'Valhalla Rising': la historia hiperviolenta (y soberbia) del vikingo mudo, por fin en España
Doce años después de su estreno internacional, 'Valhalla Rising', el punto de inflexión en la carrera de Nicolas Winding Refn, llega por fin a los cines españoles
Doce años después de su estreno internacional, 'Valhalla Rising' llega por fin a los cines españoles. Hasta ahora, no había tenido un estreno en el circuito comercial, pero la consagración de su director, el danés Nicolas Winding Refn, como uno de los cineastas más polémicos y arrolladores del cine contemporáneo ha permitido que por fin podamos disfrutarla en pantalla grande. 'Valhalla Rising' es, quizá, la película más importante de Winding Refn. No la mejor. Ni la más taquillera. Pero sí supone el punto de inflexión en su carrera, su estilo y su forma de narrar. Es la muda de piel del cineasta. Si en su trilogía 'Pusher', la que le puso en el mapa del cine europeo independiente, demuestra la necesidad de adrenalina, de registrar la realidad, de una narrativa construida alrededor de una trama, 'Valhalla Rising' supone un cambio de identidad en el que la sugestión de la imagen destrona a la palabra —su protagonista, One Eye, interpretado por Mads Mikkelsen, no tiene una línea de diálogo en toda la película— y la narración se diluye para crear atmósferas, para provocar sensaciones, sin necesidad de caminar por una senda definida y directa.
Este primer experimento dio el impulso a Winding Refn para adoptar plenamente ese universo propio de personajes solitarios, amorales y parcos en palabras, de planos largos compuestos al milímetro por una cámara inquietante, que se mueve como un depredador que acecha a su presa, y de una violencia que pasa de la latencia a la explosión, como el impacto brutal de un hachazo en la cabeza. Una identidad que ha ido marcando en los últimos años con 'Drive', 'Solo Dios perdona' y, sobre todo, con la serie 'Too Old To Die Young', donde el director acentúa todavía más sus rasgos, provocador. Esta es, además, la última colaboración del cineasta con Mikkelsen, el gran actor danés, que este año ha vuelto a la primera fila con su papel en 'Otra ronda', de Thomas Vinterberg.
Rodada en digital, en formato 2:35 y ambientada por la turbadora banda sonora de Peter Kyer y Peterpeter —Winding Refn siempre ha sabido escoger bien a sus colaboradores musicales—, 'Valhalla Rising' adentra al espectador en las montañas del norte de Europa, en el siglo XI, en la época de las primeras Cruzadas. Es un mundo violento y salvaje, en el que el hombre y la naturaleza pugnan por la supervivencia. Un grupo de hombres observa como entretenimiento la lucha a muerte entre otros dos, un vikingo tuerto y mudo (Mads Mikkelsen) y un futuro cadáver, una pelea en la que el director no deja de lado los detalles más escabrosos —cómo un cuello se parte con un chasquido al tensar una cuerda, cómo las manos se agarrotan por el 'rigor mortis', cómo un cráneo estalla con los golpes de una piedra hasta dejar ver la masa cerebral—, apostando por el hiperrealismo: el sonido expresivo, junto a la fotografía hiperdefinida y oscura de Morten Søborg, ya advierte de que nos adentramos en el terreno de la crueldad.
Durante los primeros siete minutos, ni una palabra. El vikingo encadena una pelea tras otra, intercaladas por breves momentos de algo parecido a una paz conseguida en comunión con la naturaleza. Como una versión estetizada de 'Aguirre, la cólera de Dios', los personajes caminan atravesando el paisaje desafiante y tosco, con los personajes alienados y perdidos frente al mundo. Quizá, lo que peor ha envejecido son las cámaras lentas en un vídeo digital que hoy se percibe como antiguo y televisivo. Encadenado por el cuello y con un saco en la cabeza, el vikingo sigue a sus dueños hasta que en una maniobra rápida y atroz se libera y acaba hacha en mano con sus captores. La violencia es tan explícita que, a veces, cuesta mantener la mirada.
El único superviviente de la carnicería es un niño (Maarten Stevenson) que se une al vikingo en un viaje a ninguna parte, mientras Winding Refn ofrece mínimas pistas del pasado del protagonista a través de flashbacks oníricos tintados de rojo sangre. En el camino, la pareja se encuentra con un grupo de cruzados en marcha hacia Jerusalén para reconquistar la Tierra Santa. Embarcado en una nave fantasmagórica, los personajes, como suspendidos en el limbo, hablan de sus sueños, de su fe, de sus recuerdos. Envueltos en una espesa niebla, el ambiente se enrarece a cada secuencia llevándolos a todos a la decadencia moral y física. Como una pesadilla, el tiempo pasa, pero el barco nunca parece llegar a puerto, sino que atraviesa el mismo mar, la misma niebla, los mismos bosques en medio de la desorientación.
En medio de la barbarie, el niño desarrolla la capacidad de entender al vikingo con tan solo una mirada, mientras que este revela una suerte de clarividencia, y es cuando 'Valhalla Rising' entra de lleno en el terreno de la mística y la mitología. Sus acompañantes, cada vez menos y más aislados en el cuadro y en el paisaje se enfrentan al destino trágico de una Cruzada frustrada por las inclemencias, por las luchas intestinas y por la aparición de unas figuras tribales que aparecen en la frontera de la fantasía y la realidad. La única certeza de su búsqueda es que mientras los hombres perecen y desaparecen, solo la naturaleza pervive. Como, al final, lo que pervivirá es el arte de un director que ya ha hecho historia.
Doce años después de su estreno internacional, 'Valhalla Rising' llega por fin a los cines españoles. Hasta ahora, no había tenido un estreno en el circuito comercial, pero la consagración de su director, el danés Nicolas Winding Refn, como uno de los cineastas más polémicos y arrolladores del cine contemporáneo ha permitido que por fin podamos disfrutarla en pantalla grande. 'Valhalla Rising' es, quizá, la película más importante de Winding Refn. No la mejor. Ni la más taquillera. Pero sí supone el punto de inflexión en su carrera, su estilo y su forma de narrar. Es la muda de piel del cineasta. Si en su trilogía 'Pusher', la que le puso en el mapa del cine europeo independiente, demuestra la necesidad de adrenalina, de registrar la realidad, de una narrativa construida alrededor de una trama, 'Valhalla Rising' supone un cambio de identidad en el que la sugestión de la imagen destrona a la palabra —su protagonista, One Eye, interpretado por Mads Mikkelsen, no tiene una línea de diálogo en toda la película— y la narración se diluye para crear atmósferas, para provocar sensaciones, sin necesidad de caminar por una senda definida y directa.