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El juicio a Griezmann y la verdadera razón de por qué el Atlético aprieta al Barcelona
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el francés será presentado sin público

El juicio a Griezmann y la verdadera razón de por qué el Atlético aprieta al Barcelona

A Griezmann le tocará pasar diferentes juicios por no tener el apoyo generalizado de un vestuario donde Messi prefiere a Neymar. Los aficionados culés no se quitan la sensación de tomadura de pelo

Foto: El abrazo entre Griezmann y Piqué. (FC Barcelona)
El abrazo entre Griezmann y Piqué. (FC Barcelona)

Lo que debería ser una fiesta por el fichaje de Griezmann tiene un aroma de juicio. El francés ya es jugador del Barcelona después de que sus abogados compren su ‘libertad’ con el cheque de los 120 millones de euros en la sede de la Liga, cantidad que se ha tenido que pagar al contado porque el Atlético así lo exigió. El club rojiblanco está 'tirante' con este asunto y no ha querido quedar como el ‘tonto’ de esta película. Es más, tras las sospechas de que Griezmann y el Barça tenían cerrado el acuerdo con meses de antelación, Gil Marín ha reclamado los 200 millones de euros (en lugar de los 120 a los que se bajaba a partir del 1 de julio) justo después de que el Barcelona hiciera oficial el fichaje. Sigue la guerra y todo tiene un porqué.

El Barcelona ya tiene a Griezmann y da la sensación de que llega por la puerta de atrás. No es cualquier jugador. Es un campeón del mundo, una de las estrellas de la Liga y en otras circunstancias tendría que anunciarse la contratación a bombo y platillo. No es así y será presentado sin público este domingo (18:15-19:30h). Tiene una explicación o una coartada: se está cambiando el césped del Camp Nou... No debería ser suficiente obstáculo si llegara con la imagen impoluta. Se podría solucionar con cualquier otra idea para lucir un futbolista de 120 millones de euros, que no es cualquiera. Pero a Griezmann le tocará pasar diferentes juicios por no tener el favor generalizado de un vestuario donde Messi, a la cabeza, prefería a Neymar y de una afición culé que el año pasado tuvo la sensación de tomadura de pelo por ese anuncio en un documental de que se quedaba en el Atleti. Los círculos con poder fuera de la directiva (el expresidente Laporta a la cabeza) califican de error de Bartomeu ceder ante un jugador, darle una segunda oportunidad, cuando se ha reído del club. Las encuestas tampoco le son favorables. Tiene una buena papeleta el francés para revertir una situación negativa.

A esto se une que el Atlético reclama otros 80 millones de euros más por su contratación entendiendo que aunque se haya hecho oficial el fichaje el 1 de julio, el acuerdo estaba cerrado antes (cuya cláusula ascendía a 200 millones). Esta operación, unida a la exigencia del pago al contado (no a plazos) responde a un malestar en el club colchonero tanto por el trato que ha dispensado Griezmann como, sobre todo, por la respuesta del Barça ante la petición del lateral derecho Semedo. La directiva culé, directamente, le ha comunicado que no está en venta... Algo que ha encendido los ánimos rojiblancos al entender que podían hacer algo más hacia un equipo al que le han sustraido su jugador franquicia.

Al margen de estos frentes abiertos, Griezmann maneja a su favor la ley futbolística de si entra la pelotita los problemas se irán rebajando. Si el equipo va ganando y, ya no digamos si recupera el buen juego, empezará a recibir aplausos. Griezmann es un extraordinario jugador que necesita que los pesos pesados estén más que nunca de su lado. La ayuda y complicidad de Messi será fundamental. Es el que arrastra al grupo y, por qué no, el que tiene que procurar que esté a gusto para ayudarle a ganar esa deseada Champions. No debería quedarse el argentino con el resquemor de que Bartomeu no consigue traer a Neymar, si es que finalmente no sale la operación.

Las confidencias con Piqué

El francés tiene apoyos dentro del vestuario. Seguro que Ernesto Valverde le saca provecho. Buen refuerzo para un entrenador que se juega mucho en la temporada 19-20. Necesita creatividad y experiencia. Griezmann está adaptado al fútbol español, tiene mucho talento y está preparado para la exigencia. Pero el mejor apoyo que se va a encontrar, en un aterrizaje que será turbulento y en el que no encontrará la calma hasta que las cosas vayan rodadas, es el de Gerard Piqué. Se les vio compartiendo confidencias en el partido de Liga en el Camp Nou. Una escena que molestó en el vestuario del Atlético y a los dirigentes. Griezmann ha coqueteado demasiado con el Barcelona mientras el equipo del Cholo competía. Piqué es el hombre que siempre sabía algo más en toda esta historia. El que le tiene que auxiliar para que el francés, que no va a caer de pie en el Barcelona, tenga el perdón.

Griezmann, el autor de la frase “quiero comer en la mesa de Messi y Cristiano, acercarme lo más posible a su nivel y ganar títulos porque mi objetivo es estar entre los mejores” (en ‘The Guardian’, 2006), consigue el desafío que tenía en su ambiciosa cabeza. Es nuevo compañero de Messi y está en un equipo y con un jugador que persiguen con obsesión la Champions. Lo que tiene que hacer es ponerse a su servicio. Muchos de los goles que hacía el francés en su etapa en el Atlético de Madrid eran de lanzamientos de falta y penaltis. En el Barcelona está el argentino. Su reto no deja de ser extraordinario. Debe ganarse la confianza de sus compañeros y lavar su mala imagen a ese amplio sector del barcelonismo que le recibe con recelo. En contra tendrá, y se lo recordarán siempre que se presente la ocasión, a la afición del Atleti que desea que fracase en el Barça.

Lo que debería ser una fiesta por el fichaje de Griezmann tiene un aroma de juicio. El francés ya es jugador del Barcelona después de que sus abogados compren su ‘libertad’ con el cheque de los 120 millones de euros en la sede de la Liga, cantidad que se ha tenido que pagar al contado porque el Atlético así lo exigió. El club rojiblanco está 'tirante' con este asunto y no ha querido quedar como el ‘tonto’ de esta película. Es más, tras las sospechas de que Griezmann y el Barça tenían cerrado el acuerdo con meses de antelación, Gil Marín ha reclamado los 200 millones de euros (en lugar de los 120 a los que se bajaba a partir del 1 de julio) justo después de que el Barcelona hiciera oficial el fichaje. Sigue la guerra y todo tiene un porqué.

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