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Por qué no tiene sentido la queja de Alpine por la falta de horas de Alonso en el simulador
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POLEMICAS DECLARACIONES

Por qué no tiene sentido la queja de Alpine por la falta de horas de Alonso en el simulador

Primero fue Esteban Ocon quejándose de llevar la carga de trabajo del simulador respecto al piloto español y luego refrendó sus palabras el jefe, Laurent Rossi. Pero, ¿tienen razón?

Foto: Ocon y Alonso, la pasada temporada. (Reuters/Bernadett Szabo)
Ocon y Alonso, la pasada temporada. (Reuters/Bernadett Szabo)

Hay algo que no encaja en ese discurso que se escuchó acerca de un presunto 'escaqueo' de Fernando Alonso en el equipo Alpine. El centro de la polémica era el trabajo a realizar en el simulador, cuando Esteban Ocon defendía que el 98 por ciento del trabajo en esta parcela tuvo que hacerlo él. Este duro mensaje -mitad reivindicación, mitad queja-, debe de ser cierto, porque no fue desmentido desde Alpine ni tampoco por parte del propio Fernando. Pero cabe preguntarse si el español incumplía de verdad con sus obligaciones contractuales respecto a su empleador y, lo más importante, si era razonable la queja de Ocon y del equipo.

En una entrevista en el programa 'El Hormiguero', Fernando Alonso hacía unas declaraciones muy reveladoras acerca de la opinión que tenía sobre el simulador y si reflejaba al cien por cien lo virtual sobre el mundo real: "Los ingenieros creen que sí, pero los pilotos lo utilizamos más como un entrenamiento de los automatismos, de saber dónde están los botones o conocer circuitos. Cuando hay un trazado nuevo, sí que es muy útil porque sabes por dónde van las curvas y las referencias. Pero los ingenieros tienen tanta obsesión que prueban todo allí: suspensión, geometría, aerodinámica... Ellos ponen allí sus números teóricos de mejora y yo siempre les digo que ojalá que esa mejora fuera verdad, pero la realidad a veces dice otra cosa".

Tecnología espectacular, pero no infalible

Se supone que con dos décadas compitiendo en Fórmula 1 y conociendo la tecnología de simulación desde su fase más embrionaria hasta la ultrasofisticación actual, gozas de cierto criterio para saber hasta qué punto la correlación entre lo real y lo virtual es relativa. De hecho, un piloto español que ha corrido Grandes Premios y actualmente desarrolla trabajo de simulador para un equipo corrobora lo dicho por Alonso: "Al simulador realmente puedes incluso llegar a engañarlo en algunas cosas, por lo que sus resultados luego necesitas cotejarlos en pista para ser cien por cien fiables. Yo si lo considero muy útil para ensayar carreras, definir estrategias y para averiguar si a nivel técnico algo funciona o no. Pero al final, el asfalto real es el que tiene la última palabra". Este piloto, que prefiere guardar el anonimato y no revela tampoco el equipo para el que trabaja, cree que debería haber algo más de entrenamientos reales, especialmente para los jóvenes pilotos.

Precisamente, lo que menos se entiende es que los jóvenes pilotos que los equipos tienen contratados como reserva no sean los que lleven realmente el peso del trabajo en el simulador. Es algo cajón, pero que los ingenieros pidan que sean los pilotos que juegan con fuego real quienes se sienten en el simulador es la señal clara lo virtual difiere de lo real. En la época en la que la figura del piloto de pruebas era de crucial importancia y no un mero adorno como en la actualidad, Marc Gené en Williams o Pedro de la Rosa en McLaren llegaban a realizar entre 10 y 15 mil kilómetros de pruebas al año. Los titulares apenas aparecían en los tests privados y la evolución del coche era plenamente fiable. Si Alpine no ha encomendado todo el trabajo del simulador a Oscar Piastri en lugar de cargarlo sobre los hombros de Esteban Ocon, es porque simplemente se necesita el contraste con el mundo real.

Por tanto, el simulador es una herramienta muy útil para los ingenieros, pero no del todo productiva para los pilotos. De nuevo, si tan idéntico fuera pilotar una y otra máquina, Esteban Ocon habría gozado de una descomunal ventaja sobre Fernando Alonso, tanto a nivel de pilotaje como en la puesta a punto del coche. Y la realidad demuestra que casi fue al contrario, porque con frecuencia Ocon terminaba usando los reglajes de Alonso para poder igualar los cronos del asturiano. La experiencia es un grado, cabe decir, pero matizando, porque si a favor de Fernando está la veteranía, a favor de Esteban estarían las horas dedicadas a la evolución del coche.

Una crítica injusta

Esto nos lleva a la parte final de la crítica velada de Ocon y Alpine sobre Alonso, el reproche a no haber dedicado más tiempo al pico y la pala del simulador. La parte que no se cuenta de esta película es que, en la negociación del contrato, el de Oviedo pidió expresamente que le relevaran de cuantas jornadas de simulador y acciones de relaciones públicas fueran posibles. Esto no es un capricho exclusivo de Fernando, pues no es el primer piloto que pone esta cuestión en la mesa negociadora. Con casi cuarenta años, dos décadas por detrás en la brecha y el calendario más largo de la historia, es lógico que esta cuestión sea más importante que el dinero, por ejemplo.

Esteban Ocon y Alpine eran perfectamente conscientes de ello cuando Fernando estampó su firma en el contrato que suponía su regreso a la Fórmula 1. Ocon podrá quejarse de que llevara el peso de un trabajo tremendamente ingrato como es el del simulador. Pero sus quejas, más que airearlas en público, a quien tendrían que ir dirigidas es al propio Laurent Rossi que, como jefe de equipo que es, es el que tendrá que valorar si su rendimiento en pista, palmarés y notoriedad comercial justifica que sea otro piloto del equipo quien haga ese trabajo.

Pero la paradoja es que quizá no sea muy conocido que Fernando Alonso es un usuario asiduo de simuladores, hasta el punto de que tiene uno en su propio domicilio. Y no uno cualquiera, sino uno de alta tecnología. Ayudado por su amigo Ricardo Morán, un ingeniero muy cualificado, Fernando hace con frecuencia simulacros de cada Gran Premio para tener la mayor cantidad posible de datos. No es casualidad que durante muchas carreras el asturiano parezca contar con una información que no solo desconocen sus rivales, sino también los propios técnicos desde el muro de boxes. Algunos lo llaman suerte, pero en realidad se trata de trabajo duro y obsesivo detrás. Por tanto, hay trabajo de simulación, pero solo enfocado hacia su pilotaje. Como en el ejército, cuando eres un general, ya no te toca pelar patatas como cuando eras un soldado.

Hay algo que no encaja en ese discurso que se escuchó acerca de un presunto 'escaqueo' de Fernando Alonso en el equipo Alpine. El centro de la polémica era el trabajo a realizar en el simulador, cuando Esteban Ocon defendía que el 98 por ciento del trabajo en esta parcela tuvo que hacerlo él. Este duro mensaje -mitad reivindicación, mitad queja-, debe de ser cierto, porque no fue desmentido desde Alpine ni tampoco por parte del propio Fernando. Pero cabe preguntarse si el español incumplía de verdad con sus obligaciones contractuales respecto a su empleador y, lo más importante, si era razonable la queja de Ocon y del equipo.

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