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Un mes perdido: a estas alturas, lo lógico habría sido no vacunar a los futbolistas
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Un mes perdido: a estas alturas, lo lógico habría sido no vacunar a los futbolistas

En enero, el protocolo de vacunación era más importante que la Carta Magna. Ahora se cambia para dar a los futbolistas la vacuna menos adecuada y que además no será efectiva

Foto: Entrenamiento de la Selección española. (EFE)
Entrenamiento de la Selección española. (EFE)

Bélgica, probablemente el país más desorganizado de Europa, resolvió hace semanas el mismo debate que está teniendo ahora España con la vacunación de sus futbolistas de cara a la Eurocopa, que comienza este viernes.

Paso por paso, nuestro país ha seguido el mismo guion de los belgas, solo que sin tiempo de reacción. Primero, su federación anunció que vacunarían a los futbolistas con la monodosis de Janssen, pero más tarde se dieron cuenta de que eso iba en contra de las recomendaciones de edad y que además había dudas sobre el número de vacunas disponibles para inmunizar a los 26 jugadores de la convocatoria, otros 11 que quedaban en la reserva y unos 14 miembros del ‘staff’ de Roberto Martínez, el seleccionador español de los Diablos Rojos.

Foto: Luis Enrique durante un entrenamiento con la Selección española. (EFE)

Finalmente, el ministerio belga dijo que Pfizer, pero a diferencia de las autoridades españolas, se les administró la primera dosis hace dos semanas y la segunda la recibirán después de la Eurocopa. De este modo, obtienen una protección parcial, incrementan su inmunidad con el paso de las semanas y completarán la pauta una vez disputados todos los partidos. España aún no ha llegado a esa revelación y, dadas las fechas, es probable que nunca lo haga.

Italia, otro país bastante análogo al nuestro, puso a sus jugadores la primera dosis de la vacuna de Moderna el 3 de mayo y la segunda a finales del mismo mes.

Historia de un despropósito

El Gobierno reunió el 6 de mayo a tres de sus ministros, Margarita Robles, José Manuel Rodríguez Uribes y Carolina Darías, para presentar la campaña de vacunación de los deportistas olímpicos que competirán en Tokio. "Ponerse la vacuna es la máxima expresión de la solidaridad", dijo la ministra de Defensa, que consideró a los deportistas "una representación importante de la marca España".

Foto: Sergio Busquets. (EFE) Opinión
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Nadie protestó, porque el 'truco' era que aquellas vacunas Pfizer eran una donación de la farmacéutica al Comité Olímpico Internacional, administradas además por el Ejército, por lo que no demoraban el turno de vacunación de ningún anciano o persona vulnerable. En realidad, aquello era una milonga, ya que en realidad aquellas dosis de Pfizer sí que fueron aportadas por Sanidad en aquel momento. Solo han sido repuestas un mes más tarde, tras las negociaciones del comité español para que el COI enviara a nuestro país las vacunas que en su momento aportó el Gobierno.

Han sido en total 3.888 dosis, una cantidad que difícilmente puede alterar el proceso de vacunación de un país que esta semana lleva administradas 31.628.321 inyecciones inmunizantes contra el covid-19.

A partir de mediados de mayo, futbolistas como Marco Asensio se vacunaron de esta forma, pero de aquellos que tendrían que competir en la Eurocopa —antes que los Juegos Olímpicos— nada se dijo.

El positivo que lo cambió todo

El domingo 6 de junio, Sergio Busquets da positivo en uno de los controles que los jugadores se realizan periódicamente. Tras él, Diego Llorente estuvo también bajo sospecha, pero finalmente dio negativo y el brote parece controlado. Sin embargo, este infortunado suceso despertó el debate sobre si los futbolistas de la Selección, a las puertas de un evento internacional y en mitad de una pandemia de coronavirus, debían vacunarse o no.

En un primer momento, desde la Federación se ha señalado a Sanidad por no haberles incluido en ese grupo de atletas inoculados con la vacuna de Pfizer.

La RFEF señaló a Sanidad por no incluir a la Selección junto a los atletas olímpicos

Otros países europeos, como Polonia, sí incluyeron en el mismo grupo a todos aquellos deportistas que fueran a competir en el extranjero: a mediados de abril, el primer ministro, Mateusz Morawiecki, anunció sus intenciones de ofrecer la vacuna a 1.077 olímpicos y a unas 60 personas de la selección polaca de fútbol.

La ministra Darias dijo entonces que la inmunización de los futbolistas era "tremendamente importante y necesaria", dando la orden de que se vacunara a los convocados, a los reservas y al resto del 'staff'.

¿Qué vacuna les tocaba realmente?

En realidad, la Estrategia de Vacunación no se ha actualizado para abordar a los ciudadanos menores de 40 años, que es donde entrarían los jugadores de la Selección. La última entrega, de 40 a 49 años, prevé para este grupo de edad tanto las vacunas ARN de Pfizer o Moderna como la de Janssen, pero añaden que "se utilizarán las vacunas que se consideren en función de la disponibilidad, el contexto de la pandemia y de las evidencias". De aquí parte el conflicto entre las autoridades sanitarias y los médicos de la Real Federación Española de Fútbol.

Dentro de que las tres son seguras, la vacuna de Janssen tiene una ventaja y un inconveniente con respecto a las otras dos. Solo se precisa una dosis, por lo que los futbolistas, si se la pusieran hoy, estarían plenamente inmunizados en torno al 25 de junio, justo antes de comenzar los octavos de final. El inconveniente es que, como es una vacuna basada en adenovirus, tiene un riesgo pequeño, pero posible, de provocarle a alguien una trombocitopenia, según certificó la Agencia Europea de Medicamentos.

placeholder Luis Enrique, durante su última comparecencia. (EFE)
Luis Enrique, durante su última comparecencia. (EFE)

De hecho, Reino Unido recomendó no administrar AstraZeneca —basada en la misma tecnología que Janssen— a menores de 30 años, ya que incrementaba ligeramente el riesgo de efectos adversos en un grupo de edad en el que eran naturalmente muy bajos. Ponérsela tendría sentido frente a un riesgo medio-alto de exposición al virus, pero si este riesgo es bajo, es preferible buscar otras opciones.

Esto llevó a los técnicos de Sanidad a recomendar, en su lugar, la de Pfizer, que es también la que se ha administrado a los jugadores de otras selecciones. Pero con la de Pfizer tendrían que recibir la segunda dosis a las tres semanas, lo que quiere decir que se expondrían a tener que jugar las semifinales o la final padeciendo los efectos adversos de fiebre o malestar griposo, que además son bastante habituales. La respuesta de la Selección fue no y ahora Sanidad ha vuelto a recular y les permitirá ponerse la de Janssen.

Foto: Luis Enrique, en los entrenamientos de la burbuja paralela. (EFE)

Realmente, la posibilidad de que a los futbolistas les pase algo negativo con la vacuna es marginal, pero el mensaje que se envía a la sociedad es que la estrategia de vacunación que antaño parecía escrita en piedra, que ha provocado dimisiones de consejeros, alcaldes y militares, adelantos electorales o la destrucción de algún que otro partido político... ha resultado ser tan dúctil como un trozo de plastilina.

¿Y si no se vacunaban?

Muchas otras selecciones han optado por no vacunarse. Inglaterra, por ejemplo, optó por no pedir la priorización de sus jugadores por delante de profesores de escuela o agentes de policía. La FA consideró que con test PCR exhaustivos antes de los partidos y las famosas burbujas sería suficiente para garantizar que no hubiera brotes durante el torneo.

Inglaterra optó por no priorizar a sus jugadores por delante de profesores de escuela o policías

Suecia, rival de nuestra Selección en la fase de grupos, ha sufrido dos positivos recientemente, y ni Dejan Kulusevski ni el centrocampista Matthias Svalberg estarán contra España. Pese a ello, el médico de la selección nórdica, Anders Valentin, ha confirmado que no vacunarán a sus futbolistas a raíz de estos casos. ¿Por qué? Pues básicamente porque no sería eficiente, dado que la vacuna tarda semanas en hacer efecto, además de ser algo "moralmente cuestionable".

Existe otro factor del que no se ha hablado mucho para defender la no vacunación exprés de los jugadores de Luis Enrique: además de con estrictas reglas de cuarentena, restricción de viajes o test cada pocos días, la Eurocopa cuenta con una serie de protocolos bastante flexibles para evitar interrupciones provocadas por el virus. Además de haber ampliado las convocatorias hasta 26 jugadores (algo que España no aprovechó), la UEFA permite a un equipo jugar un partido si es capaz de reunir a 12 jugadores de campo y un portero.

Si aun así se produjera un brote, un país puede llamar a jugadores adicionales —nuestra Selección cuenta ahora con más de una decena de reservas— y, si nada de esto fuera posible, la competición permite retrasar un partido hasta 48 horas si uno de los dos equipos no es capaz de sumar 13 jugadores sanos. Es decir, incluso sin vacunación no sería difícil avanzar a lo largo de las próximas semanas sin problemas en ese sentido.

Algunos países han optado por el pragmatismo y vacunaron a sus jugadores hace varias semanas; otros han priorizado el honor de que nadie se salte la cola y luego está España, donde el Ministerio de Sanidad ha vulnerado la estrategia para ofrecer a la carta a unos futbolistas la vacuna menos adecuada para su rango de edad, que debido a las prisas no hará efecto hasta después del torneo y que, además, dado lo controlado del entorno en el que van a estar, tampoco les hacía mucha falta.

Sí, mejor hablemos de fútbol.

Bélgica, probablemente el país más desorganizado de Europa, resolvió hace semanas el mismo debate que está teniendo ahora España con la vacunación de sus futbolistas de cara a la Eurocopa, que comienza este viernes.

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