Nacho Fernández destierra el tópico del 'siempre cumple' y se adueña de la defensa
El canterano blanco se ha convertido en una navaja suiza cada vez que Zinédine Zidane ha tenido que lidiar con las lesiones. Conforma una pareja de garantías junto a Éder Militao
Nacho Fernández es un soldado de rendimiento regular que siempre da la cara en el momento más complicado, a pesar de no gozar de un rango alto. Empezó fregando retretes hace más de una década, cuando debutó de la mano de José Mourinho en Mestalla, y desde entonces se ha ganado por méritos propios un lugar reservado en la plantilla. Cada partido del canterano blanco va íntimamente relacionado con el concepto de 'siempre cumple'. Como si de un mantra se tratara, se repite sin cesar. Aunque haya dejado de ser verdad. Y es que las actuaciones del canterano de La Fábrica van ligadas a un elogio que se ha quedado en desuso con el paso del tiempo gracias a sus notables actuaciones en la Champions League y en LaLiga. El zaguero es élite y lo está demostrando.
Nacho se ha convertido en un 'one club man' capaz de mantener un perfil bajo que no desentona cuando Zinédine Zidane requiere su presencia. Es más, su rendimiento individual se ha ido elevando con el paso del tiempo, así como su jerarquía hasta interiorizar su titularidad como rutinaria. Ya no sorprende ver al canterano brillar en los partidos más duros. Nacho es, hoy en día, un seguro de vida del más alto nivel. El central izquierdo, central derecho, lateral izquierdo y lateral derecho (según lo requiera su técnico) es un valor seguro. Y esa versatilidad y concentración en el día a día es su gran cualidad. Instalarse entre la élite de los defensores del Real Madrid sin despertar miradas críticas, sino más bien un reconocimiento general.
Lo ha bordado en el momento más decisivo
Quien debería ser el cuarto central de la plantilla se ha convertido en uno de los pilares defensivos capitalinos a medida que el cuadro de Zinédine Zidane busca un doblete cada vez más difícil entre tanta lesión de peso pesado. Porque Nacho Fernández ha estado en las duras y en las maduras. Sus encuentros no acapararán los focos mediáticos ni protagonizarán portadas, pero cada vez que ha tenido que auxiliar a su técnico esta temporada ha rozado la matrícula de honor. Sin importar la competición y ajeno al 'crack' que tuviese que frenar y amargar el encuentro.
Lo saben Mohamed Salah, Diego Jota, Sadio Mané o Roberto Firmino, del Liverpool, Duvan Zapata y Luis Muriel, de la Atalanta, o Romelu Lukaku y Lautaro Martínez, del Inter de Milán de António Conte. También Leo Messi y Ousmane Dembélé o Iago Aspas en LaLiga, por citar algunos ejemplos más de lo que ha logrado. Las bajas de Sergio Ramos y Raphaël Varane han abierto un boquete en el eje de la zaga que ha sido ocupado por dos actores secundarios a los que resulta imposible sacar de ahí en estos momentos: Éder Militao y Nacho Fernández. Con trayectorias dispares, pero con un fin en común: amortiguar dos ausencias ultrasensibles en el lapso decisivo del curso.
Polivalencia y nacimiento de la defensa de tres
El 'factor Nacho' ha permitido al Real Madrid pasar de una defensa de tres centrales a dos en innumerables ocasiones ejerciendo así de bisagra entre los dos caminos que el técnico francés ha recorrido esta campaña. El central, consciente de sus limitaciones técnicas y de su sabiduría táctica, se ha soltado, lejos de amilanarse. Conduciendo, dividiendo, atrayendo rivales en salida de balón e incluso rompiendo en dirección al área. Del central madridista se podría decir que —casi— siempre toma la decisión correcta y la aplica de forma notable. "Siempre me he sentido muy importante en esta plantilla, aunque no jugara mucho. Siempre me he considerado pieza importante, más con Zidane, y no solo en mi posición", afirmaba el canterano hace unas cuantas semanas en rueda de prensa.
Con una Eurocopa de fondo para la que lleva comprando papeletas desde hace tiempo sin llevarse ni un solo premio por parte de Luis Enrique y una renovación hasta junio de 2022 en proceso de revisión, el central blanco reúne adeptos y destierra tópicos. Sumando muchos puntos y cometiendo pocos errores. Trabajando en la sombra sin una sola queja cuando esperaba su turno y bordándolo tras la llamada a filas. "Yo esperaba jugar un día un partido con el Madrid y llevo 200 partidos [ahora ya 228]. Soy feliz, estoy donde quiero estar. Yo no esperaba más. Peleo por el club en el que esperaba estar. No me cambiaría por nadie. Cada verano llegan ofertas, pero repito que soy feliz. Claro que me hubiera gustado jugar más, es así, pero yo soñaba con jugar en este equipo", anunciaba tajantemente el protagonista en noviembre de 2020.
Nacho es consciente de la suerte que tiene de estar donde está y se ha ganado paso a paso el gozar de su situación actual. Si el curso pasado tan solo jugó 685 minutos, esta temporada es el undécimo futbolista con más minutos disputados de la plantilla entre todas las competiciones (2.381) y el tercer defensa tras Raphaël Varane (3.481) y Ferland Mendy (3.197). O dicho de otro modo, Nacho inició la campaña con el habitual papel de pieza clave de la Unidad B y se ha acabado aupando al grupo privilegiado de primeras espadas de la vieja guardia del Real Madrid. Ante el Chelsea, de nuevo, deberá demostrar por qué se ha ganado a pulso seguir en su casa.
Nacho Fernández es un soldado de rendimiento regular que siempre da la cara en el momento más complicado, a pesar de no gozar de un rango alto. Empezó fregando retretes hace más de una década, cuando debutó de la mano de José Mourinho en Mestalla, y desde entonces se ha ganado por méritos propios un lugar reservado en la plantilla. Cada partido del canterano blanco va íntimamente relacionado con el concepto de 'siempre cumple'. Como si de un mantra se tratara, se repite sin cesar. Aunque haya dejado de ser verdad. Y es que las actuaciones del canterano de La Fábrica van ligadas a un elogio que se ha quedado en desuso con el paso del tiempo gracias a sus notables actuaciones en la Champions League y en LaLiga. El zaguero es élite y lo está demostrando.