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Pérdidas de tiempo, 'lesiones' y broncas: así bajó al barro Guardiola para enfado de Simeone
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Simeone cargó contra el catalán

Pérdidas de tiempo, 'lesiones' y broncas: así bajó al barro Guardiola para enfado de Simeone

El equipo inglés se dedicó a perder el tiempo de manera sistemática y fingir lesiones en la segunda parte. Al Atlético se le criminaliza cuando lo hace y al City, se le aplaude

Foto: Guardiola da órdenes a sus jugadores. (Reuters/Lee Smith)
Guardiola da órdenes a sus jugadores. (Reuters/Lee Smith)

Pelos. Centímetros. Incluso milímetros. Eso es lo que separó al Atlético de Madrid de abrazar la gloria, empatar el encuentro y llevar la eliminatoria contra el Manchester City a la prórroga en un Wanda Metropolitano a rebosar. Más Calderón que Metropolitano, incluso. Los jugadores de Simeone, que libra por libra son bastante peores que los del Manchester City, superaron desde el nivel colectivo la diferencia individual que distanciaba a ambos equipos. Los rojiblancos, muy criticados en la ida por guardar la ropa, dar por bueno el 1-0 y no arriesgar su seguridad defensiva, igualaron el 'fútbol champagne' del conjunto 'citizen' en una segunda parte lo suficientemente buena como para haber empatado la eliminatoria. La moneda no cayó de su lado, pero sirvió para desnudar la otra identidad de un Manchester City carcomido por el miedo.

Foto: Tangana entre los jugadores. (EFE/Ballesteros)

Y es que cuando el Manchester City tembló, se agarró al otro fútbol. De los pases de seguridad, el exceso de horizontalidad en su juego, el mínimo riesgo con la pelota del primer tiempo se pasó a una versión más exagerada de su propuesta estilística en la segunda parte. Cuando el Atlético elevó el tono, aumentó la presión y se tragó el centro del campo del Manchester City, los ingleses se dedicaron a perder el tiempo de manera sistemática. La semana anterior, los eruditos del fútbol catalogaron como 'antifútbol' plantar dos líneas de cinco cuando sabes que no puedes competir toda una eliminatoria de tú a tú, pero callaron contra un City que tuvo que bajar al barro. A algunos se les santifica y a otros, se les criminaliza. La tensión del encuentro llevó a la Policia Nacional a intervenir en un intento de pelea entre Vrsaljko, Savic, y Grealish en el tunel de vestuarios.

Lesiones fingidas, pérdidas de tiempo, balones escurridos cuando el recogepelotas se los lanzaba fue incontable... un equipo de Pep Guardiola comportándose como odia Pep Guardiola. Algo que el técnico catalán siempre ha defendido. La actitud de Foden metiéndose en el campo para hacerse el lesionado, Ederson perdiendo tiempo en cada saque de puerta, Aké dejando pasar el balón que le lanzó el recogepelotas. Solo un disparo a puerta en toda la segunda parte. Hay mucho dogmático, mucho predicador. Lo explicaba Koke Resurreción en Movistar+: "A nosotros muchas veces se nos critica por esto, a ver qué dicen ahora".

La diferencia con el Atlético de Madrid es que Diego Pablo Simeone no necesita justificar sus medios para un fin. No da sermones. Ni predica. Tampoco necesita gustar al resto ni la aprobación del mundo. Le vale con que los suyos le apoyen y crean en su estilo, una identidad que ha colocado al Atlético de Madrid entre los mejores equipos de Europa sin la necesidad de ser un club-estado. Por eso, preguntado sobre si Guardiola le había faltado el respeto, no titubeó: "Aquellos que tienen un gran léxico son muy inteligentes y logran alabarte con un desprecio. No somos tan tontos los que tenemos un poco menos de léxico".

placeholder Simeone y Guardiola, durante el encuentro. (EFE/Peter Powell)
Simeone y Guardiola, durante el encuentro. (EFE/Peter Powell)

Lo explicaba Simeone en la previa. "No opino de lo que opinan los demás. Yo jamás critiqué a un compañero. Cada uno tiene sus pensamientos, todos son respetables. Desde la humildad seguir trabajando y hacer lo mejor para el Atlético de Madrid". A Simeone le acusaron de "fútbol parásito". Ese fue el caso, por ejemplo de Dean Saunders, exfutbolista galés del Liverpool y Aston Villa: "Si quieres estropear un partido de fútbol, juega como el Atlético de Madrid. Se sientan y esperan. Se llama fútbol parásito porque viven de tus errores".

Sin embargo, la realidad es que el Manchester City disparó cuatro veces a puerta en 180 minutos y el Atlético de Madrid también lo hizo en cuatro ocasiones. Con dos estilos contrapuestos, ni mejor ni peor. Eso sí, con herramientas de peor calidad que las de un Manchester City que ha camuflado dinero inyectado de su jeque como patrocinios deportivos, según la última investigación de 'Football Leaks'.

En la rueda de prensa posterior al encuentro, Simeone también explicó sus aplausos irónicos hacia Pep Guardiola y el Manchester City. "Me alegra ver que los que ganan los festejan. Eso demuestra que lo importante es ganar". Porque es lo que cuenta al final. Por eso el Manchester City fue un equipo desnaturalizado en las manos de un Atlético ultracompetitivo al que le faltó calidad individual para darle la vuelta a la tortilla. Por eso el plan de Simeone quedó justificado en el Metropolitano. Por eso todas las críticas vertidas desde Inglaterra, sobre el estilo rojiblanco, la postura de Simeone o la historia de este equipo, caen en saco roto.

Pelos. Centímetros. Incluso milímetros. Eso es lo que separó al Atlético de Madrid de abrazar la gloria, empatar el encuentro y llevar la eliminatoria contra el Manchester City a la prórroga en un Wanda Metropolitano a rebosar. Más Calderón que Metropolitano, incluso. Los jugadores de Simeone, que libra por libra son bastante peores que los del Manchester City, superaron desde el nivel colectivo la diferencia individual que distanciaba a ambos equipos. Los rojiblancos, muy criticados en la ida por guardar la ropa, dar por bueno el 1-0 y no arriesgar su seguridad defensiva, igualaron el 'fútbol champagne' del conjunto 'citizen' en una segunda parte lo suficientemente buena como para haber empatado la eliminatoria. La moneda no cayó de su lado, pero sirvió para desnudar la otra identidad de un Manchester City carcomido por el miedo.

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