Kylian Mbappé destruye al Barça con un 'hat-trick' histórico y un Leo Messi ausente (1-4)
El conjunto parisino, sin Neymar Júnior y Ángel Di María, voló a lomos del astro galo para triturar al cuadro de Ronald Koeman. Verratti, otro de los grandes destacados
La Champions League es una competición que se rige por sus propias normas: las normas de los astros de este deporte. Sin apenas margen para el error y con un espacio reservado para los grandes fenómenos empeñados en dejar su firma estampada en la competición más pomposa del viejo continente. Es el caso de Kylian Mbappé, un ciclón de energía capaz de sembrar el caos a 50 metros de portería sin la necesidad de tocar el balón y de sellar un 'hat-trick', o el de Marco Verratti, un centrocampista por el que el Barça suspira desde hace un lustro. Enfrente, esperó un equipo que sufrió la indefinición constante durante un encuentro en el que se vio zarandeado por la conexión entre ambos.
Con estos ingredientes y con un Barça renovado y esperanzado, ninguno de los dos equipos hizo una apuesta clara por robar el balón en campo contrario a pesar de adelantar su bloque defensivo. Con más reservas que convicción, el conjunto de Ronald Koeman estudiaba el partido cautelosamente. Frente a su precaución, emergió un agente del caos: Kylian Mbappé. El francés estuvo implicado prácticamente en todas las acciones de peligro de su equipo. No importa que fuera a cañonazos desde su propia área, en espacios reducidos o a la carrera: sus galopadas regaron el césped del Camp Nou en una primera parte dominada por los parisinos.
Mbappé fue la sensación del partido
A consecuencia de ello, pronto tuvo que hacer acto de presencia Marc-André ter Stegen para rescatar a su equipo a base de manos salvadoras. En el otro lado de la balanza, Leo Messi no encontraba su sitio en un equipo con más delanteros que centrocampistas y que se veía superado en el medio. Por eso bajó a recibir a los pies de los centrales. Frente a Gueye, Verratti y Paredes, Busquets y Pedri saltaban a la presión y dejaban un páramo a su espalda. En una de esas acciones en las que el ‘10’ se cansó de esperar, tocó de cara para Pedri, este encontró a Antoine Griezmann y la definición del galo se topó con la rápida lectura de Keylor Navas.
❝En la segunda parte nos han dominado y han tenido mucha efectividad❞.
— FC Barcelona (@FCBarcelona_es) February 16, 2021
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Acto seguido, el PSG contestó respondón. Error de Pedri, arranque primoroso de Mbappé para aglutinar a todos los defensores y dejar solo a un Mauro Icardi que no atinaba en la definición. Apareció Pedri para corregir su propio fallo. El partido cambiaría en una jugada aislada. De nuevo, Messi oteó el horizonte, localizó la carrera de Frenkie de Jong al corazón del área y puso un balón al neerlandés. El llegador se topó levemente con la rodilla de Kurzawa y Kuipers señaló penalti. El argentino abría la lata en el minuto 26 desde los siete metros. Tan solo dos minutos después, Ousmane Dembélé perdonaba el 2-0 con una jugada calcada a la que desperdició en aquella famosa eliminatoria contra el Liverpool. Y como entonces, le saldría caro.
Sin embargo, Mbappé hacía caso omiso al impacto emocional del tanto azulgrana. Primero, obligó a Piqué a abortar un taconazo de pura fantasía para, acto seguido, aprovechar el pase filtrado de Verratti al interior del área, sacudirse a Lenglet con un control sublime dentro de la zona de castigo y dar la extrema unción a ter Stegen. El galo colocaba el 1-1 en el marcador en el 32 y desataba un reguero de llegadas donde el guardameta alemán fue el único argumento para mantener al Barça con vida.
Tras el descanso, doble ración de vértigo
El Barça se iba al descanso con la sensación de ser muy inferior, perdiendo la mayoría de duelos individuales, atenazado por la velocidad de Mbappé a campo abierto y viéndose desnaturalizado. El paso por vestuarios no tranquilizó al Barça. El PSG bien plantado, lanzaba a través de los pies de Verratti y corría a lomos del joven terremoto galo. Se unió a la fiesta Leandro Paredes, más preocupado en la segunda parte por fracturar líneas defensivas con pases medidos que en destruir juego como en la primera. El argentino avistó la subida de Florenzi por la derecha, este centró, Piqué no despejó el cuero y Mbappé marcó su segundo gol de la noche a placer en el 66.
El Barça rememoraba noches negras recientes en Copa de Europa y su planteamiento se caía a trozos. Entretanto, Kylian seguía rompiendo en dos a Sergiño Dest y, aunque Dembélé ayudaba todo lo que no había ayudado en el primer tiempo, nadie podía frenar al hijo del viento. Sin embargo, esto no había acabado aún. La aparición de espacios y el bajón tras el 1-2 significó la resignación de Ronald Koeman. A balón parado, Verratti dibujaba un centro con música y Kean remataba para transformar el 1-3. El técnico quería frenar la sangría, quizás demasiado tarde, e introdujo a Óscar Mingueza por un superado Dest.
Pochetino sustituía a un Verratti entre algodones por Draxler y Koeman agitaba el árbol a 10 minutos del final. Se fueron Piqué (lesionado), Busquets y Pedri y entraron Miralem Pjanic, Riqui Puig y Francisco Trincao. Había tiempo para recortar distancias aunque el ritmo del Barça no parecía poder competir ni con la cabeza (táctica) ni con el corazón (físico). Sin embargo, Keylor Navas quería aportarle emoción al partido. El tico se durmió en el despeje, vino Griezmann a la presión y el balón rechazado no se coló en la portería parisina por muy poco.
Con tanto espacio fértil para las galopadas de Mbappé, el Barça parecía invitar al francés a demostrar su abanico de recursos individuales en un golpe letal final. Y así fue, contragolpe del PSG, conducción del recién entrado Draxler que temporiza a las mil maravillas, apertura para el extremo galo y definición de estrella a la escuadra derecha de ter Stegen con el interior del pie en el 86 para el 1-4 y el 'hat-trick' del astro visitante. Tras el 2-8 de Lisboa, el Barça se vuelve a llevar un correctivo durísimo que no hace más que hurgar en el bloqueo mental que exhibe este equipo en la Champions League.
La Champions League es una competición que se rige por sus propias normas: las normas de los astros de este deporte. Sin apenas margen para el error y con un espacio reservado para los grandes fenómenos empeñados en dejar su firma estampada en la competición más pomposa del viejo continente. Es el caso de Kylian Mbappé, un ciclón de energía capaz de sembrar el caos a 50 metros de portería sin la necesidad de tocar el balón y de sellar un 'hat-trick', o el de Marco Verratti, un centrocampista por el que el Barça suspira desde hace un lustro. Enfrente, esperó un equipo que sufrió la indefinición constante durante un encuentro en el que se vio zarandeado por la conexión entre ambos.
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