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No tener nada que perder es la única bala de Fernando Alonso para la ratonera de Mónaco
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ASTON MARTIN, EN HORAS BAJAS

No tener nada que perder es la única bala de Fernando Alonso para la ratonera de Mónaco

El equipo Aston Martin y el piloto español tocaron fondo en Imola y nada indica una mejora sustancial este próximo Gran Premio. Quizás tener todo perdido podría ser una ventaja

Foto: Fernando Alonso y su equipo no pasan antes de Mónaco por un buen momento. (DPPIAFP7/Florent Gooden)
Fernando Alonso y su equipo no pasan antes de Mónaco por un buen momento. (DPPIAFP7/Florent Gooden)

Todos se la juegan en la sesión clasificatoria del Gran Premio de Mónaco. Es la carrera donde más clave resulta lograr un buen puesto en parrilla. Sin asumir riesgos es imposible sacar un buen crono en el Principado, pero siempre tiene que haber un margen mínimo de seguridad. Los fallos también se pagan aquí más caros que ningún otro circuito y, por esa razón, la ausencia de miedo a equivocarse pueden ofrecer una sorpresa inesperada.

Cometer un error en Mónaco supone casi siempre estamparte contra los guardarraíles y como consecuencia dejar el coche muy tocado, a veces sin capacidad de repararlo para el Gran Premio. Entre la ausencia de coche de reserva desde hace años y las limitaciones a reparar coches dañados, es muy fácil que haya un game over siquiera antes de que se haya puesto el semáforo en verde.

Fernando Alonso ya parece haber asumido que 2024 va a ser un año perdido en lo que respecta al Mundial de Pilotos. Sumar un nuevo cero después de ser farolillo rojo en Imola, no sería, por tanto, ningún problema grave. En estos días, los técnicos de Aston Martin daban a entender que conocían el origen de sus problemas, pero admitían que la solución no es ni barata ni fácil de implementar de forma rápida. Lo que urge, de todos modos, es que al menos el AMR24 sea conducible en Mónaco y no "crítico de conducir" como advirtió el bicampeón mundial en el pasado Gran Premio.

placeholder El español busca un paso hacia adelante. (DPPI/AFP7)
El español busca un paso hacia adelante. (DPPI/AFP7)

Nunca es fácil interpretar lo que bulle dentro de la cabeza de Fernando Alonso. Imola fue un fiasco absoluto, donde lejos de ser el Gran Premio de la remontada, su equipo se hundió aún más en el pozo en el que está metido. Ante esta situación solo caben dos escenarios: resignación o rabia. Es muy preferible que estemos ante el segundo caso, porque lo peor que podría ocurrir es que el piloto asturiano se desmotive ante la enésima ocasión en la que un equipo no está a la altura de ofrecerle un coche competitivo.

Puerta grande o enfermería

Si hay rabia, hay que asumir la cita de Mónaco como esas tardes donde el torero sale a la plaza con el ánimo de "puerta grande o enfermería". De esa forma es como Max Verstappen arrebató la pole position a Fernando Alonso el año pasado. El neerlandés iba por detrás del español en los dos primeros sectores, pero en el tercer sector decidió quemar todas sus naves y logró enjuagar la diferencia y arañar la décima necesaria para ponerse al frente de la clasificación. En esa misma zona, Super Max ya se había chocado en anteriores Grandes Premios y sabía lo que se jugaba, pero… no había ningún miedo a fallar.

Con coche ganador o sin él, la diferencia es saber que no pasa nada si golpeas el guardarraíl y terminas ahí el fin de semana. Ese chute extra para la autoconfianza, es ese brazo que se suelta pegándole fuerte hacia la línea en un match-ball en Wimbledon. Que Fernando coquetee con la pole position este año parece imposible, pero el parte meteorológico anuncia posible lluvia para el sábado. En ese escenario todo puede pasar. Para soñar en imposibles siempre es bueno que llueva en carrera, pero en realidad es mejor aún que ocurra durante los entrenamientos clasificatorios.

En Mónaco, por las características de su trazado urbano, la pista tiene generalmente poco agarre y cuando llueve el problema se agudiza. No solo es el problema de un asfalto extremadamente deslizante mientras está mojado, sino que su baja capacidad de drenaje, hace que a menos que haya mucho sol y calor, su tiempo de secado es muy prolongado. Y si es arriesgado ir a por todas cuando cae la lluvia, casi lo es más cuando está en proceso de secado. Ahí veremos a Alonso.

En 2010, Fernando tuvo un accidente precisamente en la tercera sesión de entrenamientos libres que le impidió participar en la sesión clasificatoria y como consecuencia de ello arrancar último. Entonces aplicó la misma táctica que intentó aplicar el pasado domingo en Imola de parar a cambiar neumáticos en la primera vuelta y esperar luego la salida de un safety-car. Entonces Fernando logró una milagrosa sexta plaza, pero el Aston Martin no es competitivo hoy como lo era entonces su Ferrari. Toca, por tanto, lograr un buen puesto en parrilla de forma imperiosa.

Un problema de difícil solución

Mike Krack, el jefe del equipo Aston Martin, decía que esperaba ver a sus coches en mejor situación en Mónaco. Quizá esa carrera de 'test' como la advirtió el propio Fernando Alonso que iba a ser su carrera en Imola, pueda dar información a los ingenieros para lograr que las mejoras ofrezcan el resultado esperado, pero aparte que en apenas tres días es difícil esperar milagros, el problema de Aston Martin tiene pinta de ser de mayor calado, porque la decepción cada vez que se introducen mejoras, empieza a ser mucha más norma que excepción.

placeholder El lenguaje corporal de Fernando Alonso últimamente no engaña y su decepción es visible. (DPPI/AFP7/Eric Alonso)
El lenguaje corporal de Fernando Alonso últimamente no engaña y su decepción es visible. (DPPI/AFP7/Eric Alonso)

Si en Miami, el nuevo alerón trasero no se incorporó al no funcionar como se esperaba y si en Imola todo el paquete de novedades no han supuesto una mejora significativa, podríamos estar ante un problema de correlación entre los datos del túnel de viento y la pista. Hay que tener en cuenta, que Aston Martin sigue utilizando el túnel de viento de Mercedes hasta que puedan estrenar el suyo en breve. Pero suena extraña esta teoría porque se supone, que se trata de uno de los mejores y avanzados de la Fórmula 1.

La única duda que queda acerca de este funcionamiento deficiente del túnel de viento de Mercedes es que los coches alemanes aerodinámicamente también están siendo dejados en evidencia por McLaren. Pero el problema real parece tener más que ver con la suspensión trasera que con la aerodinámica, aunque afecte a esta de forma derivada.

Para Mónaco de todos modos sería suficiente con que el coche fuera conducible y permita a Fernando jugársela. Por eso cruzamos los dedos para que el de Oviedo llegue al Principado enrabietado y no desmotivado. Enfadado y sin nada que perder, soñar todavía es posible.

Todos se la juegan en la sesión clasificatoria del Gran Premio de Mónaco. Es la carrera donde más clave resulta lograr un buen puesto en parrilla. Sin asumir riesgos es imposible sacar un buen crono en el Principado, pero siempre tiene que haber un margen mínimo de seguridad. Los fallos también se pagan aquí más caros que ningún otro circuito y, por esa razón, la ausencia de miedo a equivocarse pueden ofrecer una sorpresa inesperada.

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