La bomba del Murcia y el rodillo del Barça: recitales ofensivos de la Copa del Rey

Pocos dulces hay tan conocidos en Granada como los deliciosos piononos. Se trata de un postre adictivo de bizcocho enrollado con una boina de crema tostada, del que se dice que es así llamado porque su creador, Ceferino Isla, se lo puso en honor al Papa Pío IX. Las pastelerías venden el manjar a los alegres hinchas llegados a Andalucía, que disfrutan de la gastronomía de la zona, una maravillosa temperatura para febrero y, además, espectáculo deportivo. Y en lo que a dulces se refiere, no nos podemos olvidar de otra de las particulares avenidas baloncestísticas con que la ACB ha engalanado las vías de la ciudad: la calle del Paparajote Rojas, en honor del capitán del sorprendente UCAM Murcia, Sadiel Rojas. Lleva ocho temporadas en el equipo, y es un declarado enamorado del postre así denominado de la huerta murciana, del que se ha convertido en un gran embajador, hecho con harina y huevo, y espolvoreado con azúcar y canela.

Los murcianos fueron los grandes protagonistas de la jornada algo vencer al siempre notable Valencia Basket. Ambos conjuntos protagonizaron el mejor encuentro del torneo, con vaivenes en el tanteador y un buen caudal ofensivo. Thad McFadden fue una metralleta anotadora, con cinco triples para un total de 20 puntos. Los de Sito Alonso –que llegó a Granada a última hora dar negativo en Covid-19, pese a aún sufrir sus consecuencias, como explicó a posteriori en rueda de prensa– estuvieron por delante en el marcador la mayor parte del encuentro, pero tras el ecuador se dejaron remontar, con un parcial de 19-0 de los 'taronjas'. El último cuarto fue de infarto y, finalmente, los murcianos se llevaron el gato al agua. Un logro que merece una buena dosis de piononos y paparajotes.

Independientemente del resultado, haberse clasificado para la fase final de Granada ya era una alegría para el UCAM, pues hacía 26 años que no participaban en la Copa. De hecho, su presencia como local en la edición de 1996 era su única participación hasta la fecha y, como ahora, consiguieron ganar en cuartos al Unicaja, pese a que los malagueños partían como favoritos. Fue el TDK Manresa, sorprendente campeón de la competición, quien les apeó de la nube en semifinales al derrotarles por un ajustado 78-81, en un auténtico partidazo, de esos que muchos aficionados han de tener aún guardados en cualquier cinta TDK.

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Todo aquel enamorado del baloncesto recordará el hito manresano conseguido en el Palacio de los Deportes de Murcia en febrero de 1996. Tras eliminar al anfitrión en semifinales, los manresanos se enfrentaban al todopoderoso FC Barcelona, con un presupuesto infinitamente mayor, y claro favorito a levantar la Copa, tras haber vencido previamente al Real Madrid. A falta de nueve segundos, y un punto abajo en el electrónico, el mítico Joan Creus enchufó un triple para la historia, con el que dio al TDK su primer gran título, solo superado por la ACB que lograría dos temporadas después. Desde entonces, ha llovido mucho, y el equipo ha tenido tiempo de ascender y descender de categoría en diferentes ocasiones. Hacía 18 años que no se clasificaban para la Copa del Rey, y qué mejor manera para volver que enfrentándose contra ese Goliath al que ya derrotaron en uno de los partidos más destacados de toda su historia.

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Esta vez hubo poca historia

Dos décadas y media después, la historia fue muy distinta, ante un FC Barcelona que dio poco margen a la sorpresa. Los culés son, a día de hoy, el mejor equipo de Europa, claros favoritos a levantar por segunda edición consecutiva la Copa del Rey. En el Palacio de los Deportes de Granada, el Baxi arrancó muy bien, pero la apisonadora culé terminó de engrasar en el segundo cuarto y, tras ello, se inició el bombardeo de puntos, sin piedad, la particular 'Blitzkrieg' hasta alcanzar los 107 finales.

No obstante, hay algo en lo que el equipo modesto arrasó: la afición. Sin duda, los hinchas del club catalán son los más numerosos y ruidosos, dando gran color a la competición, y no es descartable que media Manresa estuviese ayer presente en la ciudad nazarí. La afición rugía con cada triple de Thomasson y a cada brinco de Moneke, uno de los jugadores más espectaculares de la temporada, pero que ayer no rindió a su mejor nivel, quizá renqueante de la lesión en el glúteo que acaba de superar.

Hasta seis jugadores superaron la docena de puntos en el club de la Ciudad Condal, con una lectura del tempo del partido desde el banquillo realmente inteligente por parte de Jasikevicius, uno de los entrenadores más interesantes del panorama europeo. El lituano ha encontrado, especialmente en los últimos tiempos, una expresión perfecta de lo que él era cuando jugaba de base en Nico Laprovittola. El argentino, con su llamativo look de pintor maldito en el París de entreguerras, fue el máximo asistente y anotó 10 puntos. Uno más consiguieron los exNBA Alex Abrines, que volvía tras cinco meses de lesión a las canchas, y Dante Exum, pero el máximo anotador blaugrana fue Nikola Mirotic que, sin hacer mucho ruido, fue el MVP del encuentro.

Completados los cuartos de final del torneo, la competición continúa y los aficionados que llenan el aforo permitido del pabellón viven en una burbuja de la que no pretenden salir en los cuatro días que dura el evento, con una ciudad que se ha volcado para que se respire baloncesto desde La Alhambra hasta el Sacromonte. La intensidad en el parqué está siendo respondida por el público, y las semifinales de hoy, Real Madrid-Lenovo Tenerife y UCAM Murcia-FC Barcelona, preludian un gozoso espectáculo. En unas horas se comprobará si salta la sorpresa en el Palacio o si en la denominada 'Copa de la Normalidad' ocurre, precisamente, y si se permite la redundancia, lo normal: que los dos gigantes se enfrenten en la gran final del domingo.