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Valencia falló, Miami acertó: cómo España desaprovechó su oportunidad en la F1
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UN GP EXCEPCIONAL, PERDIDO

Valencia falló, Miami acertó: cómo España desaprovechó su oportunidad en la F1

Tras el éxito del Gran Premio celebrado en Miami, cabe preguntarse cómo este evento deportivo de primer nivel no se asentó en Valencia a pesar de sus condiciones

Foto: Entrenamientos libres en el Gran Premio de Valencia, en 2009. (EFE/Jan Woitas)
Entrenamientos libres en el Gran Premio de Valencia, en 2009. (EFE/Jan Woitas)

Miami tendrá muchos activos para hacer de su Gran Premio de Fórmula 1 un evento deportivo de primer nivel mundial, pero si se analiza con detalle todo lo que pueden aportar, Valencia no solo resiste la comparación; la supera claramente en muchas de sus categorías. Actualmente, todo lo referente a sus carreras quiere ocultarse de forma vergonzante. Sin embargo, quizá lo más vergonzoso como país fue perder un tesoro que no se cuidó.

La ciudad estadounidense tendrá más lujo, mejores playas o más famosos por metro cuadrado que Valencia. Sin embargo, la capital del Turia posee mejores condiciones que Miami para desarrollar con éxito un Gran Premio de Fórmula 1. El mismo Bernie Ecclestone calificó a la tercera gran ciudad española como "el tesoro mejor escondido de Europa". Y no le faltaba razón. La lástima es que vinieron de fuera a valorar lo que nosotros tenemos.

Foto: El circuito de Miami y su 'Marina Fake' (MiamiGP)

El 'chollo' de Valencia

Bernie Ecclestone fue uno de los tradicionales chivos expiatorios del fracaso de Valencia. Lejos de esquilmar a los valencianos, les ofreció un auténtico 'chollo', por mucho que cueste creerlo. Que no se le sacara partido fue culpa nuestra, no del antiguo propietario de la Fórmula 1. Él, incluso, perdonó el dinero de los años de contrato incumplidos cuando podría haberlos exigido.

Es una cuestión objetiva que las condiciones que tenía Valencia eran mucho más ventajosas que otras carreras del campeonato. De haberse mantenido en el calendario, la ciudad mediterránea sería propietaria hoy de un activo por el que se dan tortas por el mundo. Valencia pagaba en concepto de 'hosting fee' una cantidad que oscilaron entre los 25 y 30 millones de euros. Por su parte, otras pruebas que entraron en el calendario en esa época, como Singapur, abonaron 45 millones de euros. Y ojo, con la obligación (y el enorme sobrecoste) de organizar el Gran Premio por la noche.

De las carreras que se fueron incorporando al calendario en los años posteriores, ninguna tenía un canon que bajara de los 50 millones de euros. Por poner perspectiva de un circuito similar, Arabia Saudi paga anualmente 65 millones, más del doble de lo que pagaba Valencia hace diez años. Si al resto de carreras le salen las cuentas, es una cuestión de no haber sabido hacer las cosas bien, no un problema de que te hayan timado (como se ha llegado a decir en la refriega política), pagando mucho más dinero del valor real.

placeholder El circuito semiurbano de Miami. (EFE/Shawn Thew)
El circuito semiurbano de Miami. (EFE/Shawn Thew)

La carrera preferida por el 'circo'

Valencia era, con mucha ventaja sobre el resto, la carrera preferida por la gran mayoría del personal que trabaja en la Fórmula 1, así como los miembros de los equipos y los patrocinadores. Si preguntabas durante aquellos años por su carrera preferida, escogían Valencia como primera opción, porque ningún circuito les ofrecía las ventajas en cuanto a comodidad y disfrute que podían disponer en la ciudad levantina.

De entrada, la comodidad para equipos y pilotos de llegar caminando desde los numerosos hoteles de gran calidad que rodeaban al Gran Premio de Valencia. Por si estas comodidades fueran pocas, toda la pléyade de excepcionales edificios singulares que rodean a la zona portuaria, especialmente los correspondientes a la Ciudad de las Ciencias y las Artes del arquitecto Santiago Calatrava, permitían la celebración de todos los eventos promocionales que acompañan a cada Gran Premio. De nuevo sin necesidad de realizar incómodos desplazamientos en coche.

En cuanto al público asistente, o incluso las familias de los trabajadores del 'circo' ambulante que es la Fórmula 1, disponían de una ciudad con mucho que visitar, aeropuerto internacional, una extraordinaria oferta gastronómica y, por si todo esto fuera poco, una excelente playa en la misma puerta del circuito. Qué decir de la oferta para el público VIP, sin necesidad de crear una Marina 'de mentira' como en Miami, ya que los yates más descomunales amarraban en la misma puerta del 'paddock'.

placeholder Francisco Camps, Alberto Fabra y Rita Barberá y Adrián Campos. (EFE/Kai Försterling)
Francisco Camps, Alberto Fabra y Rita Barberá y Adrián Campos. (EFE/Kai Försterling)

¿Qué falló entonces si todo era tan favorable para que la carrera fuera un éxito? Como en los grandes fiascos, no hubo una causa única, sino la suma de muchos errores. El primero y más importante fue la forma jurídica de gestionar la carrera a través de la sociedad Valmor, una empresa de carácter público-privado que, en realidad, era puro eufemismo. De una forma o de otra, la fiesta la acababa pagando sí o sí el dinero público.

La importancia del factor humano

Si un gestor privado se juega su dinero, (como es el caso de Miami) se asegurará de disponer a los mejores talentos del mercado nacional e internacional y, sobre todo, no caer nunca en la autocomplacencia de pensar que el tesoro que tienes por ciudad va a hacer el trabajo por ti. Tristemente, a nivel técnico la organización de la carrera brilló a gran altura, tanto como las mejores del mundial, pero a nivel comercial y de marketing el nivel fue pésimo. La diferencia es que en el primer caso trabajaban profesionales muy serios y experimentados procedentes del circuito de Cheste. En el segundo caso, gente sin experiencia y nivel para un desafío de ese calibre.

El primer error quizá fue dejar de lado por razones que nunca sabremos a Adrián Campos, que situó al frente de Valmor a Jorge Martínez 'Aspar'. El campeón motociclista es, además de un gran tipo, un buen gestor de equipos de competición. Pero liderar la promoción de un Gran Premio de Fórmula 1 es algo completamente diferente y ajeno a su mundo. Que el 'team manager' de su equipo de motociclismo, Facundo García de la Cuadra, simultaneara sus labores con el día a día de la gestión de las carreras de su escudería es el ejemplo más claro de haber subestimado el gigantesco reto que tenían ante sí.

El segundo error fue político por parte de Francisco Camps y de Rita Barberá, porque no dotaron al proyecto de un potente plan de comunicación y de marketing ciudadano que convenciera a una gran mayoría de los valencianos de las indudables ventajas que la Fórmula 1 aportaba a su ciudad. La primera norma para el éxito de un evento de este tipo es que la ciudad abrace su carrera y la respire por todos sus poros. Como el ejemplo de Montreal que, independiente del color político de la alcaldía, se unían siempre la mayoría de los ciudadanos para mantener el Gran Premio de Canadá en el calendario. Los montrealeses son todos muy sabedores del beneficio que aporta a su localidad.

Foto: Carlos Sainz logró, por fin, romper la racha de abandonos. (Ferrari)

En Miami, las autoridades gubernamentales dan todo el apoyo político imaginable al Gran Premio, pero la organización y el riesgo económico está en manos de los dueños del 'Hard Rock Stadium'. Junto a su ya de por sí potente organización que poseen, se reforzaron con talento internacional, y los resultados saltan a la vista. En España también existía ese talento, pero el pecado fue no buscarlo.

Miami tendrá muchos activos para hacer de su Gran Premio de Fórmula 1 un evento deportivo de primer nivel mundial, pero si se analiza con detalle todo lo que pueden aportar, Valencia no solo resiste la comparación; la supera claramente en muchas de sus categorías. Actualmente, todo lo referente a sus carreras quiere ocultarse de forma vergonzante. Sin embargo, quizá lo más vergonzoso como país fue perder un tesoro que no se cuidó.

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