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La trágica premonición de Pete Maravich o cómo una leyenda de la NBA murió como tanto temía
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A LOS 40 AÑOS

La trágica premonición de Pete Maravich o cómo una leyenda de la NBA murió como tanto temía

Uno de esos jugadores legendarios, convertido en uno de los primeros anotadores modernos, confesó en una entrevista uno de los miedos que tenía... y se cumplió

Foto: Pete Maravich, un jugador diferente en la NBA. (Cordon Press)
Pete Maravich, un jugador diferente en la NBA. (Cordon Press)

Si hablamos de leyendas de la NBA, pronto varios nombres comunes vendrán a la mente de cualquier amante del deporte: Michael Jordan, Larry Bird, Pat Ewing, Kobe Bryant, Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar o LeBron James, entre muchos otros, serán los primeros en aparecer. Sin embargo, los más puristas de la competición siempre tuvieron un nombre, quizá menos conocido, por encima de todos: Pete Maravich.

Desde muy pequeño, Maravich demostró unas cualidades insólitas con el balón. Tenía un control y una mano en el lanzamiento solo al alcance de los privilegiados. Pero, además, tenía algo de lo que solo disfrutaban los jugadores que eran superlativos: una mente privilegiada para no rendirse nunca y ser más duro que nadie en una cancha de baloncesto. Tenía un futuro único y no estaba dispuesto a desaprovecharlo.

Con solo 15 años, Maravich ya llamaba la atención de buena parte de los mejores ojeadores del baloncesto norteamericano. Con un par de años más, numerosas universidades se lo rifaron, pero terminó decantándose por jugar en Louisiana State y no se equivocó lo más mínimo: con los Tigers promedió 44,2 puntos, 6,4 rebotes y 5,1 asistencias por partido. De hecho, en su debut fue capaz de anotar 50 puntos y, desde entonces, nadie le quitó ojo.

Fueron cuatro años brillantes en los que ganó todo tipo de títulos individuales para convertirse en una referencia universitaria, lo que le ha permitido ser considerado por muchos expertos como el mejor joven de toda la historia del baloncesto norteamericano. Su capacidad anotadora le valió el apodo de Pistol Pete y su salto a la NBA llegó de la mano de Atlanta Hawks, donde vivió cuatro buenos años, pero sin el esplendor vivido en su época universitaria.

Los problemas laborales de su padre y con el alcohol de su madre —que acabó suicidándose de un tiro en la cabeza— le restaron ciertas energías en la pista y, a pesar de jugar durante tres años el playoff, no consiguió su ansiado Anillo. Así, en 1974, decidió marcharse a los New Orleans Jazz, donde jugó durante seis cursos —el último ya como Utah, donde se trasladó la franquicia— para, en 1980, jugar su última temporada en los míticos Boston Celtics.

Pero fue en 1974, jugando para los Hawks y unos meses antes firmar por los Jazz, cuando Pistol Pete iba a hacer una premonición que terminaría por cumplirse. En una entrevista con Andy Nuzzo, en el Beaver County Times, Maravich confesaría que su idea era jugar pocos años, pero de buena calidad, porque quería evitar "morir de un infarto, a los 40 años en la cancha". Dicho y hecho: con solo 33 años anunció su adiós. Poco después era elegido entre los 50 mejores de la historia de la NBA.

Lo que nadie iba a esperar es lo que, solo unos años después, iba a suceder. Pete Maravich, completamente alejado del foco mediático, acudió a jugar un partido con sus amigos para quitarse el gusanillo. De repente, y, de manera completamente inesperada, el ya exjugador se desplomó en la pista: había sufrido un infarto fulminante que iba a acabar con su vida... precisamente a los 40 años, la edad que predijo en aquella entrevista.

Aquel fue el fatídico final de una de las grandes leyendas del baloncesto norteamericano, posiblemente el primer gran tirador moderno, tal y como lo conocemos en la actualidad. Maravich quería una retirada temprana para alejarse de los focos y disfrutar de la vida, pero nunca pudo hacerlo. Aquella premonitoria entrevista terminaría por cumplirse, dejándonos sin una de las grandes personalidades del baloncesto americano, demasiado antes de tiempo.

Si hablamos de leyendas de la NBA, pronto varios nombres comunes vendrán a la mente de cualquier amante del deporte: Michael Jordan, Larry Bird, Pat Ewing, Kobe Bryant, Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar o LeBron James, entre muchos otros, serán los primeros en aparecer. Sin embargo, los más puristas de la competición siempre tuvieron un nombre, quizá menos conocido, por encima de todos: Pete Maravich.

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