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El hijo de Aragonés: "Si ganamos, iré al cementerio y diré 'padre, ya es nuestra"
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es su promesa antes de la final de champions

El hijo de Aragonés: "Si ganamos, iré al cementerio y diré 'padre, ya es nuestra"

"Una entidad como el Atlético se merece tener al menos una", dice el hijo de Zapatones, que está convencido de que si se gana en Milán, será la primera de muchas

Foto: Luis Aragonés, con el Atlético. (Imago)
Luis Aragonés, con el Atlético. (Imago)

Del Atlético se puede ser, o se puede no ser, o se puede tener simpatía, o sentir absoluta indiferencia. Pero nadie va a negar que el Atleti tiene un toque especial, incluso para los que adoran al contrario. No se puede negar que resulta emocionante que, en un partido determinante, en el que el Atlético se jugaba estar en la final de la Copa de Europa, la afición, esa a la que no le hace falta música para gritar el himno a todo pulmón, se acuerde durante un momento de alguien que le ha dado tanto. "Luis Aragonés, Luis Aragonés", cantaba la grada del Calderón cuando el árbitro decretó el final de la ida de semifinales de la Champions League. El camino hacia Milán estaba ya cuesta abajo.

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No hay nombre en cuyo significado se contenga más la palabra Atlético. Ni siquiera Vicente Calderón, por mucho que hiciera el presidente campeón de la Intercontinental. Es por ello que cuando se acerca la final de Milán, el Zapatones viene a la cabeza de todos los colchoneros. Quizás alguno de estos no lo vio jugar, ni marcar aquel gol a Maier, pero sí lo vio sentado en el banquillo diciendo aquello de "no pise usted ese escudo", o ganando Ligas y Copas. O ascendiendo a Primera División. Porque parte de este éxito del Atleti es el éxito de Luis.


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Como legado, Aragonés nos dejó innumerables detalles, como una Selección campeona de todo y un Atlético mucho mejor que antes de que él se vistiera la rojiblanca por primera vez. Pero de manera más próxima a sí mismo, Luis nos dejó a Luis. El hijo del Sabio ha heredado de su padre el amor hacia el Atlético, y lo demuestra en cada palabra que pronuncia, en las que se denota una sensibilidad más acusada cuando habla de lo que se viene el sábado. Es tan consciente como cualquier veterano, como cualquier aficionado, de la dimensión histórica y deportiva que alcanzaría el Atlético de ganar la final de la Copa de Europa, por fin.

"Significaría bastante, sobre todo por todos los fenómenos de la historia rojiblanca, que alguno tiene una espina clavada", dice en una breve charla con El Confidencial. Se refería a todos esos que jugaron con su padre los días 15 y 17 de mayo de 1974 en Bruselas. Aquellos que vieron que su padre adelantaba al Atleti contra el todopoderoso Bayern a seis minutos del final de la prórroga y, transcurridos esos seis minutos, cómo Schwarzenberck anotaba el primero de los cinco goles que entre dos partidos le acabaron haciendo los alemanes. Esa gente tiene una herida sin cicatrizar que solo una Copa de Europa acabaría de sanar.

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De hecho, Luis Aragonés hijo ya tiene previsto hacer una cosa muy especial si el Atlético se proclama por fin campeón de Europa. "Si ganamos, le llevaré una foto o lo que sea al cementerio y diré: 'Padre, ya es nuestra". Entonces, el Sabio podrá descansar por fin en paz. Su Atleti estará, por fin, de manera material, entre los mejores, el sueño que persiguió durante toda su vida. "Una entidad como el Atlético se merece tener al menos una", dice.

Luis Aragonés hijo está convencido de que esta vez sí se ganará. Y no solo eso, cree que si Gabi levanta la 'Orejona' en el palco del Meazza, no será la única vez. Sino que sería la primera de muchas Copas de Europa rojiblancas. "Es como el gol 100 de Torres. Le costó llegar a él, ¿y ahora cuántos lleva?". 110 para ser exactos. Una vez se rompe la barrera, la senda se recorre con soltura.

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Y para qué engañarnos. No es lo mismo ser campeón contra el Manchester United, el Milan, el Ajax... que contra el Real Madrid. No solo por todo lo que significa una rivalidad centenaria, sino también por lo que pasó hace dos años en Da Luz. "Sí sería más especial ganársela al Madrid, por supuesto, sobre todo tras eliminar al Barça y al Bayern. Sería ganar a los tres mejores de Europa. Nadie nos podría decir que esta Champions no sería justa".

Del Atlético se puede ser, o se puede no ser, o se puede tener simpatía, o sentir absoluta indiferencia. Pero nadie va a negar que el Atleti tiene un toque especial, incluso para los que adoran al contrario. No se puede negar que resulta emocionante que, en un partido determinante, en el que el Atlético se jugaba estar en la final de la Copa de Europa, la afición, esa a la que no le hace falta música para gritar el himno a todo pulmón, se acuerde durante un momento de alguien que le ha dado tanto. "Luis Aragonés, Luis Aragonés", cantaba la grada del Calderón cuando el árbitro decretó el final de la ida de semifinales de la Champions League. El camino hacia Milán estaba ya cuesta abajo.

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