El Atlético sigue su camino hacia Europa y acerca al Mallorca al descenso (3-0)

El Atlético de Madrid sigue afinando su maquinaria y cumplió sin apuros este viernes en Madrid otra etapa de su camino hacia la Champions del año próximo. Frente a un Mallorca gallardo y rebelde que jamás se rindió ante una de las mejores plantillas de España y parte del extranjero, el bloque de Simeone frustró los sueños baleares, alimentados de principio a fin por la extraordinaria calidad del japonés Kubo: el jugador cedido del Real Madrid salió muy fortalecido ante cualquier posible comparación con la estrella emergente de sus rivales, João Félix, errático ante la portería y con una alarmante falta de confianza.

Los rojiblancos aplicaron su manual táctico desde el inicio y presionaron la salida de balón del Mallorca, obligando a desplazamientos largos que solo Kubo sabía convertir en una posibilidad de salvación para su equipo. Llorente y Carrasco mostraron desequilibrio entre líneas muy pronto, generando ocasiones claras desde el minuto 14 (la primera de ellas, después de una magnífica internada por la izquierda del lateral juvenil Manu Sánchez, otra buena noticia del partido para su entrenador).

Otra intervención del VAR en un penalti

Llorente, Carrasco —menos inspirado que en el Camp Nou— y Morata avisaron al Mallorca varias veces mientras João Félix se dispersaba como segundo delantero. El portugués marró dos ocasiones claras en el minuto 23 y 29, la primera vez después de la mejor oportunidad de los visitantes (en la cabeza de Baba) y la segunda tras el primer gol de Morata, en un penalti que él mismo había provocado y que volvió a traer polémica: Reina lo detuvo con un paradón en primera instancia, pero todo sería anulado (justificadamente) por el VAR un minuto después. Morata no falló la segunda vez y el Atlético tomó la delantera antes de la media hora.

Con Llorente como principal dinamizador, el Atlético aplicó entonces su maestría en el juego con ventaja en el marcador y bajó ligeramente el ritmo a la espera del contraataque decisivo. No se desmoronó el equipo balear, obligado a ganar, que tuvo incluso más posesión que los locales en la primera mitad. Pero la baja de su principal delantero, el croata Budimir, fue un lastre excesivo para su capacidad de definición.

Cuando moría el primer tiempo, en el minuto 49, Morata empujó a puerta vacía un balón cocinado por Koke y Trippier en la banda derecha: un golpe muy duro y en el peor momento para un equipo, como el Mallorca, que ve la Segunda cada vez más cerca.

Vitolo y Correa

Los visitantes dieron un paso hacia adelante en la segunda parte y se acercaron al gol, poniendo en aprietos al Atlético, siempre comandados por la clase y agilidad de Kubo —un maestro del espacio corto—, y donde destacaron también Dani Rodríguez y Pozo en el centro del campo. Simeone dio descanso a Carrasco y a João Félix, otorgando minutos a Vitolo y a Correa. El partido no cambió demasiado, aunque se apreció mayor frescura física en los locales frente al meritorio empuje sin remate de los mallorquines, que serían noqueados definitivamente en el minuto 78 por un gol de Koke con cierta fortuna —el balón tocó en Sastre con Reina vencido—.

Los minutos finales fueron un compendio de carreras de Diego Costa —sustituto de Morata— hacia el gol en un Atleti que se permitió una cierta relajación después de 80 minutos de practicidad colectiva —cada vez mejor ejecutada)— ante un rival valiente en ataque que dejó, pese al 3-0, una digna imagen. Si este tramo final de la Liga puede verse como una pretemporada de la Champions de Lisboa, el Atlético tiene muy buena pinta. De paso, va asegurando su presencia en la próxima edición del torneo. Desde que volvió el fútbol, ha conseguido 17 puntos de 21 posibles.