Sin guion ni milagros, pero con "un pueblo orgulloso" detrás: el plan del Villarreal para soñar

El Villarreal sabe que está un paso de conseguir meterse en la final de la Champions aunque, para ello, sabe que necesita hacer un partido perfecto con el que remontar los dos goles de desventaja con los que cuenta ante el Liverpool. La proeza se antoja complicada pues, no en vano, el conjunto de Jurgen Klopp solo ha perdido tres partidos en toda la temporada y el Villarreal no solo tiene que ganarle, sino que debe de hacerlo por más de dos goles de ventaja. Pero, ¿quién dijo imposible? El 'Submarino Amarillo' está ante su historia y sabe que es el momento de no fallar.

El Liverpool es, sin lugar a dudas, el equipo más potente del viejo continente, al menos por lo que está demostrando lo largo de la temporada. De momento, es el único club que todavía opta a ganar todas las competiciones en las que participa y las derrotas que acumula en el curso se pueden contar con los dedos de una mano, un registro que ningún otro equipo ha sido capaz de igualar. Pero el Villarreal no está dispuesto a entregar la cuchara sin haberlo peleado: juega ante su afición y quiere darle una última alegría en forma de remontada histórica.

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Rubén Rodríguez

Si algo ha demostrado el conjunto castellonense en las últimas temporadas es que, cuando juega en Europa, se transforma, se convierte en otro equipo y muestra su mejor versión en forma de partidos que pasan a la historia. Ya lo hizo el pasado curso cuando, contra todo pronóstico, derrotó al Manchester United en la final de la Europa League. Y a punto estuvo de dar la sorpresa ante el Chelsea, contra el que perdió en penaltis en la Supercopa de Europa. Pero aquello no fue flor de un día y este curso ya ha demostrado que sigue siendo el matagigantes por excelencia.

Tras lograr clasificarse 'in extremis' a los octavos de final de la competición, el camino que el Villarreal ha tenido que recorrer hasta alcanzar las semifinales no ha sido nada sencillo. De hecho, se ha enfrentado con dos de los serios candidatos al título, como era el caso de la Juventus y el Bayern de Múnich, y ambos cayeron eliminados a manos del buen hacer del equipo de Unai Emery. Pero en semifinales el destino quiso que el rival fuera aún más duro, poniendo a prueba la fortaleza del "equipo del pueblo".

En Anfield, el Villarreal sufrió un tormento y, a pesar de resistir durante más de una hora ante el poder ofensivo de Liverpool, los zarpazos de los ingleses terminaron por derribar la resistencia de los de Emery. Pero una semana después todo ha cambiado y la fuerza que la afición le transmite a este equipo es la gran esperanza para intentar dar la vuelta a una eliminatoria que el Villarreal no da ni mucho menos por perdida: no hay un guion establecido, no hay un plan fijo y no se espera un milagro. Solo a base de buen fútbol, pelea, garra y goles se le puede dar la vuelta a la eliminatoria

"Estamos muy ilusionados. Vamos a jugar unas semifinales de Champions. Jugamos 90 minutos ante el favorito y en su estadio nos ganaron con justicia. Pero pudimos defender bien y estamos mentalizados de jugar nuestro partido, de buscar nuestras opciones, enfrentarlos y ganarles los duelos. Estamos viviendo un momento histórico. Primero con la Europa League y ahora con las semifinales. El pueblo se siente muy orgulloso del proyecto. Todo el mundo se identifica. Todo el mundo defiende algo suyo. Estamos aquí y queremos jugar la final", explicaba Emery antes del partido.

El Villarreal sabe que para conseguir meterse en la final, el que sería hasta la fecha el mayor éxito de su historia, debe de remontar dos goles a un Liverpool que está intratable. Pero, ¿por qué o seguir soñando? El Villarreal ha demostrado ya este mismo año de lo que es capaz, confirmando que la piel de la Champions le viene como anillo al dedo. ¿Será capaz de lograr la machada en La Cerámica? Noventa minutos separan al Villarreal de la gloria y toda una ciudad, orgullosa de su equipo, va a empujar con el alma a su equipo. No todos los días se juega una final de Champions y el 'Submarino' solo necesita un último baile.