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Quincy Promes paga comidas, regala móviles y es la nueva joya que explota en el Sevilla
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así es su vida en la capital andaluza

Quincy Promes paga comidas, regala móviles y es la nueva joya que explota en el Sevilla

El delantero holandés, Quincy Promes, se tuvo que reciclar y se ha revelado como una joya polivalente. Mientras, da muestras de su simpatía y de su generosidad

Foto: Promes celebra uno de los tres goles que ha marcado esta temporada con el Sevilla. (Reuters)
Promes celebra uno de los tres goles que ha marcado esta temporada con el Sevilla. (Reuters)

Quincy Promes (Ámsterdam, 1992) cayó de pie en un vestuario jovial como es el sevillista. Pero le costó un mundo mostrar sus cualidades en el césped. El cambio del Spartak de Moscú al Sevilla FC fue como un polo de fresa por un café con leche, demasiado brusco. Aterrizó como un goleador y se ha asentado como un carrilero. Con dos torpederos a tope (André Silva y Ben Yedder), a Promes no le quedó otra que hacer de rey mago mientras esperaba su turno.

Dicen que Promes es la alegría de la huerta nervionense, un tipo de carácter abierto y música tecno. Habla un inglés perfecto y un español de desguace, pero suficiente para darse a entender con sus compañeros y con la gente de la calle. Algunos darían medio sueldo por presenciar un diálogo entre Promes y el palaciego Navas, pero aseguran que se entienden de dulce y hasta se ríen. Lo cierto y verdad es que la buena energía transpira por las paredes de la ciudad deportiva sevillista, vestuario de políglotas que defienden la misma camiseta.

placeholder El Sevilla pagó por Promez 21 millones de euros el pasado verano. (EFE)
El Sevilla pagó por Promez 21 millones de euros el pasado verano. (EFE)

Promes dice que no le gustan las pipas, que prefiere las pizzas y, sobre todo, jugar. La brutal dinámica de goles en la que se embarcaron Ben Yedder y André Silva dejó al holandés un margen jíbaro, y cuando salía el gol se le atascaba. Mejor se le daba a Quincy su lado callejero. Tras dos meses largos en el hotel, el futbolista se conoce bien los restaurantes de la zona. Y en uno de ellos, La Mafia se Sienta a la Mesa, un chico celebraba su cumpleaños y sus amigos le regalaron una camiseta del Sevilla. En esto alguien se percató de que, a unas mesas de distancia, Promes estaba terminando el postre. El chaval le pidió que estampara su firma en la camiseta, a lo que el futbolista, gustoso, accedió. Entre ambos se produjo un breve diálogo en inglés. El jugador se despidió y todos celebraron el buen rollito del delantero. Pero se quedaron de piedra cuando, minutos más tarde, al pedir la cuenta, la camarera les dijo que ya estaba pagada por el señor que les había firmado la camiseta. Los 13 comensales siguieron celebrando el cumpleaños.

La noticia corrió como la pólvora por Sevilla, sobre todo entre los chavales, que buscaban a Promes como si fuera Bruce Springsteen. El holandés, fanático de la tecnología, fue avistado en una tienda de móviles; allí se topó con varios chavales también sevillistas y con uno de ellos cruzó una apuesta. Piedra, papel o tijera. "Si me ganas, te llevas el móvil", dijo. Y el chico ganó. El caso es que el chaval salió pegando botes de la tienda portando bajo el brazo un celular de última generación valorado en más de 1.000 euros.

Se destapó sustituyendo a Navas

El internacional holandés, que le costó al Sevilla la nada despreciable cifra de 21 millones, andaba preocupado por su poco protagonismo y por su sequía. Pablo Machín, el entrenador, habló con él y le preguntó si podía jugar en uno de los carriles. El holandés movió la cabeza afirmativamente. Y sonrió. Contra el Valencia destapó sus esencias 'ejerciendo de Navas'. Ante el Barcelona, en el partido de ida de octavos de Copa del Rey, Promes dio un recital: primero actuó de extremo izquierdo (un centro suyo originó el primer gol del Sevilla) y después en el carril derecho, tras la lesión de Navas.

El pasado sábado, frente al Levante, Quincy marcó su primer gol en la Liga. La gente enloquecía. Corearon su nombre desde todos los rincones de Nervión y el jugador se sintió, por fin, importante. Pablo Machín no pudo dejar de sonreír: "Promes ha sido clave, sobre todo con muchos robos, con el pase del segundo gol que empuja André [Silva]. Está en un buen estado de forma. Hemos encontrado un gran sustituto para cualquiera de los dos carriles y le sacamos mucho beneficio".

Esa polivalencia de Promes (jugando, y bien, en seis posiciones) va a ser definitiva para su proyección futura, lo que hace que Joaquín Caparrós, el director de fútbol sevillista, se frote las manos. Quincy tiene un buen blindaje: 100 millones de euros de cláusula.

Foto: Presentación de Diego Laínez. (EFE)

El holandés disfruta de su mejor momento. En el club blanco piensan que por fin ha podido desmelenarse y explotar su calidad técnica y, sobre todo, su velocidad. Promes será de la partida en el partido de vuelta de Copa del Rey ante el Barça. Con una colosal tarea para los sevillistas: frenar a la bestia (Messi). Esta noche, a partir de las 21:30, en el Camp Nou, se encogerán muchos corazones.

Promes, fiel a sus raíces, recibe un aluvión de amigos de su infancia en Ámsterdam, a los que suele invitar a visitar Sevilla y sus monumentos. Su casa de Conde Quinto, núcleo residencial de chalés cercano a la ciudad deportiva, siempre tiene las puertas abiertas, y en las gradas de Nervión nunca falta apoyo ruidoso en holandés. Y ahora mucho más. Con un rey mago multiusos que no deja de repartir alegrías.

Quincy Promes (Ámsterdam, 1992) cayó de pie en un vestuario jovial como es el sevillista. Pero le costó un mundo mostrar sus cualidades en el césped. El cambio del Spartak de Moscú al Sevilla FC fue como un polo de fresa por un café con leche, demasiado brusco. Aterrizó como un goleador y se ha asentado como un carrilero. Con dos torpederos a tope (André Silva y Ben Yedder), a Promes no le quedó otra que hacer de rey mago mientras esperaba su turno.

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