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El "voy a dar un cabezazo a alguien" y la sonrisa irónica que desquició a Verstappen
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EL CONTROL DE LAS EMOCIONES, ASIGNATURA PENDIENTE

El "voy a dar un cabezazo a alguien" y la sonrisa irónica que desquició a Verstappen

Verstappen explicaba que se soliviantó con la respuesta de Esteban Ocon. Ross Brawn sugiere que el piloto holandés aún tiene que aprender a controlarse emocionalmente.

Foto: Verstappen se enfrentó a Ocon en el pesaje al escuchar su respuesta al incidente en el GP de Brasil (@MaxVerstappen33)
Verstappen se enfrentó a Ocon en el pesaje al escuchar su respuesta al incidente en el GP de Brasil (@MaxVerstappen33)

Ross Brawn puso el dedo en la llaga. El hoy actual responsables de Liberty, de inmensa experiencia directa en la Fórmula 1, hizo su diagnóstico sobre el piloto holandés en su habitual balance post gran premio. “El incidente con Ocón fue un momento cruel, pero después confirmó que, aunque ha hecho enormes progresos en su carrera, aún no ha logrado controlar sus emociones en estas situaciones, el siguiente paso esencial. En la televisión holandesa el propio Máx Verstappen le daba la razón en directo.

“Es fácil hablar a posteriori”, contestaba el holandés cuando le preguntaban en el canal holandés 'Ziggo Sport' si lamentaba el incidente vivido con Esteban Ocón después de la carrera. “Solo quería encontrarme con él y preguntarle: "¿Por qué ha ocurrido algo así?"". Según Verstappen, Ocón le respondió: "Era más rápido que tú, y lo dijo con esa sonrisa en la cara…”. Y se le fundieron los cables, un perfil que lleva implícito en su 'software' personal, como bien señalaba Brawn.

"Ni siquiera se disculpa"

“Intenté estar lo más positivo posible hacia mis mecánicos, pero desde luego el segundo puesto no sentó bien. Y luego viene alguien como él que ni siquiera se disculpa por lo que ocurrió y reacciona exactamente de la forma contraria”. Y remató despectivamente hacia Ocón cuando se le preguntaba si el incidente respondía a duelo pasados entre ambos en categorías inferiores: “No, y ni siquiera es un rival en la Fórmula 1, solo hay que concentrarse en la gente que hay que concentrarse, e intentar batir a pilotos que tienen buen material”.

Foto: Brendon Hartley durante el GP de Brasil.

Brawn daba también la de arena al holandés. “Dicho lo anterior (falta de control de las emociones) aún es muy joven, y aunque su conducta no fue justificable, podemos comprender su frustración tras el accidente y de nuevo al final de la carrera, un resultado que no debería anular lo que fue una carrera extraordinaria”. Paradójicamente, Brawn también dirigió en Benetton a Jos Verstappen, padre de Max. Debe conocer bien el paño.

Cabreado por la reacción de Ricciardo

El Gran Premio de Brasil ha vuelto a confirmar la extraordinaria seguridad en sí mismo del joven piloto, inalterable independientemente de sus aciertos o errores en la pista y fuera de ella. Cercana a la arrogancia. Pero mientras ha experimentado una gran evolución depurando sus errores en la pista según avanzaba la temporada, sigue mostrando una vehemencia que también puede lindar con la vulnerabilidad, como insinuaba Brawn. Como dos semanas antes, en el Hermanos Rodríguez.

La cara del piloto holandés era todo un poema. Al aparcar, el lenguaje del coche hablaba por sí solo cuando se llevó por delante las placas de posicionamiento. Su cara lo haría después. Daniel Ricciardo había celebrado de forma exuberante la pole, tanto sentado en su coche, como después sin el casco y ante las cámaras. Al lado, un enrabietado Verstappen había perdido por veinticinco milésimas el récord como piloto más joven de la historia en lograr la `pole’. En esta ocasión, su padre fue quien ofreció alguna pista más para comprender el incidente en el pesaje de Interlagos.

Foto: En Red Bull tienen muchas esperanzas en la próxima temporada. (EFE)

“Intenté calmarle (antes de que se fuera a dormir) estaba particularmente enfadado porque el coche no funcionaba bien, por perder la pole, pero especialmente por Ricciardo, por cómo celebró la suya y su exuberancia, como si se hubiera convertido en el campeón del mundo. Estaba muy enfadado”. De nuevo, el mismo patrón con Ocon, su impulsividad ante los comportamientos de terceros. “Estaba muy enfadado por los problemas con el motor” explicaría después Verstappen, “fue el más rápido todo el fin de semana, menos en esos 75 segundos (de la vuelta clave). Literalmente, estaba jod…Y claro, cualquier cosa que venía después te cabrea un poco más. Literente hubiera hecho daño a alguien si me hubiera dicho algo que no me hubiera gustado después de esos entrenamientos, tan enfadado que estaba”. Como Ricciardo con su enorme sonrisa celebrando la pole. Como Ocón, cuando le tiraba a la cara que “yo era más rápido en la pista” después de haber perdido la victoria.

"Voy a dar un cabezazo a alguien"

O como los periodistas en la primera rueda de prensa del Gran Premio de Canadá también experimentaron esa irascibilidad tan a flor de piel tan pronto la realidad se antoja incómoda. Tras haber sido preguntado en varias ocasiones por sus errores en las seis primeras carreras de la actual temporada, Verstappen reaccionó en términos similares. “Como dije al comienzo de la conferencia de prensa, esto realmente cansado por estas preguntas, así que, sí, si me hacen alguna más, le voy a pegar un cabezazo a alguien”. Y no lo dijo precisamente en broma, solo había que ver su gesto al pronunciar tales palabras. Se entiende en semejante perfil su reacción a la sonrisa de Ocon…

Desde su primera carrera en Australia 2015, Verstappen ya dejó esa huella que le sigue acompañando. Tras sus imperiosas exigencias para que Carlos Sainz le dejara pasar en carrera, al final tuvo que recoger velas. “Me disculpé con el equipo por los comentarios en la radio, tengo que comunicarme la próxima vez con más calma. No fue la mejor manera de reaccionar. Fue totalmente emocional". No parece que hayan cambiado muchas cosas desde entonces. Cada vez mejor piloto, futuro campeón, solo el control de esas irascibles emociones parece interponerse en su camino como una asignatura pendiente para Max Verstappen.

Ross Brawn puso el dedo en la llaga. El hoy actual responsables de Liberty, de inmensa experiencia directa en la Fórmula 1, hizo su diagnóstico sobre el piloto holandés en su habitual balance post gran premio. “El incidente con Ocón fue un momento cruel, pero después confirmó que, aunque ha hecho enormes progresos en su carrera, aún no ha logrado controlar sus emociones en estas situaciones, el siguiente paso esencial. En la televisión holandesa el propio Máx Verstappen le daba la razón en directo.

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