La intrahistoria de la frustrada salida de Bale a China (y por qué no quiere ir a Inglaterra)
Presiones, exigencias, negativas...el club blanco y el delantero jugaron sus cartas. El galés se salió con la suya y Zidane suplica por una oferta de la Premier que no llega. Gareth es feliz en España
Gareth Bale no jugará en China. La frustrada salida del futbolista galés del Real Madrid esconde una intrahistoria que complicaba mucho su marcha al fútbol chino porque dos de las tres partes involucradas no terminaban de ver clara esta alternativa.
Todo comenzó cuando Florentino Pérez pidió a Jonathan Barnett, el agente del jugador, que pusiera encima de la mesa ofertas para traspasar al galés. Zinedine Zidane fue extremadamente claro con Gareth y le advirtió que no entraba en sus planes, lo que abrió la operación salida del futbolista. Bale se aferró a su contrato con el Real Madrid, que concluye en junio de 2022 y por el que recibirá una cantidad total cercana a los 50 millones de euros netos. Lo que significa un coste bruto para el club de casi 100 millones.
Pero el Real Madrid advirtió a Barnett que barajaba incluso la posibilidad de cederle, lo que alarmó al futbolista. El club presionó al agente para que trajese ofertas y cuando apareció el interés del Jiangsu Suning, Zidane apretó el acelerador a fondo. En la famosa rueda de prensa de Houston, Zizou dibujó un escenario sin retorno para Bale: "Gareth está negociando su salida con un club y ojalá se resuelva lo antes posible. Mejor mañana que pasado". Sonó duro, incluso cruel. Pero Zidane estaba jugando sus cartas.
El técnico sabía que Paul Pogba solo llegaría si Bale salía, ya que la ficha del galés quedaba libre y ese hueco permitiría el fichaje del centrocampista del United. Zidane se pasó de frenada y Bale, molesto por sus palabras, amagó con romper las negociaciones con el club chino y quedarse en el Real Madrid cumpliendo su contrato. Zizou reculó en público días después y Barnett siguió atando flecos.
Sin embargo, la operación no gustaba ni al Real Madrid ni al propio Bale. La salida del galés era una prioridad para Florentino, pero no a cualquier precio. El club quería recuperar la mayor cantidad de dinero posible de los 101 millones de euros que pagó por Bale al Tottenham. Y la opción china no cumplía esa exigencia. En China se obliga a los clubes a que tributen un impuesto igual al de la cantidad que pagan por el traspaso. De ahí que la primera cantidad que ofreció el Jiangsu fuera irrisoria, poco más de 20 millones. Algo que no convenció en las oficinas del Bernabéu.
A eso se sumó otro contratiempo. La negativa desde el primer momento de la familia del galés a mudarse a China, lo que provocó que Gareth dilatase su respuesta a Barnett hasta comunicarle que desestimaba la mareante oferta china. Bale iba a cobrar más de 22 millones de euros netos al año durante las tres temporadas que permanecería ligado al Jiangsu. Sin embargo, la familia frenó su marcha y el domingo por la tarde Barnett comunicó al club chino que rechazaban la oferta.
La relación técnico-jugador, rota
El Jiangsu, que sospechaba la respuesta del galés, se movió rápido en el mercado y cerró el traspaso del delantero croata Ivan Santini. Así se frustró la salida de Bale a China, que no convencía ni al jugador, ni a su familia, ni al Real Madrid. El problema lo tiene ahora Zidane, que tendrá que lidiar con el galés, con el que no mantiene relación alguna, hasta que el club le encuentre una salida.
El Real Madrid mira a la Premier, casi suplicando una oferta que no llega del Tottenham o del Manchester United. El mercado inglés se cierra el 8 de agosto, pero también ahí existe un problema insalvable: Bale tiene claro que antes de volver a las islas se queda en el Madrid. Su familia política está salpicada por asuntos turbios y no quiere tener a los paparazzis en la puerta de su casa todo el día. Así que el galés se limitará a hacer valer su contrato, cobrar los 15 millones por temporada que tiene firmados y mejorar su hándicap de golf. Florentino tiene un problema, Zidane un dolor de cabeza.
Gareth Bale no jugará en China. La frustrada salida del futbolista galés del Real Madrid esconde una intrahistoria que complicaba mucho su marcha al fútbol chino porque dos de las tres partes involucradas no terminaban de ver clara esta alternativa.