"Las ventanas me quitan el sueño, el apetito... El acuerdo debe extenderse más allá de febrero"

"Carteras, llaves y móviles. Todo fuera". Entrar en la Galería de Cristal del Palacio de Cibeles exige pasar un control de seguridad. De repente, aparece un hombre de más de dos metros trajeado que sobresale. Al cruzar el escáner, es el único que tiene que agacharse. Se trata de Jorge Garbajosa, presidente de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA). El dirigente acude a los Premios Influyentes para recoger el galardón que recibe la Federación Española de Baloncesto (FEB) en la categoría Deporte. Junto a él asiste Elisa Aguilar, su sucesora y actual presidenta de la institución, para, además, escenificar este relevo.

Ambos tienen un asiento asignado en la primera fila. La organización les explica cuáles serán sus lugares y se colocan en un lateral a la espera de que comience el evento. Aguilar da primero unas declaraciones al equipo de vídeo, mientras que el director de comunicación de la FEB, Víctor Charneco, se mantiene a la espera. Le explicamos el propósito de una entrevista conjunta con Garbajosa.

Aguilar acepta encantada, pero surge un ligero contratiempo. Garbajosa está al teléfono y hay que esperarlo. Mientras tanto, surge una conversación sobre cómo difieren los acentos en España, la vida en Madrid y las diferencias que existen entre Carlos Alcaraz y Rafa Nadal.

"Dame 10 segundos para mandar un mensaje y empezamos", nos pide Garbajosa antes de encender la grabadora.

PREGUNTA. ¿Qué valoración hacen del premio que recibe la Federación?

ELISA AGUILAR (EA). Todo reconocimiento que te hagan al trabajo te enorgullece. Se trata de un año especial para nosotros, porque es el centenario de la Federación. Es un orgullo que Jorge, que ha liderado el proyecto estos años, nos entregue el premio.

P. ¿De qué manera han gestionado esta sucesión?

JORGE GARBAJOSA (JG). De manera democrática y absolutamente natural. Yo tomé la decisión de abandonar la Federación, que abrió un proceso electoral. La presentación de la candidatura de Elisa es natural, porque es una persona que ha estado 10 años en la FEB. Ha crecido de manera sostenida cada año en la gestión y en la toma de decisiones. Y la Asamblea ha entendido que es la persona correcta, y a mí me pone muy feliz. Le tengo un cariño enorme a nivel personal, a nivel profesional ya no. La Federación se ha quedado en las mejores manos.

P. ¿Cuáles son las principales medidas que van a tomar en los próximos meses?

EA. Jorge y yo entendemos, y lo sé porque he trabajado con él muchos años, que tenemos que trabajar en equipo. Tenemos que tender puentes para solucionar cualquier problemática que esté encima de la mesa. Desde la Federación nos hemos propuesto crecer a nivel de licencias. Si crecemos por abajo, luego tendremos más opciones para luego captar talento y acercar el baloncesto a todas las edades.

JG. Vivimos en un mundo cambiante y muy tendente hacia lo tecnológico. En ese sentido, el baloncesto siempre ha sido líder. No solo en los deportes, porque el impacto también ha sido importante en la sociedad. El modelo deportivo, casi siempre, ha sido liderado por el baloncesto, con nuestros problemas y nuestras deficiencias. Desde FIBA queremos abrir ventanas nuevas dentro de los problemas o retos que detectamos. Uno de ellos es la renovación de los aficionados. No tenemos que adaptar nuestra competición, que es excelente, sí el modo de enganchar a los más jóvenes con un lenguaje y unas herramientas que ellos dominan.

P. Una de esas problemáticas son las ventanas de FIBA y de la Euroliga. Imagino que eso a usted, Jorge, le quitará el sueño…

JG. Me quita el sueño, el apetito… Es algo que nos afecta, porque las selecciones necesitan contar con los mejores jugadores y hasta ahora no lo hemos podido conseguir. De momento, tenemos un acuerdo puntual, pequeño o grande, pero muy simbólico, para las próximas ventanas de febrero. No se solaparán las competiciones en ese momento, pero queda mucho más. Eso es a corto plazo y queremos que se extienda más allá. Si llegáramos a una solución, sería a medio, largo o larguísimo plazo.

P. ¿Cómo se prepararon para liderar organizaciones de semejante envergadura?

EA. Cada uno tenemos nuestra experiencia. Yo siempre tuve claro que la formación era imprescindible para mi desarrollo. El conocimiento que te da jugar es importante, por los códigos de un vestuario, por cómo se gestiona un equipo dentro de la cancha… En los despachos te das cuenta de lo importante que es el desarrollo de los jugadores. Para dirigir hay que asumir los retos y atreverse. Ese atrevimiento hace que asciendas y que puedas luchar para que nuestro baloncesto llegue a lo más alto.

P. Por último, ¿dónde se sufre más, en el parqué o en los despachos?

JG. Se sufre más en un despacho cuando sabes que no puedes conseguir los objetivos. Cuando no los logras en un equipo, siempre hay revancha. Hay otro partido, otra competición, una nueva temporada… Si tienes la responsabilidad de tomar decisiones que afectan a todo el ecosistema y no aciertas, sufres mucho. Hace siete años [cuando fue nombrado presidente de la FEB], no tenía canas, tenía más pelo y menos ojeras. A la vez es muy bonito, porque la satisfacción es enorme cuando consigues el objetivo. Igual no lo es tanto como cuando estás en la cancha, pero te sientes mejor porque afecta a más personas.

EA. Se sufre distinto. Lo bueno es que seguimos sufriendo, lo que quiere decir que tenemos las expectativas muy altas. A nivel de juego, en los despachos no tienes tanto el control, pero bendito sufrimiento. Que sigamos sufriendo, sinónimo de que competimos con todos.

"Vayan tomando asiento, por favor", se escucha por megafonía. Empieza a haber movimiento y Garbajosa y Aguilar deben irse. Cortamos a tiempo para que lleguen a sus sillas y estén preparados para recoger el premio. Les damos las gracias. Elisa nos las da a nosotros, mientras que Jorge nos guiña el ojo con el mismo objetivo. Dos exjugadores a los que les queda bien el traje de directivos. Y no todos pueden decir lo mismo.