales, recuperando automatismos y repitiendo las acciones de ataque que debían de llevarse sobre el terreno de juego para aprehenderlas y ponerlas en práctica en un partido real.

"Nos dijo el once inicial, nos colocó en 4-4-2 y nos dio un balón para jugar", explicaba Howey. Dicho y hecho, ante la extrañeza de la plantilla, se dio el pitido inicial del partido. Los delanteros pusieron el balón en juego, que fue en dirección a la medular que, a su mismo tiempo, retrasó el balón a la defensa... y llegó el drama. El esférico le llegó al zaguero Steve Watson, que lo mandó aún más atrás para el portero Tommy Wright. Nadie esperaba lo que iba a pasar.

Wright, cariacontecido con ese ejercicio, no había terminado de prepararse al salir al campo y, de espaldas a la portería en el comienzo del partido, se estaba colocando los guantes en el momento en el que Watson le daba el pase. Cuando el meta, alertado por los defensas, quiso reaccionar, el balón ya se colocaba manso en su arco y, por más que trató de llegar, fue incapaz de evitar el tanto. Sí, efectivamente: el Newcastle, sin rival en el campo, perdía por 0 a 1.

Ardiles, desde el banquillo, no daba crédito a lo que pasaba: "Todo mal, todo sale mal", gritó muy enfadado. Tanto que decidió cortar inmediatamente el ejercicio y mandar a toda su plantilla a las duchas. Acababa así el partido que el argentino había preparado para animar la moral de su plantilla y que acabó en un drama que sería recordado por mucho tiempo. Mucho ha cambiado este Newcastle, pero aquel día la lección fue clara: aunque todo vaya mal, siempre puede ir peor.

El Newcastle puede presumir de ser un equipo hecho para ganar. En los últimos años, la inversión millonaria de Yasir Al-Rumayyan busca convertir a las Urracas no solo en uno de los grandes de Inglaterra sino, especialmente, en un equipo capaz de luchar de tú a tú con cualquier potencia europea. Esta temporada, cayó en el grupo de la muerte de la Champions junto a PSG, Borussia de Dortmund y AC Milan. Lo tenía todo para meterse a octavos… pero se equivocaron en el último momento.

Es evidente que el Newcastle va por el buen camino, aunque deben de mejorar algunos aspectos para ser realmente competitivo en Europa. Pero hubo un tiempo donde el Newcastle no solo no encontraba su camino, sino que era un equipo de muy bajo nivel. Tanto que hace ya varias décadas llegó a perder un partido… sin tener ningún rival enfrente. Un drama que hace escasas fechas, se encargó de recordar el mítico defensa Steve Howey.

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