Ni Mirotic pudo con él: un imparable Tavares sostuvo al Real Madrid en la dificultad

El Real Madrid ganó su 36ª Liga Endesa al vencer al Barcelona en su cuarto partido de la serie (81-74). En los encuentros disputados en el WiZink Center, ha habido un protagonista claro, Edy Tavares, que fue nombrado MVP de la final. El pívot blanco ha sido imparable para los culés, cuyo punto flaco han sido los rebotes, capturados en su mayoría por el jugador de Cabo Verde.

La zona del Madrid estuvo comandada por Tavares, protagonista de la final tanto en ataque como en defensa. Ni el mismísimo Nikola Mirotic, quizá 'top 3' de jugadores europeos, fue capaz de detenerlo. La impotencia del hispano-montenegrino fue evidente en un tiro libre, cuando ambos lucharon por un rebote. Se quedaron enzarzados y se le vio enfadado. Edy, por su parte, estuvo muy serio. Sabía que tenía la eliminatoria en el bolsillo.

Mirotic fue eclipsado en el tercer y cuarto partido por Tavares. Es imperdonable que un jugador de su talla, en una eliminatoria de tal categoría, no haya sido capaz de mostrar su mejor versión. Sí lo hizo en el segundo encuentro. Y su equipo lo notó porque empató la eliminatoria en el Palau. La dependencia de Nikola ha sido tal que el Barça no ha tenido opciones sin que él estuviera en forma.

El tándem Causeur-Tavares

Tavares contó con un acompañante de lujo para que el Madrid sumara una nueva Liga, Fabien Causeur. Cuando el Barça más apretó en el último cuarto, se erigieron en salvadores del equipo. Siempre es importante contar con algún Sancho Panza, aunque más vale que no sea para ver gigantes en los molinos. Qué importantes son los buenos binomios en los deportes colectivos.

El Madrid fue un equipo capaz de lo mejor y de lo peor, de ahí el enfado de Tavares. Su encuentro fue tan perfecto en todos los sentidos, que se le vio resignado cuando sus compañeros no estuvieron enchufados. Fue el que mantuvo despierto al equipo mientras el Barça ejecutó su plan: reinventarse para no morir, aunque finalmente tanto remar no les sirvió para nada.

Se vio feliz al caboverdiano al final del encuentro, y no era para menos. En cuanto finalizó, cogió en brazo a su hijo, al que mostró en la entrevista pospartido. La seriedad no se le quitó ni para celebrar el título. Hay veces en que uno no pierde su rol ni en situaciones de alegría.

El rol de Chus Mateo

Para alegría la de Chus Mateo, que tuvo la ardua papeleta de sustituir a Pablo Laso por sus problemas de salud. Interpretó a la perfección la situación y entusiasmó a unos jugadores en 'shock' tras lo que le ocurrió a su entrenador. Este título le pertenece bastante, más aún después de su gesto de dedicarlo cariñosamente a su amigo.

La desesperación del Barcelona fue tal que los enfados de Jasikevicius se sucedieron en el banquillo. No superó que su equipo hiciera pérdidas constantes. Tampoco que se le escaparan con frecuencia los rebotes defensivos. Los puntos en las segundas jugadas aniquilaron a un voluntarioso Barça.

El Madrid, por su parte, cambió su guion por momentos. Fue dominador en unos instantes y contragolpeador en otros. No tuvo inclinación por ningún ataque en particular, sino por la anotación y la facilidad para robar al rival. No les hacía falta más. Además, notaron muchísimo el apoyo de su público. Especialmente, cuando el Barça se colocó por primera vez por delante en el marcador en el tercer cuarto. Pero ahí apareció Tavares, al que Laso tiene mucho que agradecer.