El Real Madrid puede llegar adonde no pudo el Barça de Guardiola, y no lo parece
Nadie ha ganado dos Champions seguidas y los de Zidane están a una victoria de romper con la leyenda, de recuperar una hegemonía mundial que no tenían desde los años de Di Stéfano
La hegemonía en el fútbol, y como todo en la vida, tiene un comienzo y un final. Explicaba Antonio Gramsci hace más de 80 años que el concepto de hegemonía cultural va mucho más allá de la toma del poder. La filosofía dominante, para considerarse hegemónica, debía extender y hacer preponderarte su influencia en todas las ramas de la sociedad: la base económica, la superestructura política y la superestructura espìritual. El Fútbol Club Barcelona ha sido hegemónico en Europa en la última década a través de victorias, la imposición del juego posicional como dogma internacional y la admiración recibida desde cualquier rincón del planeta. Y sin embargo, el Real Madrid tiene este sábado la mayor oportunidad de destruir la supremacía azulgrana de un plumazo. Ganar la Champions League para ser el club más sobresaliente del siglo XXI.
Serán bien pocas las personas que tengan la convicción de que el Real Madrid está a un paso de marcar una era en el fútbol. No hace un fútbol brillante ni distinto a lo que se ha visto en las décadas pasadas, ha ganado, pero no ha arrasado, no ha mantenido una evolución lógica que indicase este salto cualitativo. Ha cambiado de entrenadores, el presidente estuvo cerca de dimitir hace año y medio y ha ganado la Liga en su país por primera vez en cinco años. Entre su plantilla tiene, eso sí, un futbolista que es diferente a todos los demás y mejor que prácticamente todos los habidos y por haber. Nada de eso le impide estar a una victoria de romper con el mayor maleficio del fútbol moderno.
Nadie ha ganado dos Champions consecutivas, no bajo esa denominación creada en 1992. Nadie repite desde antes. El último equipo que lo hizo fue el Milan de Sacchi en 1989 y 1990. No es un dato baladí. La perspectiva que dan casi tres décadas de fútbol sin un campeón manteniendo esa denominación al año siguiente debe permitir valorar en su justa medida la exageradísima dificultad que implica. Hablamos de que en estos 27 años se han visto equipos fabulosos como el Barça de Cruyff, el Milan de Capello, la Juventus de Lippi, el Madrid de Raúl y el Barça de Messi. Nadie lo ha hecho. Nadie.
Quizá ni lo haga el Madrid. No hacía falta que lo dijeran Zidane y Allegri. No hay favorito y no es una frase hecha. ¿Qué motivos tiene el Madrid para creerse con más opciones que la Juventus? Ninguna, nos pongamos como nos pongamos. A los que jugarán de blanco y negro les pone esta final tanto como a los que vestirán de morado. Y ellos también tienen delante de sus narices la oportunidad no ya de pasar a la historia, eso ya lo han hecho sobradamente, sino de ser perfectos. Absolutamente perfectos. No de otra manera se puede explicar que se gane un Triplete. El Barça de Luis Enrique no era un reloj suizo, pero ganó el Triplete porque lo hizo todo bien. La golosina de la triple corona está al alcance de la mano.
Cualquiera diría que conseguir un Triplete es la cosa más sencilla que se puede obtener debido a que en el siglo pasado era una rareza, mientras que en el actual hay uno cada pocos años. Barça (dos), Inter y Bayern lo han logrado. La Juventus puede ser el siguiente. Vale que el fútbol italiano está de aquella manera, convirtiéndose más y más en la liga escocesa, pero en esa en los años en los que el Rangers estaba refundándose y penando por las divisiones inferiores o, lo que es lo mismo, con el Celtic ganando sin oposición. Pero esta Juve no es una broma. No es de fiar. Que lo de ser italiano no se pierde ni porque tenga a muchos extranjeros en la plantilla ni porque el 'catenaccio' lleve muerto varios lustros. Que no tiene a Pogba, ni a Pirlo, ni a Vidal ni a Tévez. Tiene a Buffon. Bueno, y a Alves, Bonucci, Chiellini, Pjanic, Higuaín, Dybala, Cuadrado, Mandzukic… Y a Allegri, sobre todo tiene a Allegri.
A Allegri le pasó en su día un poco como a Zidane. Nadie se dignaba a darle el más mínimo mérito de lo que estaba logrando en el Milan de la prejubilación. Un equipo con Kevin-Prince Boateng, Balotelli y Robinho como referencias se metió en Champions y casi elimina al Barça de Tito. Y a Allegri solo le llovían críticas. A Zizou le han tirado en cara lo de la flor en el culo hasta que la realidad se la hizo tragar a sus detractores, los cuales, cabizbajos y sorprendidos, empezaron a pensar que quizá lo de ganar una Champions, una Liga y optar a otra Copa de Europa seguida no sea solo cuestión de casualidad, que oiga, el azar es muy caprichoso, pero puede que no tanto. Al final, uno gana porque hace las cosas bien. Ganar haciendo las cosas mal o no haciendo nada se antoja complicado, más si las victorias son tan repetidas y los números tan manifiestos.
Cardiff espera campeón y obtendrá una leyenda. Gane quien gane. Al Madrid le espera el olimpo en la casa de Bale. En los libros de historia ya aparecerá tres veces el nombre del club de Concha Espina en tres finales de la Copa de Europa en cuatro años. Sumarla es imponer una hegemonía. Porque las hegemonías no se eligen democráticamente, sino que se arrebatan a aquellos que las detentan. El Madrid quiere robársela al Barça, al 'mejor equipo de la historia'. Quiere ganar más Copas de Europa en color.
Ser lo que fue, el más grande líder en el continente que creó este deporte que glorifica con sus triunfos. El poder llama al poder. Siempre se desea más. El Madrid estuvo 32 años sin ser el mejor. Y en 19 años puede hacer lo que solo él ha hecho, ganar seis. Ante el mismo rival contra el que empezó todo. El gol de rebote más famoso de la historia merengue dio comienzo a un ciclo. Un ciclo con muchos incisos, pero sin fin. De Mijatovic a Cristiano. De Heynckes a Zidane. De Ámsterdam a Cardiff. La 'Orejona' llama a su dueño.
Alineaciones probables
Juventus: Buffon; Barzagli, Bonucci, Chiellini; Alves, Khedira, Pjanic, Álex Sandro; Dybala, Mandzukic e Higuaín.
Real Madrid: Keylor Navas; Carvajal, Varane, Sergio Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos, Modric; Isco, Cristiano Ronaldo y Benzema.
Árbitro: Felix Brych (Alemania).
Estadio: Millennium Stadium (capacidad para 74.500 espectadores).
Hora: 20.45, 'Antena 3'.
La hegemonía en el fútbol, y como todo en la vida, tiene un comienzo y un final. Explicaba Antonio Gramsci hace más de 80 años que el concepto de hegemonía cultural va mucho más allá de la toma del poder. La filosofía dominante, para considerarse hegemónica, debía extender y hacer preponderarte su influencia en todas las ramas de la sociedad: la base económica, la superestructura política y la superestructura espìritual. El Fútbol Club Barcelona ha sido hegemónico en Europa en la última década a través de victorias, la imposición del juego posicional como dogma internacional y la admiración recibida desde cualquier rincón del planeta. Y sin embargo, el Real Madrid tiene este sábado la mayor oportunidad de destruir la supremacía azulgrana de un plumazo. Ganar la Champions League para ser el club más sobresaliente del siglo XXI.