Ni en la lluvia confía un Alonso que sufre el lastre de su coche cada gran premio

"La lluvia sería lo mejor para nosotros, aunque tampoco es que vayamos a dar un salto enorme”. El panorama para Fernando Alonso y McLaren es desalentador después de unos nuevos entrenamientos libres en los que para buscar a los monoplazas naranjas tienes que acudir a la cola del pelotón. Con el rendimiento del MCL33, ni la lluvia, ese gran condicionante de la carrera que siempre pide, puede animar al piloto español.

“Lo vimos también en Hungría, donde esperábamos la lluvia como agua de mayo y luego no pasamos ni a la Q3. Veremos mañana, pero lo que está claro es que en seco vamos a sufrir en un fin de semana donde no somos demasiado competitivos", confesó el de Oviedo.

Pensando en el coche del año que viene

La mejor posición del asturiano ha sido la decimoséptima, mientras que sus compañeros, Lando Norris y Stoffel Vandoorne, cerraban las clasificaciones a un mundo del resto. Una clara involución de McLaren que hace pensar lo que puede tener que sufrir Carlos Sainz el año que viene en Woking. A pesar de ello, Alonso reconoce que están pensando más en el próximo año que en este.

"Básicamente nos estamos centrando en probar cosas y en asegurarnos de que el coche funciona de la manera correcta y muchas veces de la manera incorrecta. Hay muchas veces que tenemos problemas en algunas partes del coche y en el comportamiento aerodinámico y los viernes los estamos utilizando como test de cara al coche del año que viene. Son días más frustrantes, en el sentido de tener que dar vueltas no óptimas, pero es buena información para el equipo. Veremos mañana dónde estamos".

Fernando también tuvo tiempo de comentar su salida de pista en los Libres 1 al acabar en la grava tras salirse en la primera curva de las Degner: "Pisé la tierra me fui fuera, pero afortunadamente no dañé el coche ni toqué contra la barreras y pode volver. Esperemos que no pase mañana".

Una despedida especial

En Japón, el asturiano tiene un recibimiento más especial que en otros países. Sobre todo por el cariño que desprenden los aficionados en todo momento. También Suzuka es un circuito de buen recuerdo para Alonso por lo que su despedida del trazado nipón es más dura de lo habitual. "La cosa más increíble de Suzuka son los aficionados. Son fantásticos. Vemos muchísimos aficionados hasta el jueves cuando hacemos el media day y vamos a las gradas a firmar autógrafos. Están en el hotel, en la estación de tren, vayas donde vayas, hay muchísimos aficionados japoneses apasionados. Pero no sería justo decir que este circuito es especial solo por los aficionados. Es fantástico porque es muy exigente y perfecto para coches de Fórmula 1”.

"Es especial independientemente del coche que tengas, pero en todos los circuitos. Todos los que faltan son especiales por un motivo u otro, y éste con toda la historia que tiene detrás, con todas las batallas que vimos cuando éramos niños, con Senna con Prost, con los títulos de Michael aquí... a todos nos encanta correr en Suzuka. Es un fin de semana para disfrutarlo".

Su única victoria en Suzuka fue en 2006, la temporada en la que se proclamó bicampeón del mundo. “He tenido algunos buenos recuerdos allí, 2006 fue uno de mis grandes momentos”. Ganó sobrado. Pero en la memoria de todo fanático del gran circo quedó grabado lo que hizo en 2005, aquel impresionante adelantamiento a Michael Schumacher en la 130R. Ahora la situación es muy diferente y se encuentra en su última temporada en la Fórmula 1 lastrado por un monoplaza que cada año que pasa no termina de arrancar. La carrera del domingo será un nuevo sufrimiento para el español que tendrá que ver como prácticamente todos los monoplazas son más rápidos que el suyo.