El caso Paco Alcácer: apartado por el Villarreal y con orden de buscarse equipo este verano

Paco Alcácer ha celebrado los 121 goles en sus 339 partidos en el fútbol de élite del mismo modo: señalando con el dedo índice al cielo en homenaje al padre fallecido, un agricultor de 44 años que cayó desplomado a las puertas de Mestalla por un ataque al corazón tras ver a su hijo, de 18, debutar y marcar contra la Roma en el trofeo Naranja de 2011. Siempre, desde las categorías inferiores del Valencia CF y de la Selección, disfrutó del instinto del goleador puro, decenas de goles al primer toque, al primer palo, por ser el más listo.

Han pasado más de 10 años, a punto de cumplir en agosto los 29 y con una larga y fructífera carrera en algunos de los clubes más relevantes de Europa, y el Villarreal, su actual equipo en teoría hasta 2025, le ha comunicado que no se incorpore de momento a los entrenamientos del equipo de Unai Emery, según ha podido saber El Confidencial. Le han dado unos días más de vacaciones. El jugador está buscándose una salida, pero tampoco descarta cumplir el contrato si no le surge una opción que le agrade lo suficiente. La web especializada Transfermarkt lo valora en 9 millones.

Paco Alcácer, con uno de los sueldos más altos de la plantilla, encadenó una serie de lesiones musculares en la pasada campaña y solo sumó 5 goles y 5 asistencias en 23 encuentros, lejos de los 12 tantos del curso anterior y del promedio de los 4 de la media temporada en la que llegó. Por debajo, en cualquier caso, de las expectativas. El desgaste físico arrastró al anímico y el rendimiento bajó. Su llegada al Villarreal, en el mercado invernal de 2019, había generado un gran entusiasmo.

El club amarillo pagó 25 millones por quien se había convertido en la estrella del Borussia Dortmund antes de la irrupción de Haaland. En el combinado alemán, el delantero valenciano logró su mejor registro anotador en una temporada, 19 en 32 partidos, antes de sumar siete en los 15 encuentros de la media campaña previa a aterrizar en El Madrigal.

Alcácer se convirtió, antes de nada, en un ídolo del valencianismo. Gran figura, junto a Isco, del Mestalla, el filial del VCF, se marchó del Valencia empujado por Peter Lim, que lo traspasó al Barcelona por 30 millones después de que la entonces presidenta valencianista, Lay Hoon Chan, prometiera ante 1.000 peñistas que el canterano no saldría de Mestalla. En el Camp Nou, el delantero valenciano jugó algo cohibido por la presencia de Messi y de Luis Suárez y dejó una cifra no desdeñable (8 y 7 tantos en cada una de las dos campañas), pero sin desplegar todas sus recursos, como había logrado antes en el VCF (14, 14 y 15 goles en tres temporadas) y, después, en el Dortmund.

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También en la Selección española encontró un hábitat muy favorable a sus características. Destacó cuando fue requerido. 12 goles en tan solo 19 partidos lo sitúan como el jugador con mejor promedio goleador con La Roja. Claro que mucho más protagonismo alcanzó en las categorías inferiores de la Roja. Ya fue subcampeón de Europa sub 17 en 2016, siendo el máximo artillero del torneo (6 tantos), antes de repetir dos veces como campeón de Europa sub 19: en 2011 contra la República Checa y en 2012 contra Grecia, marcando tantos decisivos en todas las citas.

El brillo de Alcácer, sin embargo, parece haberse nublado por las lesiones musculares, los escasos minutos del entrenador y, ahora, por la decisión del club de dejarlo fuera de los entrenamientos. La historia todavía puede dar muchas vueltas. La edad, 28 hasta el 30 de agosto, se presume ideal para un goleador natural. El instinto siempre ha estado ahí. Y el pensamiento para su querido padre después de cada gol entre los mejores.