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UFC 223: "No sé si McGregor se droga. Acaba de tener un bebé". Tropiezo del excampeón
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NURMAGOmedoV ES EL NUEVO CAMPEÓN LIGERO

UFC 223: "No sé si McGregor se droga. Acaba de tener un bebé". Tropiezo del excampeón

La UFC 223 dejó a Nurmagomedov como el nuevo campeón del peso ligero, a Namajunas del peso paja y un récord de ingresos en Nueva York precedidos de la bravuconada de McGregor

Foto: La Policía de Nueva York arresta a McGregor. (EFE)
La Policía de Nueva York arresta a McGregor. (EFE)

La ley de Murphy dice que si algo va mal siempre es susceptible de empeorar. Y esta es la dinámica que pareció haberse instalado estas últimas semanas en UFC. Primero, se lesionó Tony Ferguson, que debía enfrentarse a Khabib Nurmagomedov por el cinturón del que UFC acababa de despojar a Conor McGregor, el del peso ligero. Ferguson dio paso a un valiente Max Holloway, que decidió aceptar la pelea sin apenas entrenamiento. Sin embargo, el día antes de la pelea los médicos declararon a Holloway no apto para pelear. Finalmente, fue Al Iaquinta quien aceptó la pelea a 24 horas de la misma. Y, para colmo, McGregor decidió asaltar el hotel donde se hacen los pesajes con un puñado de secuaces, provocándole heridas a Michael Chiesa, uno de los luchadores que debía pelear en UFC 223 y que la organización se llevaba en un autobús para evitar daños mayores. Así que después de dos semanas de parón en UFC esperando impacientes uno de los eventos más importantes del año, el resultado no ha podido ser más decepcionante. Un auténtico bluf el de este fin de semana en Nueva York.

La batalla por el cinturón del peso ligero se la llevó, como era de esperar, el ruso Nurmagomedov. Eso sí, Iaquinta aguantó sin casi preparación los cinco asaltos frente a un tipo que nunca ha perdido, lo que le valió los elogios de un campeón que, nada más terminar la pelea, dijo que su oponente sí que es un tipo duro, “no como Conor McGregor”. En cualquier caso, la pelea no tuvo demasiado misterio y la dominó el ruso de principio a fin. Sin más. Si el espectáculo estuvo en algún lado, fue en la otra pelea que enfrentaba a Rose Namajunas con Joanna Jedrzejczyk por el título del peso paja. Fue un combate muy igualado en el que Namajunas no tuvo miedo a intercambiar golpes con toda una campeona de kickboxing. Los intercambios fueron constantes y de ellos los golpes más duros fueron los de Namajunas:

Jedrzejczyk intentaba recuperar su título después de haberlo perdido precisamente con Namajunas en un combate en el que su oponente la noqueó para sorpresa de todo el mundo. Con la victoria del sábado la luchadora estadounidense se consagra como la gran campeona de su peso. Que pase la siguiente, porque parece que hay campeona para rato.

La liada del pandillero McGregor

Ahora bien, pese a que en UFC 223 había dos cinturones en juego, si algo (o mejor dicho, alguien) acaparó las conversaciones eso fue el incidente de Conor McGregor en la madrugada del jueves. El irlandés no tuvo mejor idea que coger su avión privado y plantarse en Nueva York a hacer lo que mejor parece que sabe hacer últimamente, liarla. Parece que 'the Notorious' no es capaz de digerir bien el éxito y se ha convertido en una especie de pandillero multimillonario. El propio Floyd Mayweather le recordaba después del incidente que el dinero y el éxito no pueden ser motivo para su comportamiento. “Cuando has alcanzado la cumbre debes mantenerte como un hombre con clase. Uno debe comportarse como un caballero”, le recordaba el supercampeón del boxeo.

Foto: Conor McGregor en su entorno natural, el octágono. (Foto Twitter @TheNoutoriousMMA)

Sabio consejo del púgil estadounidense a un Conor que viene de pelearse con mafiosos en bares y de montar espectáculos allá donde va. Su comportamiento es tan inapropiado que empiezan a correr rumores sobre posibles adicciones. Incluso Dana White, director general de UFC, decía después del incidente del hotel que no podía entenderle: “Yo no sé si está tomando drogas o qué le pasa, pero debería comportarse. Es un tipo que acaba de tener un bebé”. Suaves palabras comparadas con las que le dedicó Nurmagomedov después de ganar su combate. El ruso, contra quien iba dirigido el ataque del irlandés, ha prometió enseñarle humildad. Y no es bravuconada, el sábado lo decía muy en serio y añadía que “si quiere la pelea en la calle también se la doy, sin cámaras, sin nada. De hombre a hombre”.

El caso es que parece que no hay mal que por bien no venga. La UFC ahora tiene un malo malísimo, y ya se sabe que toda buena historia depende de la maldad del villano. ¿Qué habría sido de La guerra de las galaxias sin Darth Vader? ¿Quién no quiere ver ahora a Nurmagomedov peleando con Conor McGregor? Se quiera o no, casi todo el mundo está deseando que vuelva McGregor, aunque sólo sea para que lo que tenga que decir, lo diga en el octógono. Así es como de un suceso desafortunado se puede sacar un petróleo que ya empieza a emanar del pozo. El sábado UFC superó todos sus récords de ingresos.

La ley de Murphy dice que si algo va mal siempre es susceptible de empeorar. Y esta es la dinámica que pareció haberse instalado estas últimas semanas en UFC. Primero, se lesionó Tony Ferguson, que debía enfrentarse a Khabib Nurmagomedov por el cinturón del que UFC acababa de despojar a Conor McGregor, el del peso ligero. Ferguson dio paso a un valiente Max Holloway, que decidió aceptar la pelea sin apenas entrenamiento. Sin embargo, el día antes de la pelea los médicos declararon a Holloway no apto para pelear. Finalmente, fue Al Iaquinta quien aceptó la pelea a 24 horas de la misma. Y, para colmo, McGregor decidió asaltar el hotel donde se hacen los pesajes con un puñado de secuaces, provocándole heridas a Michael Chiesa, uno de los luchadores que debía pelear en UFC 223 y que la organización se llevaba en un autobús para evitar daños mayores. Así que después de dos semanas de parón en UFC esperando impacientes uno de los eventos más importantes del año, el resultado no ha podido ser más decepcionante. Un auténtico bluf el de este fin de semana en Nueva York.

Floyd Mayweather Conor McGregor
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