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¿Complicidad o motivo de preocupación? La inusual confesión de Fernando Alonso
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ERRORES, SIN Q3 Y DOS ABANDONOS SEGUIDOS

¿Complicidad o motivo de preocupación? La inusual confesión de Fernando Alonso

Este fin de semana, Alonso reconoció que su pilotaje no estaba a la altura de sus estándares. Sinceridad, empatía o consecuencia del desconcierto con el AMR23, las causas

Foto: Alonso vivió en el Hermanos Rodríguez el peor fin de semana del año. (Reuters/Andres Stapff)
Alonso vivió en el Hermanos Rodríguez el peor fin de semana del año. (Reuters/Andres Stapff)

Un espectacular e inusual trompo a alta velocidad el viernes. Un segundo, el sábado en el Q1. Pilotaje irregular en los libres... Por no hablar del gran premio. Fernando Alonso vivió en el Hermanos Rodríguez el peor fin de semana de 2023. Objetivamente, el AMR23 se antojaba un chiquillo rebelde e indisciplinado en las manos de sus pilotos. Sin embargo, al español se le escuchó un discurso inusual en su trayectoria deportiva el sábado. Levantó la mano para señalarse a sí mismo.

"Este fin de semana ha sido particularmente difícil para mí. No sé, tal vez Lance tenía un poco más de confianza este fin de semana, pero yo no. No he estado haciendo un buen trabajo, siempre me sentí a la defensiva y no siempre confiaba en el coche", confesaba el asturiano. Había que frotarse los ojos. "Y como dije, un gran trompo ayer a alta velocidad podría haber sido contra el muro, o algo así. Yo tampoco estaba en mi mejor momento. Por eso necesitamos que todo mejore".¿Fernando Alonso reconociendo que no estaba pilotando bien?

Admitir la responsabilidad de un error -como en la carrera sprint de Spa- y cuestionarse el rendimiento propio son actitudes muy diferentes. Esto último, un tabú en la caja de herramientas de los grandes campeones. No se escuchaba a Ayrton Senna o Michael Schumacher semejantes confesiones. Ni a Max Verstappen. Más por autodefensa, que por soberbia: la armadura del guerrero no debe ofrecer resquicios.

En México, Alonso tenía motivos para cubrirse en un monoplaza recalcitrante, pero admitió, simple y llanamente, que no estaba pilotando bien. Recordando los duros tiempos de Ferrari o de McLaren, cualquiera diría que, efectivamente, el español ha cambiado en esta etapa de su carrera deportiva en la Fórmula 1. ¿O fue algo más?

Stroll, ¿con más confianza?

El AMR23 siguió tocando más fondo en el Hermanos Rodríguez. Durante los dos primeros días, Alonso exhibía un pilotaje errático. Alguien reconocido universalmente por su control de un monoplaza o su adaptabilidad a todo tipo de monturas cometía errores inusuales, como ese trompo absurdo del Q1.

El equipo británico sigue su frenético proceso de desnortada exploración del AMR23, más si cabe tras el nuevo paquete incorporado en Austin. "Cada vez que introducen una nueva evolución, es más y más lento", señalaba con sorna Lando Norris. El asfalto y la altura del Hermanos Rodríguez tampoco facilitaban el proceso, pero nadie esperaba semejante debacle.

Aquel piloto de Mónaco u Holanda no se convierte en un paquete de la noche a la mañana. Aunque los mejores también tienen malos días y, en esta ocasión, el asturiano tiró de sinceridad y humildad. Según sus elevados estándares de pilotaje, no estaba cumpliendo.

Pero tan singular admisión quizás también pretendía identificarse empáticamente como un miembro más de un Aston Martin sometido a una dura crisis de confianza que debe estar empapando a todos sus integrantes. "Todos cometemos errores, incluido yo", vino a decir.

En el pasado, Alonso solía aludir a sus compañeros de equipo para recordar inmisericordemente los parciales a su favor en la temporada. El cable lanzando a Stroll tampoco pasaba desapercibido. Es cierto que el canadiense no cometía tantos errores, pero... ¿Stroll, en plena crisis, con más confianza que el propio Alonso en la pista?

¿Motivos para la preocupación?

No hace falta volver al pasado para recordar la presión de Alonso en los tiempos de Ferrari (por ejemplo, la segunda parte de 2012) o la tormentosa etapa de McLaren. Sin embargo, tras su retorno a la Fórmula 1, el español volvía con otra visión y madurez personal, como él mismo ha reconocido.

En Alpine cubrió de forma sistemática a su equipo, aunque se rebelara con la falta de fiabilidad de la segunda temporada, más acentuada en su monoplaza. Con Alpine mostró una actitud más solidaria que en su primera etapa.

También entonces mostró una mayor vulnerabilidad personal cuando reconoció que en las primeras carreras con el equipo francés no había pilotado bien. Eso sí, una confesión a toro pasado y no en tiempo real. Lo contrario hubiera debilitado su posición en aquellos primeros grandes premios, a prueba para muchos por cuestión de su edad. ¿Cómo se hubiera sido juzgado entonces a Alonso con una confesión similar a la del pasado fin de semana?

placeholder Alonso no ha llegado al Q3 y ha abandonado en las dos últimas carreras, reflejo de la involución de su equipo. (Reuters/Henry Romero)
Alonso no ha llegado al Q3 y ha abandonado en las dos últimas carreras, reflejo de la involución de su equipo. (Reuters/Henry Romero)

El español es la voz y la cara de Aston Martín, su líder y portavoz, en una Fórmula 1 de permanente exposición a los medios. En los tiempos de vino y rosas de los primeros meses, piloto y equipo eran como el surfero bronceado encima de su tabla sobre una gran ola. Ahora, y según la desconcertante recesión de Aston Martin se acentúa, al español le toca ejercer como parapeto de los hombres y mujeres de Aston Martin.

De aquí que Alonso reenfoque repetida y tozudamente la mirada hacia la luz más que la oscuridad actual: "Solo unos puntos de los mejores equipos del campeonato", "éramos 250 hace unos años y ahora tenemos esta nueva fábrica", "200 puntos más que el año pasado" y "una campaña 2023 increíble para Aston Martin", como repetía de nuevo el jueves, cuando otra debacle estaba a punto de producirse.

El sábado, el samurái que lleva tatuado a la espalda se mostró inusualmente vulnerable. Por sí mismo, y quizás para empatizar con los suyos. Pero todo ello no puede ocultar otra perspectiva: si la involución de Aston Martin ya está afectando al pilotaje del propio Fernando Alonso, como este admitía, entonces existirían serios motivos para la preocupación. ¿Y si este AMR23 sigue a este nivel en lo que falta de temporada?

Un espectacular e inusual trompo a alta velocidad el viernes. Un segundo, el sábado en el Q1. Pilotaje irregular en los libres... Por no hablar del gran premio. Fernando Alonso vivió en el Hermanos Rodríguez el peor fin de semana de 2023. Objetivamente, el AMR23 se antojaba un chiquillo rebelde e indisciplinado en las manos de sus pilotos. Sin embargo, al español se le escuchó un discurso inusual en su trayectoria deportiva el sábado. Levantó la mano para señalarse a sí mismo.

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