Por qué Carlos Sainz y Charles Leclerc están a palos en Ferrari y quién es mejor de los dos

Carlos Sainz no podía con Charles Leclerc durante los clasificatorios para el gran premio y la carrera esprint del Gran Premio de los Estados Unidos. Una media de dos décimas separaba a ambos. Pero el sábado, sorprendentemente, Sainz aguantaba mejor el tipo con neumáticos blandos que el monegasco con los medios, teóricamente superiores para las 19 vueltas esprint. En el gran premio Leclerc salía en pole, pero terminó sexto, mientras que el madrileño se iba a por Norris en la recta final y subía al podio tras una carrera a dos paradas. Un fin de semana de contrastes entre ambos.

Este reciente gran premio visualizaba esa plantilla que ilustra la dinámica que distingue a los dos pilotos de Ferrari. De hecho, se trata de la pareja con las menores diferencias de toda la parrilla, que van oscilando según las exigencias de cada pista y la adaptación del monoplaza a ellas ¿Quién ganará en tan intenso duelo a final de temporada?

Subviraje o sobreviraje

Desde Singapur, Carlos Sainz no ha ganado a Leclerc los sábados, a diferencia de las tres primeras carreras tras la vuelta del verano. "Es muy difícil conducir un coche inconsistente con sobreviraje", reconocía el monegasco para explicar sus problemas. "(Para suavizarlo) hay que ir hacia el subviraje y esto no es lo que me gusta. Tuve que trabajar un poco para intentar adaptar un poco mejor mi conducción un coche con subviraje, que no es mi mayor punto fuerte. Intenté ir un poco más en mi dirección con la puesta a punto tanto como pude, lo cual no fue mucho este año".

Sainz se ha manifestado de forma exactamente opuesta en este sentido. Para ‘civilizar’ al SF23 fue guiando al equipo hacia una línea que favoreció el subviraje y se adaptaba mejor a su estilo, lo que se hizo evidente tras la pausa veraniega con su superioridad sobre Leclerc. Pero desde Suzuka el tema cambió. Leclerc daba algunas pistas en Austin, cuando se le preguntaba por el nuevo fondo introducido en Suzuka. “El coche es muy inconsistente, y una vez que sobreviramos, perdemos mucho agarre general, y esta mejora fue exactamente para eso. Me ayudó a ganar un poco más de confianza y a configurar el coche de la forma que prefiero y tener un frontal un poco más fuerte, que normalmente es algo que disfruto. Así que sí, desde entonces me siento más a gusto con el coche”. Tres veces seguidas ha ganado desde entonces Leclerc a Sainz en las clasificatorios (aunque no en la esprint de Losail)

De modo que quizás Sainz tenga más complicado batir a Leclerc los sábados si no consigue llevar al SF23 nuevamente por su vereda. En todo caso, se trata de una cuestión de matiz. Para hacer el coche más predecible o rápido, a uno le beneficia el subviraje, y al otro, lo contrario. De aquí que las diferencias sean tan pequeñas entre ambos, aunque Leclerc cuente con una décima sobre Sainz por su velocidad natural. Un precio que luego se paga en carrera.

Con la mosca detrás de la oreja

Leclerc se mostró endiabladamente rápido en Austin. Su última vuelta del Q2 fy la de la pole fueron brutales. Sainz necesitó elevar ligeramente su monoplaza para los baches del circuito americano, lo que penalizaba su velocidad última en una pista en la que había logrado la pole el pasado año. Pero el madrileño perfiló una mejor una foto global para todo el fin de semana. Porque no todo es rendimiento a una vuelta.

La carrera esprint y la del gran premio mostraban nuevamente a un Sainz más quirúrgico y preciso para exprimir su monoplaza en carrera. También, proactivo y con mejor visión global que un Leclerc más dependiente del equipo y con menos capacidad de respuesta personal cuando llegó el momento clave de la carrera. "Hoy he tirado fuerte y he gestionado bien los neumáticos. Así que, sí, para mí fue gracias a cómo fue el primer relevo, lo cual es incuestionable. Y luego en el segundo stint pude gestionar mucho mejor y fui mucho más rápido".

Ya el sábado, Sainz rodó mejor con los blandos que Leclerc con medios, lo que debía haber proporcionado pistas para la carrera del domingo. Sin embargo, sorprendía que Ferrari apostara a una sola parada, teóricamente más rápida, pero más dudosa ante la experiencia en la carrera sprint. Sin embargo, Sainz ya tenía la mosca detrás de la oreja y estaba preparándose para las dos paradas tan pronto vio por dónde iban los tiros en la carrera.

Visión global e inteligencia operativa

"Para mí, ya ayer (esprint) tuve la sensación de que hice un buen trabajo con los neumáticos blandos. Así que creo que en carrera fui relativamente más fuerte este fin de semana", explicaba el español después del gran premio. “En el primer relevo creo que fui demasiado optimista al intentar mantenerme en el DRS de Max y Lewis, que volaban. Después de intentar quedarme detrás de ellos en la zona DRS, destruí mis neumáticos delanteros, lo que me empujó a una estrategia de dos paradas”. En realidad, era la preferida por Sainz desde el primer momento, y rápidamente cambió de tercio sobre la marcha. Por el contrario, Leclerc confió en el equipo, que no supo reaccionar a tiempo, y fundió la carrera del monegasco, que tampoco supo reaccionar a tiempo.

De nuevo, se apreciaba esa diferencia entre ambos ya vista en el pasado (aquel famoso "stop inventing", por ejemplo): Sainz visualiza y gestiona mejor el conjunto de una carrera, y hasta en ocasiones va por delante del propio equipo. Muestra más asertividad y autonomía desde dentro del habitáculo. Por su parte, Leclerc no exhibe esa misma visión global ni inteligencia operativa y se deja llevar más por el muro.

"Tengo que prestar atención a la clasificación, porque en las dos últimas carreras mi clasificación no fue nada especial" resumía Sainz al terminar el fin de semana. "Pero en carrera soy rápido, fui rápido en Suzuka, fui rápido aquí, y ahora tengo que concentrarme en recuperar mi ritmo en la clasificación y seguir haciendo un buen trabajo en carrera, porque aquí el ritmo es definitivamente sólido". Leclerc podría decir lo mismo, pero al contrario. Sin duda, el duelo en Ferrari es verdaderamente apasionante. Lástima que no sea para ganar carreras.