Carlos Sainz sufre la maldición del efecto en cadena de no lograr la última décima

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Aunque no tuviera nada que ver con Carlos Sainz, el incidente entre Fernando Alonso y Esteban Ocon al comienzo de la sesión clasificatoria de la carrera al esprint, si que dejó una frase interesante aplicable al madrileño: "Lugar equivocado, momento equivocado". Y es que Sainz pagó el precio de cuando equipo, coche y piloto, no están a la altura justo cuando más importa.

El sobrecalentamiento del motor, un par de puestos perdidos en la clasificación y los errores de planificación por parte del muro de boxes, provocaron un octavo puesto que no satisfizo a casi nadie. "Al principio hemos sufrido con la temperatura del motor, -se lamentaba Sainz-. Hemos tenido que levantar mucho en las rectas para proteger la temperatura del motor", empezó.

"Rodamos medio segundo o un segundo por vuelta más lento de lo que podíamos ir, por culpa de las temperaturas que quizá nos ha sorprendido. Después, ya he perdido el tren del DRS y cuando lo pierdes empiezas a gastar más neumáticos porque tienes que intentar recuperar lo que pierdes en las rectas", añadió

Detalles importantes

La pena es que Carlos en lo tocante a conducción defensiva tuvo una actuación sensacional. Cuando tienes un tren por detrás de hasta seis pilotos que en determinados momentos están rodando más rápido que tú, consigues dominarlos e incluso sumar algún punto sería para estar contento, pero el problema es que cuando sales dos puestos por detrás de tu compañero de equipo y terminas la carrera tres por detrás.

Es inevitable que eso duela. Leclerc supo aprovechar mejor su posición de salida más favorable y gracias a ello dar caza en las vueltas finales al desfalleciente Mercedes de Lewis Hamilton. Detalles minúsculos en el crono, pero sensibles diferencias en el resultado final.

La sesión clasificatoria para la carrera al esprint comenzó favorable para Carlos, igual que lo hizo la primera sesión de entrenamientos libres. El español fue al inicio de la sesión el único que consiguió rodar por delante de un Red Bull al intercalarse entre Max Verstappen y Sergio Pérez.

Los tres tramos de la sesión se acortaron para evitar problemas en los motores y los Ferrari decidieron no utilizar neumáticos blandos para clasificar en la parte definitiva SQ3 (los diez mejores). El objetivo estratégico pensando en la carrera del domingo era claro y en el crono se pagó. Pero con esa diferencia mínima, pero tan determinante de Leclerc séptimo y Sainz noveno.

Reservando neumáticos

"Decidimos guardar el nuevo set para la carrera. Así que, en las Q3, decidimos sacrificar la tanda y la carrera al sprint. Esperamos hacer una buena carrera", -explicaba Carlos, que no obstante recordaba que los problemas de calentamiento del motor no pueden reproducirse-. "Espero que el domingo vaya mejor porque nos espera una carrera larga".

De este modo, Ferrari ya mostraba las cartas de su agresiva estrategia para intentar capitalizar en la salida la segunda plaza en parrilla de Leclerc. Lo que no está claro es que Sainz, que partirá varias posiciones por detrás, tenga el mismo planteamiento de carrera en lo que respecta a las paradas y momentos en el que pondría esos neumáticos blandos que reservó.

"Hemos salvado todos los neumáticos buenos que tenemos para el domingo, así que sabíamos que íbamos a sufrir (en la carrera al esprint). Los AlphaTauri iban con un neumático blando nuevo que les ha ayudado. Y de cara al domingo, espero que no haya que sufrir con las temperaturas porque es lo que nos ha hecho este sábado perder todo".

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Las explicaciones del madrileño muestran hasta qué punto con el SF-23 es tan fácil pasar del todo a la nada. Si se consigue entrar en la ventana operativa ideal, el rendimiento es excepcional, pero en cuanto se sale lo más mínimo del margen llegan los problemas. Si antes Sainz era más capaz que su compañero de equipo de encontrar ese punto ideal, últimamente parece que sucede lo contrario.

El fin de semana del Gran Premio de Brasil, está claro que se le ha atravesado a Sainz. Si quiere entenderse hasta qué punto a veces se vuelve complejo de entender este deporte para el espectador y difícil para el piloto en su perfecta ejecución, pocas situaciones tan claras como las vividas hasta ahora en el circuito de Interlagos.

Y todo esto, sin que se haya dado la salida para la carrera que verdaderamente cuenta como es la del Domingo. Sea el factor climatológico, sea por acertar en el pilotaje en el momento clave o por no fallar en la interpretación del rendimiento del neumático, una décima de menos se paga cara. Su efecto en cadena a menudo se parece a una maldición.