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Los abucheos a Sergio Ramos en Rumanía y cómo Kepa es el mejor portero de España
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Los abucheos a Sergio Ramos en Rumanía y cómo Kepa es el mejor portero de España

La España de Robert Moreno convence con una victoria trabajada en Rumanía que pone más cerca la clasificación para la Euro 2020. El protagonismo se lo llevó Sergio Ramos por los pitos tras el gol

Foto: Sergio Ramos celebra el gol de penalti en Rumanía con un gesto imitando unas gafas. (EFE)
Sergio Ramos celebra el gol de penalti en Rumanía con un gesto imitando unas gafas. (EFE)

Al catálogo de celebraciones de goles de Sergio Ramos hay que añadir el de las gafas para dedicárselo a su sobrino. Es el gesto que hizo con las manos tras marcar el penalti a Rumanía en el triunfo de España (1-2) que le costó meterse en un lío. Aytekin, el polémico árbitro de la famosa remontada del Barcelona en el Camp Nou al Paris Saint-Germain, se cebó con el madridista. Error de Sergio Ramos por recrearse con el gesto en el festejo. Todavía peor Aytekin por mostrarle una tarjeta amarilla. No se sabe ya dónde está el criterio arbitral para sancionar a los jugadores. Debió interpretar el colegiado que el capitán español estaba realizando un gesto ofensivo o le pareció que perdía demasiado tiempo. El caso es que se convirtió en el protagonista con una absurda tarjeta amarilla. Incomprensible e innecesaria.

Las consecuencias las pagó Sergio Ramos, que desde ese momento empezó a recibir abucheos y pitos de los aficionados rumanos. Cada pelota que tocaba era silbado. Con fuerza. No le perdonaron que se dirigiera de esa forma a la zona de la grada donde están las cámaras. Sentó fatal. A Ramos se le reprochó su efusividad y persistencia en que el cámara recogiera la dedicatoria. Sus manos en los ojos, como el que se pone unos anteojos, tenía que llegar al destinatario. Los que conocen a Ramos no se extrañan de este tipo de festejos. A los rumanos les pareció despreciable o reprochable.

placeholder Sergio Ramos protesta a Aytekin, el árbitro del Rumanía-España. (EFE)
Sergio Ramos protesta a Aytekin, el árbitro del Rumanía-España. (EFE)

Sergio Ramos es capaz de celebrar un gol pidiendo matrimonio a Pilar Rubio, como hizo en un partido de la Selección en el Bernabéu contra Suecia, como de hacer el gesto de las gafas en Rumanía y encender a los aficionados. Es el precio que paga por estas excentricidades que no son bien vistas por los rivales, menos por los críticos y ahora por un árbitro de dudoso criterio. Aytekin sacó una amarilla a Ramos por una celebración y, minutos después, hizo la vista gorda a un codazo que le propinaron a Sergio Busquets. El barcelonista quedó tendido en el césped sangrando por la boca. Se lo recriminaron los españoles y Aytekin no quiso saber nada. Lamentable.

Salvador Kepa

No era un día ni un partido cualquiera para la Selección española de fútbol y tampoco para Sergio Ramos. La cita es el punto de partida de Robert Moreno como seleccionador a todos los efectos después de la renuncia de Luis Enrique. Moreno empezó de interino en Malta y en Rumanía ya vuela solo. El seleccionador es joven y tiene las ideas claras. Tiene personalidad y toma decisiones. La más importante ha sido confirmar el cambio de portero. Le transmite más seguridad Kepa que De Gea y, a pesar de que asegura que el puesto está abierto, se empieza a consolidar la apuesta por Kepa Arrizabalaga. Un jarro de agua fría para De Gea, el portero que estaba predestinado para dar el relevo a Iker Casillas y afianzarse como el titular. Le han pasado factura los fallos y la inseguridad en diferentes partidos con la Selección y algunos con su club. Hay dos De Gea. El del Manchester United va sobrado y el que ha jugado con España padece de ansiedad. Robert Moreno quiere sobriedad y se queda con Kepa, que realizó dos paradones en el tiempo añadido. Evitó el empate.

placeholder Foto: EFE.
Foto: EFE.

En Rumanía, Sergio Ramos llegaba a los 166 partidos con la Selección española. Una cifra que le deja a un partido de Iker Casillas, el que más veces ha vestido la camiseta de España. El partido tenía algo especial para el sevillano y qué mejor recuerdo que celebrarlo con un gol. Lo que no esperaba es que la gente se le echara encima ni que el árbitro se ensañara de esa forma. Tiene que aprender Ramos que este tipo de gestos pueden herir sensibilidades y que hay colegiados que son implacables. Es ya un veterano para evitar estos episodios. Este tipo de cosas perjudican a su equipo, como se pudo comprobar la temporada pasada con la tarjeta forzada en Ámsterdam para no jugar el partido de vuelta contra el Ajax en el Bernabéu. La sanción de la UEFA le penalizó. Un día de mal recuerdo para el madridismo que vio como su equipo caía eliminado de la Champions con Sergio Ramos grabando un documental en su palco privado.

Las sensaciones que deja el triunfo de España en Rumanía son positivas. La Selección se mantiene fiel a una identidad y un planteamiento. Lleva la iniciativa de los partidos, tiene la pelota y busca los mecanismos para perfeccionar la definición. No es nada fácil cuando enfrente hay rivales que se encierran como Rumanía. Puso cinco defensas y cerró los espacios. España mandó e insistió. Perseveró. Tuvo filo con Paco Alcácer, autor del segundo gol, y la inspiración de Dani Ceballos (le hicieron el penalti que marcó Ramos) que sigue creciendo. El potero rumano Tatarusanu evitó con excelentes intervenciones más goles. Llegaron los rumanos vivos al final del partido e hicieron sufrir a España en los últimos diez minutos a raíz de la expulsión de Diego Llorente. Sergio Ramos ya no podía meter la pierna, arriesgar, por culpa de esa absurda amarilla.

Al catálogo de celebraciones de goles de Sergio Ramos hay que añadir el de las gafas para dedicárselo a su sobrino. Es el gesto que hizo con las manos tras marcar el penalti a Rumanía en el triunfo de España (1-2) que le costó meterse en un lío. Aytekin, el polémico árbitro de la famosa remontada del Barcelona en el Camp Nou al Paris Saint-Germain, se cebó con el madridista. Error de Sergio Ramos por recrearse con el gesto en el festejo. Todavía peor Aytekin por mostrarle una tarjeta amarilla. No se sabe ya dónde está el criterio arbitral para sancionar a los jugadores. Debió interpretar el colegiado que el capitán español estaba realizando un gesto ofensivo o le pareció que perdía demasiado tiempo. El caso es que se convirtió en el protagonista con una absurda tarjeta amarilla. Incomprensible e innecesaria.

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