Sigue el calentón de Gündogan: de rajar tras el Clásico al desplante en el Balón de Oro

La victoria del Real Madrid en el Clásico destapa un problema interno en el vestuario del Barcelona. Al equipo de Xavi le falta liderazgo, carácter y orgullo. A esto se refiere Gündogan cuando tras el partido abroncó la actitud con la que compitió el equipo en el tramo final del encuentro y los gestos que vio de los compañeros en el vestuario. A Gündogan no se le ha pasado el cabrero y en la gala del Balón de Oro también fue protagonista por un gesto de desplante. Se apartó rápidamente de la foto con toda la expedición del Barcelona.

La escena en el photocall del Teatro de Chatelet de París está siendo muy comentada y sirve para confirmar el cabreo que tiene el exjugador del Manchester City. Toda la expedición del Barcelona, con Laporta al frente, posó ante los medios con la satisfacción de ser elegido el mejor equipo de fútbol femenino y el Balón de Oro de Aitana Bonmatí. La reacción de Gündogan fue marcharse con celeridad mientras todos seguían en la alfombra roja. Alejandro Baldé, Ter Stegen y el vicepresidente Rafa Yuste no daban crédito al ver a su compañero abandonar el grupo.

El enfado que tiene Gündogan por perder su primer Clásico, en el que marcó el único gol del Barcelona, es mayúsculo. De rajar de sus compañeros y no dar nombres por cómo perdieron el Clásico y el comportamiento que vio en el vestuario a mostrar poco interés con la expedición del Barcelona en París.

Las palabras que dijo en Montjuic son duras, puso en el punto de mira la apatía de unos compañeros a los que pareció no dolerle que el Real Madrid les hubiera remontado. Gündogan, herido en su orgullo, fue contundente y lanzó un aviso. Deja claro que no fichó por el Barcelona para perder este tipo de partidos y que le gustaría haber visto más decepción y enfado en el vestuario.

Algunas informaciones de periodistas cercanos al Barcelona indican que Gündogan explotó por ver a dos compañeros con el teléfono móvil y de risas. De ser así, es grave y Xavi tiene un serio problema. Gündogan destapa que falta más orgullo y carácter para competir en los partidos grandes. Es un recién llegado, pero es un veterano y viene de ganarlo todo en el Manchester City. Le duele perder, está acostumbrado al nivel del City y la exigencia y el liderazgo de Pep Guardiola.

Sin excusas

Gündogan recrimina que no pase nada por perder contra el Real Madrid, no se ha podido morder la lengua ni lavar los trapos sucios en el vestuario. Ha sido demasiado sincero, le está costando que le critiquen por generar esta polémica y no ha querido matizar o suavizar sus palabras. Ha sido demasiado crítico con la derrota y su análisis no tiene nada que ver con el que hizo Xavi, que se quedó con que fueron mejores que el Real Madrid durante una hora y el resultado es injusto.

A Gündogan, decimocuarto en las votaciones del Balón de Oro, se le vio más relajado y sonriente en París con sus excompañeros del Manchester City. Uno de ellos, Rubén Dias, le hizo un gesto para que subiera a hacerse la foto con la expedición del Manchester City en el momento de recoger el premio al mejor equipo de la temporada pasada. No lo hizo. Hubiera sido muy descarado.