Fernando Alonso tiene un problema: hacer parecer normal aquello que no lo es

“Fernando, como referencia, Sainz es el más rápido en la pista”. “¡Yo soy el más rápido en la pista en las curvas!”. A Fernando Alonso le tocaron la fibra por la radio desde su equipo en el GP de China. El Toro Rosso había marcado vuelta rápida pero, como luego explicaría el asturiano, “si él era el más rápido en la pista... Se iba en las rectas, pero era yo el que le alcanzaba en todas las curvas”. El mensaje implícito estaba claro.

“No me quiero repetir como en Australia, pero es una de las mejores carreras que he hecho, esas 30 vueltas, ser sexto en la tercera vuelta… No vamos a repetir esta carrera otra vez”. Resultaba imposible imaginar que en un trazado como Shanghái el piloto español llegara a rodar sexto en los primeros compases de carrera, en otro nuevo y remoto 'milagro', una vez más sin premio. Posiblemente sea el último.

Alonso empieza a convertir en normal lo que es excepcional. A falta de otros objetivos, en Shanghái volvió a utilizar las condiciones adversas como fuente de motivación extrema. Y así reivindicó una y otra vez su excepcional rendimiento, no ya solo como nuevo ejercicio de liderazgo hacia su equipo, sino como otro recordatorio de su brutal ambición competitiva. Porque el piloto español ya tiene ofertas en la mesa, en lo que parece otro partido en juego entre bastidores. Puede que McLaren esté listo para ganar algún día, pero quizá será demasiado tarde para Alonso.

Protegiendo al equipo

“Increíble, lo de Australia pensé que iba a ser irrepetible”. Sexto en la tercera vuelta. “Hemos aprovechado las condiciones delicadas, la gente hacia trompos a derecha e izquierda y ganábamos posiciones gratis, y luego cuando estaba la pista todavía húmeda conseguíamos mantener el ritmo de los mejores con un déficit de velocidad bastante impresionante, de las mejores cosas que me han pasado”. Pero con otro abandono por problemas en el chasis, que no del motor.

Sin embargo, Alonso no cargó contra el equipo por una segunda avería consecutiva en el monoplaza. Al contrario. “Tiene que ver con el motor, dimos solo siete vueltas [en pretemporada], sin poder hacer test invernales, y ahora vamos descubriendo problemas carrera tras carrera, esperamos tener dentro de poco una fiabilidad para acabar carreras”. Porque, según ha podido saber este medio, el piloto español tiene una gran confianza en el equipo técnico de McLaren. Por algo será.

Entre tan espesa niebla, este fin de semana se vio algún tenue rayo de sol en el paisaje de McLaren. Un chasis que aún no es fiable por falta absoluta de pretemporada, pero que mejorará según se acumule el necesario kilometraje que se perdió en Montmeló. Un monoplaza que, el sábado en manos de Alonso y a vuelta lanzada, hacía preguntarse por su nivel potencial con un motor a la altura de los rivales. Pero el retraso actual del equipo británico y las incertidumbres con Honda invitan a pensar que McLaren puede no ser el instrumento ganador de quien debe acertar justo en la cruz de la diana al firmar su próximo contrato.

El tuit partiéndose de risa

Alonso tampoco desaprovechó la oportunidad de hacer valer ese segundo "pequeño milagro". “Estar rodando delante de Bottas durante dos o tres vueltas es de las cosas más surreales que me han pasado nunca”, explicando luego las razones. “Cuando en la recta debía estar a 300 metros y me adelantó, y vi cómo andaba en la siguiente vuelta, y que aun así pudiese mantener el ritmo... De las cosas más surrealistas que me han pasado”. En otras palabras, el segundo piloto de Mercedes era un ‘paquete’ en Shanghái. Luego, remataba con su tuit ‘partiéndose de risa’ con el mensaje de Mercedes sobre Bottas en carrera… Como si quisiera señalar que ese no estaba a la altura del mejor monoplaza. Si con el McLaren estaba séptimo, ¿qué haría con un Mercedes?

El día anterior, Hamilton volvía a rechazar la presencia de Alonso en el equipo alemán. “No va a ocurrir”, apuntaba el británico. “Valtteri es fantástico aquí en el equipo, fue muy, muy rápido en la última carrera. Hasta ahora, tenemos un gran equilibrio, si tienes dos kilos en cada lado, y quitas dos y pones cuatro, ¿qué sentido tiene? Tienes el equilibrio”. Pero ese Bottas que todavía no ha derrotado a Hamilton hacía un trompo... tras el coche de seguridad. Un piloto perfecto para la posición de Hamilton, claro. Y Alonso que no dejó pasar la oportunidad de recordárselo a Mercedes.

El tablero de 1992

El piloto español tiene varios frentes abiertos en 2017. La competitividad de McLaren es uno de ellos. Y otro, más crucial, su futuro a partir de 2018. En la pista de Shanghái volvía a dejar sus credenciales, y fuera de ella las ondeaba a los cuatro vientos. "Esto es lo que ofrezco", venía a decir de nuevo. En esta partida de ajedrez que será el mercado esta temporada, quizás no esté de más recordar aquel tablero de 1992, cuando Ayrton Senna pugnaba por dejar McLaren forzando con toda su energía el fichaje por Williams, el equipo más competitivo del momento. Donde Alain Prost tenía asentados sus reales para 1993 y donde rechazaba frontalmente la entrada del brasileño. Senna se ofreció a correr gratis. Hasta que Prost no se marchó, no llegó Senna.

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De momento, afirma: ”Estoy listo para hacer todo lo que haga falta para ganar. Si toda la temporada va a ser así, intentaremos mejorar en cada carrera, y ojala el coche se haga lo suficientemente fiable para terminar las carreras, y luego competitivo para luchar con los de arriba, De momento, no estamos ahí”. Y la próxima cita es en Bahréin. “Aquí no debería llover”, avisaba Alonso. En el desierto, no se puede convertir en normal aquello que no lo es.