La receta de Andorra y Tenerife: cuando consolidarse en la ACB no es una casualidad

Casi cinco kilómetros al sur del Buesa Arena, que desde este jueves acoge la Copa del Rey de baloncesto, el Alavés celebraba hace una semana en Mendizorroza su clasificación para la final de la Copa del Rey de fútbol. Es el ejemplo más reciente del éxito de los modestos, algo que, salvo honrosas excepciones, cada vez cuesta ver más en España y el resto del mundo. Imitar esa hazaña y meterse en una final tras subir es casi imposible en el baloncesto porque el ascenso a la ACB se ha convertido en una especie en extinción: en las dos últmos años no lo ha conseguido ningún equipo. Y en los últimos cinco, solo el Iberostar Tenerife y el MoraBanc Andorra. Los dos participan en esta edición de la Copa, un logro que es fruto de una gestión serena y austera. La trayectoria de ambos equipos es bastante similar y arroja bastantes enseñanzas sobre la gestión de los clubes en las competiciones españolas.

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Tanto el Tenerife como el Andorra, que este jueves se miden al Baskonia y al Real Madrid, tenían pasado en la ACB. Los canarios fueron uno de sus fundadores en 1983 y los andorranos estuvieron cuatro temporadas en los 90. Pero su paso por la elite no les sentó nada bien, la resaca fue brutal: tres años después del descenso, los primeros estaban jugando en segunda división autonómica y los segundos, en categoría provincial. Desde ahí, el mismo fondo, consiguieron resurgir hasta llegar a la Liga Endesa, donde se han asentado.

Una idea común: la continuidad

Ambos equipos comparten una manera de trabajar, que es la continuidad: las personas que los dirigen ahora ya estaban ahí hace muchos años. Félix Hernández lleva 13 presidiendo el Iberostar, pero en el club supera los 18. Gorka Aixàs es presidente del MoraBanc desde hace más de 11 años. En los banquillos sucede lo mismo. El equipo tinerfeño tuvo a Alejandro Martínez de entrenador durante 12 años. Cogió al equipo en LEB 2 y lo subió a ACB. Algo similar sucede con Joan Peñarroya, técnico del Andorra desde 2010. Hay más casos en los dos equipos, como Francesc Solana, que llegó al cargo de director deportivo del MoraBanc Andorra en LEB Plata. "Incluso el médico lleva veintipico años", apunta Hernández.

"Siempre quieres tener una filosofía. Si encuentras a las personas adecuadas, intentas darle continuidad", explica Aixàs. "Ahora bien, a nadie se le escapa que vivimos de los resultados. Estamos así porque nos ha ido bien. Siempre hemos ganado más que hemos perdido, y en ACB razonablemente también, aunque hemos sufrido. En nuestra primera temporada perdimos ocho partidos seguidos. No sé si hay muchos equipos que aguanten eso sin echar al entrenador. Si no hubiera sido Joan, a lo mejor no habríamos tenido tanta paciencia".

Ante todo solvencia económica

La clave está, dicen ambos, en aprender de los errores del pasado. "El club descendió hace más de 25 años con muchísimas deudas. Teníamos claro que para ser un proyecto de futuro había que ser económicamente viables. No somos ricos, pero somos de los más solventes. No dependemos de una sóla fórmula de ingresos. Estamos alrededor de un 20% por abonos y entradas, más de un 25% por patrocinadores, un 30% en publicidad estática y venta en la isla, y con los ingresos de la ACB estamos ya casi en un 15%. A eso hay que sumar el márketing", comenta Hernández.

Esa cautela se traslada también al ámbito deportivo, aunque sin perder la ambición. Ambas cosas son compatibles. "Nos pusimos el objetivo de la ACB, pero no impusimos un plazo", revela el presidente del Iberostar. Esta temporada, el equipo canario juega la Basketball Champions League, donde acabó primero de grupo en la primera fase, y en la Liga Endesa es segundo con las mismas victorias que el Real Madrid. Y eso a pesar de tener lesionados a jugadores tan importantes como Javier Beirán y Nico Richotti, que reaparecerá en la Copa.

El modelo del MoraBanc Andorra es diferente, aunque la idea que lo sostiene es la misma. Tiene la ventaja de ser un proyecto nacional. "Som un pais", se podía leer en el autobús en el que llegó el equipo a Vitoria. "Eso lo hace diferente, pero el modelo no es distinto al que ha existido en la ACB: apoyo institucional de un ayuntamiento o diputación y luego un patrocinador privado. Esas acostumbran a ser las dos patas más fuertes", opina Aixàs. MoraBanc, que ya llevaba más de dos décadas con el equipo, dio un paso adelante tras el ascenso y firmó un patrocinio de diez años, algo que recuerda a un baloncesto de otra época. "Subimos con un proyecto muy sustentado, con una ayuda institucional muy importante. Armamos bien los cimientos en verano para conseguir el ascenso en los despachos, que es casi tan difícil como el deportivo", añade el presidente. El MoraBanc, además, se beneficia de la fiscalidad andorrana, con un tipo general del IRPF del 10%. "No nos sentimos más beneficiados que otros por este sistema", afirma Francesc Solana.

"El ascenso a ACB es pasar de 0 a 100 en un segundo. Ahí sabes que no tienes una estructura profesional y que la necesitas. Nosotros tenemos una estructura ultraligera, solo siete personas, pero el salto es abismal", recuerda Aixòs, que dice que estar en la Liga Endesa es un aprendizaje constante. "Aquí nos equivocamos cada día. Y cuando crees que no te puede pasar nada más, te pasa. Esto es inexperiencia. Si no estás muy firme a nivel financiero, volverás a bajar".

La imagen de solvencia atrae a jugadores cada vez más importantes. "El club cada año que pasa tiene mejor cartel, es un club serio que cumple con sus compromisos. Eso hace que tengas acceso a jugadores que a lo mejor hace dos años nadie te los ofrecía o no se planteaban venir a Andorra porque no sabían dónde era. Ahora saben que tiene capacidad de crecimiento y ambición", explica Solana, que en verano pescó a piezas tan importantes como Nacho Martín, Giorgi Shermadini o Thanassis Antetokounmpo. En Tenerife sucede algo parecido, pero encima suman el buen tiempo. "Hemos podido tener plantillas más competitivas con menos dinero", dice Hernández.

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La pregunta para los dos presidentes está clara: ¿el canon asegura a la ACB que el equipo que lo paga tiene recorrido en la competición? Dicho de otra manera: ¿lo conseguido es, en parte, culpa del canon o a pesar del canon? "Si la finalidad es tener cualquier proyecto, seguro que es un lastre", afirma Aixàs. El MoraBanc, a diferencia del Iberostar, tuvo que hacer frente al canon completo, porque al descender en los 90 la directiva litigó para que la ACB se lo devolviera. "No pensaban que se pudiera volver a subir", dice el presidente. Por esa razón, su postura es clara ante el nuevo escenario que se avecina: hay que felixibilizarlo e incluso reducirlo, pero siempre que se compense a los que lo han pagado entero. "Tiene que haber una solución para esto. Si no la hay, no estoy de acuerdo en que se quite".

El Iberostar no tuvo que pagar el canon, pero su gasto fue casi el mismo. Renunció al ascenso por no poder hacer frente a los gastos, pero luego compró la plaza del Lucentum Alicante. A eso se le añadió la conversión en sociedad anónima deportiva en el plazo de un año. "Nosotros creemos que se debe pagar menos, tiene que haber una fórmula de pago diferente. Proponíamos que del propio dinero que reparte la ACB se descontara el canon", comenta Felix Hernández, que cree que "no es casualidad que los dos últimos equipos en ascender estén arriba". No lo parece.