El mosqueo del Barcelona con Arturo Vidal... más le vale pisar el freno
Ernesto Valverde y el FC Barcelona está molesto con Arturo Vidal por su pataleta tras comprobar éste que no es una de las prioridades del técnico azulgrana. El chileno debe cambiar de actitud
Más le vale pisar el freno a Arturo Vidal cuando regrese a Barcelona después de jugar con su selección frente a Perú y México. No está el horno para bollos y sus salidas de tono han sentado mal en el club y a Ernesto Valverde. El chileno debía ser una solución tras la marcha de Paulinho que tanto contrarió al técnico y se ha convertido en su primer problema público con un jugador desde que está en el Barcelona. Vidal tiene carácter, pero también Valverde y el que manda es él. La cuestión está en cuál será la reacción de un jugador tan temperamental y que no está acostumbrado al banquillo si la situación se prolonga, porque, por lo visto hasta ahora, no parece que vaya a callarse.
En los primeros partidos fue el fichaje más utilizado por el Txingurri, aunque no fue titular hasta la jornada 5 frente al Girona. Tanto en Valladolid como en San Sebastián salió en la segunda parte para, en teoría, controlar los partidos y produjo el efecto contrario; el equipo se desordenó aún más, se echó atrás y en ambos encuentros la victoria corrió peligro. Frente al Girona fue por fin titular, pero Valverde le sustituyó tras la expulsión de Lenglet y repitió en el once ante el Athletic, pero tampoco completó el encuentro y se marchó visiblemente enfadado. En Wembley, ante el Tottenham, dio el primer aviso.
El chileno estaba convencido de que en el primer partido grande de la temporada sería titular, pero Valverde optó por colocar a Arthur en el centro del campo y él sólo disputó tres minutos. En un encuentro destinado a marcar la dinámica del Barça después de los empates ante Girona y Athletic y, sobre todo, de la derrota en Leganés, los azulgrana debían reaccionar. Y lo hicieron. Arthur brilló acompañando a Busquets y Rakitic y ha sido hasta el momento el partido más redondo, un soplo de aire fresco para un equipo que estaba achuchado. La satisfacción no fue completa porque Vidal publicó en su cuenta de Instagram un emoticono con cara de enfadado. El mensaje era más que evidente. Poco le importó que el Barça hubiera ganado. Él, a lo suyo.
El pasado sábado, antes de jugar en Mestalla, Valverde se mostró irónico cuando le preguntaron al respecto y zanjó con un “a mí no me ha dicho nada” el asunto, pero frente al Valencia volvió a apostar por Arthur, tuvo a Vidal calentando en la banda en la segunda mitad y no le hizo jugar ni un minuto. Y el jugador volvió a la carga en las redes sociales publicando: “Con los Judas no se pelea, ellos se ahorcan solos!!!”. Poco después decidió borrarlo, pero el daño ya estaba hecho. El Barcelona, en todo caso, no ha querido dejarlo pasar sin más y ha actuado con contundencia. Pep Segura, mánager general, ha concedido entrevistas a medios catalanes, y en ellas no ha dejado dudas sobre la opinión del club sobre el tema. "Él sabe que se ha equivocado y es una falta de respeto a sus compañeros", dijo en 'Sport' para posteriormente decir que está "convencido de que rectificará".
La broma que no ha hecho gracia a nadie
“No era nada deportivo, hay cosas que son personales, de chiste, que uno puede subir a las redes sociales y la gente se lo toma mal. Por eso lo cambié. Nada que ver con el Barcelona ni con ninguna persona, cuando tengo que decir cosas lo hago a la cara”, argumentó Vidal a su llegada a Miami con la selección. Lo malo es que la broma no le ha hecho gracia a nadie y sus excusas no cuelan de ninguna de las maneras.
Vidal tiene dos opciones: enfadarse o desenfadarse, porque Valverde parece haber encontrado la tecla en el centro del campo con Arthur y no tiene pinta de que vaya a cambiar de opinión. Y menos porque Vidal se ponga farruco. Sería claudicar ante un futbolista que no es capital y que con sus malos modos le está poniendo en una situación comprometida. Cuenta con él, lo ha demostrado, pero no para formar parte por el momento del once de gala y ni los aspavientos, ni la rabieta, ni las publicaciones en las redes sociales ayudarán al chileno, sino todo lo contrario. El aficionado culé tolera mal también esta clase de demostraciones públicas así que Vidal lo lleva crudo como no cambie de actitud.
No es la primera vez que se mete en líos, ha tenido problemas con el alcohol, el volante y la combinación de ambos. El escándalo más sonado fue en el 2015 mientras se celebraba la Copa América en su país y destrozó su Ferrari en estado de embriaguez después de una noche en el casino. Pidió perdón entre sollozos y juró que no volvería a suceder. Dos años después, también en Chile, la policía acudió a otro casino alertada por los guardias de seguridad porque él y sus acompañantes habían organizado una fiesta en el hotel y causado destrozos en el mobiliario.
Al cobijo de Messi
Desde que está en el Barça no consta, más allá de sus berrinches en las redes, que se haya metido en ningún jaleo. Llega a su hora a los entrenamientos, se ejercita bien y no hay quejas. Es más, cuenta con el apoyo de Leo Messi, con el que mantiene una buena relación y que le puede servir de parapeto si el asunto se pone feo, pero deberá frenar sus impulsos o contar hasta cien cuando se terminen los encuentros si no juega. Que alguien le esconda el teléfono móvil tampoco sería una mala idea.
Mientras este miércoles el club azulgrana publicaba las imágenes de Paulinho de visita en la Ciudad Deportiva y abrazándose a Valverde, Vidal está en Estados Unidos. Y cuando vuelva, con el Sevilla, el Inter y el Real Madrid ya veremos si tiene minutos y cuál es su reacción.
Más le vale pisar el freno a Arturo Vidal cuando regrese a Barcelona después de jugar con su selección frente a Perú y México. No está el horno para bollos y sus salidas de tono han sentado mal en el club y a Ernesto Valverde. El chileno debía ser una solución tras la marcha de Paulinho que tanto contrarió al técnico y se ha convertido en su primer problema público con un jugador desde que está en el Barcelona. Vidal tiene carácter, pero también Valverde y el que manda es él. La cuestión está en cuál será la reacción de un jugador tan temperamental y que no está acostumbrado al banquillo si la situación se prolonga, porque, por lo visto hasta ahora, no parece que vaya a callarse.
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