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El capitán Marcelo o por qué besarse el escudo no siempre es populismo
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El capitán Marcelo o por qué besarse el escudo no siempre es populismo

El lateral izquierdo del Madrid, que en realidad juega por donde quiere, se ha convertido en una pieza clave para el éxito de los últimos años y en un referente como una de las caras del club en público

Foto: Real madrid - parís saint germain
Real madrid - parís saint germain

Pasó hace unas semanas, en la zona mixta del estadio Santiago Bernabéu. Marcelo Viera, sonrisa en ristre, aparecía con una camiseta ajustada, en ella se veía a Tony Montana, el mítico personaje encarnado por Al Pacino en 'Scareface' y un frase en inglés: "¿En quién tengo que confiar? En mí". A veces no lo parece, porque es brasileño, es divertido y tiene siempre cara de acabar de contar un chiste, pero para Marcelo el fútbol es algo muy importante.

Contra el Paris Saint-Germain volvió a hacer un partidazo. El gol del final fue solo la guinda en una noche inmensa que, de algún modo, le sirvió de reivindicación. Es curioso el caso de Marcelo, ya no es un jovencito, en mayo cumplirá 30, pero es uno de esos futbolistas que siempre parece tener que pedir perdón. Aunque solo sea por desafiar lo establecido, porque un lateral izquierdo no puede, o no debe, hacer las cosas que hace él. No es el primer carrilero ofensivo de la historia, incluso en el Real Madrid hay buena tradición al respecto, pero sí que es, probablemente, el primero que está más veces jugando de mediapunta que de extremo.

Foto: Casemiro y Marcelo, en la Supercopa. (Reuters)

Nadie parece preparado a que aparezca en el centro del campo un jugador destinado a defender la banda izquierda. En el partido contra el PSG podría haber estado preocupado de la presencia de Mbappe, que al fin y al cabo, está llamado a ser uno de los mejores jugadores del mundo. Ese juego, el de tú me atacas y yo me defiendo, hubiese tenido mucho sentido si Marcelo hubiese sido un defensor. Pero claro, no lo es, a nadie se le ocurriría reducirle a eso.

Desquiciar desde la anarquía

El brasileño, que ha pasado meses de mediocridad en el mismo tono que todo el equipo, recordó el jugador que es desde el primer minuto. Marcelo es especialmente efectivo contra entrenadores cuadriculados, como Emery o Simeone. En su naturaleza está la anarquía, sus diagonales imposibles, la capacidad de aparecer en cualquier lugar del campo en el que no se le espera. Defender es reaccionar, estudiar al rival y saber por dónde llegará y qué se necesita hacer para limitar los daños. Eso es posible cuando los atacantes se mueven siempre por las mismas zonas, cuando las cosas son previsibles. No es el caso.

placeholder El gol de Marcelo. (EFE)
El gol de Marcelo. (EFE)

A Marcelo, por los pelos ensortijados y la sonrisa perenne, a veces no se le toma en serio, pero lo cierto es que su fútbol abre espacios, que es un tipo indescifrable para una defensa y que su técnica futbolística puede competir con la de cualquier otro jugador. Marcelo tiene un repertorio amplísimo de regates, en corto y en largo, de controles imposibles y de llevar la pelota pegada al pie. No centra prácticamente nunca, pues para eso tendría que estar en la banda alguna vez, pero el toque de balón no le falta, cuando llega al área suele definir bien. Areola lo probó en los últimos minutos del duelo de este miércoles.

Se besó el escudo después de eso, algo que por muchos podría considerarse poco más que populismo, más aún cuando se trata de un jugador extranjero que no supo lo que era la Champions hasta que no fue adolescente y que, por supuesto, no era del Madrid desde pequeñito, una de esas frases pegadas a la institución. No, claro que no lo era, pero lo que no se tiene de cuna se puede ir aprendiendo. Marcelo hoy es capitán del equipo y el brazalete no tiene nada de apaño institucional, es ganado por el tiempo y por la identificación con la casa.

Sergio Ramos es el capitán por derecho del equipo, por ascendente en el vestuario y también como imagen del club. Es español, lleva en el equipo desde que tenía 18 años, son cosas que el aficionado blanco acepta y comprende como propias. En esencia, la biografía de Marcelo es parecida, incluso se podría decir que algo más meritoria en el sentido que él, al llegar al Real Madrid, tuvo que ir subiendo escalones y encontrando su lugar. El camero, por precio y por talento, llegó con la idea de ser titular en el equipo, algo que a su compañero le costó conseguir.

placeholder Emery, cabizbajo, observa la celebración de Marcelo. (Reuters)
Emery, cabizbajo, observa la celebración de Marcelo. (Reuters)

Pedir aplausos a la afición

Marcelo es capitán y ejerce. La pasada semana se viralizó un vídeo de Cristiano Ronaldo pidiéndole a la grada del Bernabéu que cambiase los pitos a Benzema por aplausos, un buen gesto de compañero. En otros planos se puede ver como también Kroos y Marcelo están en ello. Llevan muchos años funcionando juntos, lo que ha sido a la vez fortaleza y debilidad para este equipo. Se conocen y todos saben sus roles, el alemán tiene personalidad; Cristiano, la estrella, tiene poder y el lateral es un tipo con ascendente, un capitán.

Eso también se demuestra con los medios de comunicación, pues el lateral es de esos jugadores que pasa por delante de los micrófonos una y otra vez, en las buenas y en las malas. Le gusta, o por lo menos no le molesta, como sí le ocurre a muchos de sus compañeros. No es reconocido por el discurso más profundo del fútbol mundial, pero responde, se faja, dice lo que piensa y, por supuesto, no deja de sonreír. La rueda de prensa previa a los partidos de Champions obliga a un jugador compareciendo. La UEFA lo exige y dependiendo del encuentro se elige el tamaño del orador. El martes fue Marcelo, y el partido era grande. Capitán, sin duda, pero de algún modo también emblema. Siempre tendrá detractores, no es para todos los paladares, pero a estas alturas nadie negará que es historia del Madrid.

Su espontaneidad no solo se demuestra con los medios, también en las redes sociales. En el club no encanta que lo haga así, pero el lateral brasileño lleva su propia cuenta de instagram. No tiene un equipo detrás calculando la repercusión de cada foto y, aunque tiene ayuda, muchas de las imágenes que por ahí aparecen son directamente salidas del gusto de Marcelo. La última llegó justo después del partido contra el PSG, un 'selfie' familiar plagado de caras sonrientes "La familia del 12", ponía en inglés. "Dientes, dientes", que diría la Pantoja, pero no porque moleste sino porque sale del alma. Él es así.

Pasó hace unas semanas, en la zona mixta del estadio Santiago Bernabéu. Marcelo Viera, sonrisa en ristre, aparecía con una camiseta ajustada, en ella se veía a Tony Montana, el mítico personaje encarnado por Al Pacino en 'Scareface' y un frase en inglés: "¿En quién tengo que confiar? En mí". A veces no lo parece, porque es brasileño, es divertido y tiene siempre cara de acabar de contar un chiste, pero para Marcelo el fútbol es algo muy importante.

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