Es noticia
El 'quien no llora, no mama' de Mercedes: cuando el 'porpoising' es seguridad y política
  1. Deportes
  2. Fórmula 1
Un peligroso rebote

El 'quien no llora, no mama' de Mercedes: cuando el 'porpoising' es seguridad y política

El impacto de la pista de Bakú agudizó el rebote de los actuales monoplazas, un problema que se mueve entre la preocupación por la seguridad y la excusa para remediar los errores de concepto

Foto: Lewis Hamilton, durante el GP. (EFE/EPA/Hamad Mohammed)
Lewis Hamilton, durante el GP. (EFE/EPA/Hamad Mohammed)

El circuito de Bakú fue un potro de tortura para unos más que otros. Que Lewis Hamilton tuviera que someterse a criogenia y acupuntura durante este fin de semana era el síntoma más extremo de una situación que está encendiendo las luces rojas en la Fórmula 1... Según para quién.

El británico vivió este fin de semana la que definió como “peor carrera de mi vida”. El viernes, Carlos Sainz se quejaba llamativamente del rebote, con las imágenes de su casco botando ostensiblemente en la recta. El Gran Premio de Azerbaiyán parece que ha invitado a la FIA a intervenir en el tema. Cuestión aparte es que resulte fácil o posible meter mano al asunto porque en juego está también el rendimiento último de los monoplazas, y no todos están dispuestos a ello.

En la Fórmula 1 conviven la fraternidad propia de una caravana ambulante con un decidido cainismo cuando se trata de defender los propios intereses. Para algunos, el ‘porpoising’ amenaza el físico de los pilotos, y con el riesgo latente y adicional de accidentes. Para otros, se trata de un problema, sí, pero convenientemente magnificado para camuflar o corregir un proyecto fracasado.

"La carrera más dura de mi vida"

Sin duda, el 'porpoising' fue protagonista en Bakú. Los actuales monoplazas deben ir reglados a muy baja altura y con corto recorrido de suspensión para optimizar el efecto suelo. Las zonas de altísima velocidad -algo más de 2 km de recta- en combinación con su bacheado asfalto magnificaban el rebote más que en otros circuitos, tanto por el 'porpoising' en sí como por los baches, dos temas diferentes pero que se unían en Bakú. Ya desde el viernes se escucharon quejas al respecto por parte de varios pilotos, aunque más por quienes más sufren con ello: los pilotos de Mercedes.

Hamilton tuvo que saltar a la palestra el lunes por la mañana para desmentir su ausencia del Gran Premio de Canadá, como había insinuado Toto Wolff el domingo por la tarde. Durante la carrera, El piloto se quejaba tanto que hasta Wolff se disculpó por la radio al terminar. El piloto explicó con todo lujo de detalles su peripecia. “Apretaba los dientes por el dolor, gracias a la adrenalina, pero no puedo expresar el dolor que experimentas, especialmente en la recta. Al final solo rezaba para que se acabara”.

“No sabía si iba a ser capaz de lograr mantener el coche en la pista porque, no sé si lo visteis, casi perdí el coche varias veces en la zona de alta velocidad. La pelea con el coche fue muy intensa, al final, en las últimas vueltas fue algo interno, de decirme “puedes hacerlo, aguanta”. Hubo muchas veces que casi me voy contra el muro, era un problema de seguridad, una preocupación a 250 hm/h. Esta ha sido la carrera más dura que nunca he tenido”, reafirmó el británico al terminar el gran premio.

"Todos de acuerdo, menos Alonso"

¿Cuestión de seguridad, o de rendimiento? Porque el protagonismo del 'porpoising' en Bakú también entraba en la arena política, ya que en el caso de Mercedes no se reproduce igual en otros monoplazas, con lo cual las soluciones no parecen fáciles, sobre todo si merman el rendimiento de unos monoplazas más que otros. “Todos están de acuerdo que hay que hacer algo, menos Alonso”, señalaba Toto Wolff. Por su parte, el español afirmaba “que en Bakú hemos tenido el peor rebote en veinte años”, aunque reconocía que podía soportarlo en su caso, y dejaba entrever el cúmulo de intereses, no muy dispuesto a jugar a favor de los del equipo alemán. “Será muy difícil ponerse de acuerdo con todos los equipos para hacer cambios. Ojalá hagan algo por los más jóvenes, yo puedo resistir unos años más”.

Coincide que Russell es el director de la Asociación de Pilotos de Fórmula 1 (GPDA), a la vez que parte de Mercedes. El británico denunciaba el sábado pasado que “no se puede estar así con este reglamento tres años”, reconociendo la preocupación entre sus colegas. Pero tema aparte es tomar medidas. El propio Christian Horner iba más allá tras el gran premio al visibilizar lo que considera una estrategia de Mercedes para arrimar el ascua del ‘porpoising’ a su particular sardina.

“Sería injusto penalizar a quienes han hecho un buen trabajo frente a quienes hayan errado con sus objetivos”, declaraba el británico, “si mis pilotos sufrieran el mismo problema les diría que lo vocearan por la radio como pudieran, es parte del juego”, comentaba en alusión indirecta a Mercedes. “Se puede ver que no es cómodo (para los pilotos), pero siempre hay remedios para ello. Aunque va en detrimento del rendimiento del coche. Lo más fácil es quejarse desde el punto de vista de la seguridad, pero cada equipo puede elegir”.

Aun así, en el podio

En Bakú, Hamilton reconoció que su monoplaza y el de Russell llevaban reglajes distintos, y que en el suyo el rebote era más acusado. Pero Horner recordaba que Mercedes podría solucionar parte de sus problemas alterando la puesta a punto y, por tanto, el rendimiento del W013. “Lo más fácil sería elevar el coche (la altura del suelo), el equipo tiene la opción de hacerlo. Y nunca deberías rodar con un coche que no sea seguro, ¿No? Creo que es un tema más para los técnicos, porque hay algunos coches que han tenido problemas, pero otros menos”.

Efectivamente, el 'porpoising' fue más acusado en Bakú por la naturaleza de la pista, pero aún más extremo para Mercedes. Pero no todos los equipos lo sufrieron de la misma manera, o fueron capaces de gestionarlo mejor a medida que avanzaba el fin de semana. Russell reconocía que es un tema que los pilotos están discutiendo. Sainz ya pidió en Montmeló que se analizara la filosofía de estos monoplazas y sus efectos físicos. Sin embargo, en su caso, Mercedes apostó por un concepto único y radical que exaspera el 'porpoising' en su W13. De actuar, como indica Horner, el podio estaría a años luz para sus pilotos. Otros con menos ‘porpoising’ no llegan a tanto y tampoco inclinados a tomar medidas que más favorezcan a quien más sufre y, aun así, sube al podio como Russell el domingo, con Hamilton en cuarta posición. Seguridad, o resultados. El dilema está servido.

El circuito de Bakú fue un potro de tortura para unos más que otros. Que Lewis Hamilton tuviera que someterse a criogenia y acupuntura durante este fin de semana era el síntoma más extremo de una situación que está encendiendo las luces rojas en la Fórmula 1... Según para quién.

Lewis Hamilton Fórmula 1 Toto Wolff Fernando Alonso
El redactor recomienda