La FIFA propone a Pedro Sánchez que España acoja el Mundial 2030

Gianni Infantino tiene una agenda imposible, pues su cargo, presidente de la FIFA, obliga a pasar por muchos sitios y hablar con mucha gente. Más todavía si, como es su caso, tiene una reelección a la vista. Sorprende, por lo tanto, que en tiempos recientes haya pasado con frecuencia por España. Estuvo en la Asamblea General de la Federación Española de Fútbol y este miércoles aterrizó en Madrid. En el calendario tenía marcada una reunión con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la que acudió con Luis Rubiales.

Desde la federación contaban que se iban a tratar varios temas, que era fundamentalmente una reunión de buena voluntad. Una idea surgida en la final del Mundial Sub-20, a la que acudió Sánchez y, por supuesto, también Infantino. La cordial relación, en todo caso, tenía algunos puntos más importantes en la agenda del día y, por llamativo, una petición. La FIFA quiere que España opte a algún gran acontecimiento, Mundial o Eurocopa. No necesariamente que esto vaya a ser un camino de rosas, pero aceptar trabajar juntos es un paso importante.

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La FIFA quiere una Eurocopa o un Mundial en España, por dos motivos fundamentales. El primero, quizá el primordial, es que cada vez es más complicado encontrar países organizadores. En los años 90 y principio de siglo se vieron verdaderas subastas para albergar grandes eventos, países tradicionales veían en un movimiento así una manera de generar movimiento económico, los nuevos actores del concierto internacional, como China o los países del Golfo Pérsico, así como algunas repúblicas exsoviéticas con materias primas, encontraban en el deporte una manera de encontrar su lugar en el mundo. Pero aquello terminó, al menos enl o referido al primer grupo de países.

Camp Nou, Bernabéu...

A las grandes instituciones del fútbol, por prestigio y para rebajar las críticas, les conviene que algunos de esos países occidentales de gran tradición futbolística aparezcan, por lo menos, en el proceso de selección. España, sin duda, forma parte de ese pequeño grupo de países. La venta será un poco la de siempre, para un partido como este será más barato y factible hacer una cosa así, al fin y al cabo, dirán, las infraestructuras están ya hechas.

Algo de eso hay, claro. El Camp Nou y el Bernabéu serán remodelados próximamente, ambos tienen ya la clasificación más alta que otorga la UEFA. El Wanda Metropolitano, que esta temporada acogerá la final de la Champions League, es también imponente, uno de los más modernos y ejemplares de Europa. También se puede hablar de la infraestructura de transportes y hotelera, a todas luces suficiente para organizar un evento de esta magnitud.

Y todo esto, sin embargo, no significa que hacer un Mundial o una Eurocopa no fuese algo costoso. En los últimos años se ha disparado el rechazo de la población de muchos países a estos eventos, son varios referendos los que han tumbados las aspiraciones de algunas ciudades de tener unos Juegos Olímpicos y ya en la última elección del Mundial los candidatos quedaron algo cortos.

Acostumbrados como estaban a que fueran cinco o seis las candidaturas, en esta ocasión solo hubo dos en liza. Una, además, contravenía los estatutos de la FIFA. A pesar de eso, ganó. Se creó una candidatura única entre Canadá, Estados Unidos y México, cuando el reglamento solo establece que pueda ser un país y haya subsedes. No se utilizó este formato, pero venció, quizá porque enfrente solo estaba la candidatura de Marruecos, que fue evaluada muy pobremente por los comités de supervisión que se encargan de estas cosas.

Las infraestructuras necesarias

Infantino, con el apoyo de Luis Rubiales, a quien por perfil le cuadran mucho esta ambición, espera un respaldo institucional que es absolutamente necesario para emprender este camino. También se ha tanteado que España, a modo de prueba, organice la primera final a cuatro de la Nations League, más aún si se tiene en cuenta que tras las dos victorias de esta semana, la Selección ha dado un paso casi decisivo para clasificarse para la fase decisiva de esa nueva competición de la UEFA.

La FIFA y la UEFA, que durante décadas tuvieron relaciones muy tirantes, ahora caminan de la mano en muchas cuestiones. Ceferin, el presidente del organismo europeo, valora su buena relación con Infantino, que conoce a la perfección el organismo, pues antes de la presidencia de la internacional fue secretario general de la europea. El mandatario esloveno también estuvo presente en la Asamblea General de la Federación Española y ha conseguido una buena relación con Luis Rubiales en poco tiempo

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España ha organizado dos fases finales de grandes torneos de selecciones. En la Eurocopa de 1964, que venció, solo había cuatro equipos, por lo que realmente solo el Mundial de 1982 es equiparable a algo actual. Y eso que, desde entonces, el número de equipos ha crecido en varias ocasiones, los próximos que se celebren tendrán 48 equipos, lo que obliga a muchísimos partidos y muy buenas infraestructuras. El país intentó también organizar el campeonato que se ha celebrado en Rusia, en una candidatura conjunta con Portugal, pero en aquella ocasión se quedó corto.

Bien es cierto que de esa elección también surgen varios de los problemas más importantes que ha sufrido la FIFA. Infantino llegó a la presidencia en el momento más débil de la institución, justo después de que un tsunami de corrupción alrededor de la elección de los mundiales de Rusia y Catar. Un entorno pútrido en el que él tiene que manejarse, con un ojo puesto en las elecciones y otro en el saneamiento de la institución. Y en esas busca, al menos, tener países más o menos fiables para que el proyecto del fútbol siga corriendo lo mejor posible.