'Este cuerpo me sienta de muerte': cara adolescente, alma de psicópata
La nueva producción de Blumhouse sirve un eficaz híbrido entre 'slasher' y comedia de instituto que explota el potencial queer de toda película de intercambio de cuerpos
Uno de los rasgos más atractivos del cine juvenil, sobre todo a partir de los noventa, ha sido su capacidad para juguetear desde la autoconsciencia con los códigos de sus géneros más populares, mezclándolos, parodiándolos u ofreciendo variantes muy imaginativas. La última película de Christopher Landon, el director de 'Feliz día de tu muerte' (2017), esa comedia de terror que se despliega con una estructura en bucle a la manera de 'Atrapado en el tiempo' (1993), resulta un nuevo ejemplo de ello. 'Este cuerpo me sienta de muerte' ofrece una eficaz combinación entre 'slasher' de toda la vida y comedia adolescente de intercambio de cuerpos, que toma como punto de partida el clásico 'Un viernes embrujado' de Mary Rodgers, base literaria de filmes tan populares como 'Ponte en mi lugar' (2003), con Jamie Lee Curtis y Lindsay Lohan.
En las adaptaciones más fieles de la novela de Rodgers, el intercambio de cuerpos permite destensar una relación materno-filial a partir del baño de empatía que supone el trueque de experiencias entre las dos protagonistas. Nada mejor para entender a tu madre o a tu hija adolescente que ponerte, literalmente, en su piel. En 'Este cuerpo me sienta de muerte', sin embargo, el canje se produce entre dos figuras antagónicas en el cine de terror, un psicópata y su presunta víctima, de manera que el filme explora otros caminos en lo que a subvertir identidades y roles se refiere.
Ya desde su prólogo, 'Este cuerpo me sienta de muerte' deja clara la querencia por el 'slasher' de sus responsables, tanto el director como la casa madre, Blumhouse, productora de referencia en el cine de terror actual en Estados Unidos. El filme arranca con todos los elementos del género en juego. Un psicópata se introduce en una mansión donde se han reunido dos parejas de adolescentes, a los que irá eliminando uno a uno, con ese tratamiento personalizado que los asesinos de un 'slasher' deparan a sus víctimas, ejecutándolas de forma tan imaginativa como singular, y derrochando crueldad. El escenario, el tipo de personajes (el asesino incluso lleva una máscara que toma prestada de la misma casa) y las dinámicas podrían encajar en una película de los ochenta. Los roles de género, en cambio, son propios de los nuevos tiempos.
Antes de que el maníaco acabe con ellos, y como mandan los cánones, dos de los jóvenes mantienen relaciones sexuales. Cuando ella alcanza el orgasmo, se levanta y se marcha. Él se queja de que lo ha dejado a medias. Que cómo puede ser la chica tan desconsiderada de no pensar en el placer de su pareja. Hace no tantos años, una conversación de este tipo hubiera parecido un juego irónico o un diálogo entre una pareja heterosexual con los papeles intercambiados. En 'Este cuerpo me sienta de muerte' supone una anticipación del cambio de panorama que plantea la película en lo que a roles de género se refiere. Y toda una declaración de intenciones sobre las propias comedias de intercambio de cuerpos, que siempre han encerrado una sublectura queer al dejar claro que era perfectamente compatible, por ejemplo, un cuerpo con genitales masculinos con una expresión de género tradicionalmente femenina.
Tras el prólogo, y por uno de esos conjuros ancestrales, el homicida en cuestión, el Carnicero de Blissfield (Vince Vaughn) acaba en el cuerpo de una estudiante, perfecta candidata a 'final girl', Millie Kessler (Kathryn Newton), y viceversa. Millie vive con su madre viuda y su hermana mayor policía. En su hogar todavía pesa el fallecimiento un año antes del padre. En el instituto, la humillan por su condición social. Como tantas otras chicas, Millie también baila en los partidos de fútbol del lugar. Pero no como animadora sino como la mascota del equipo. Cuando se junta con sus dos mejores amigos, Nyla (Celeste O'Connor) y Josh (Misha Osherovich), parecen homenajear al trío de colegas alternativos de 'Chicas malas' (2004), título de culto donde los haya de las comedias de instituto. Como clama Josh, en un 'slasher' clásico, una chica afroamericana como Nyla y un chico homosexual como él no hubieran durado demasiado.
A partir del encuentro entre los dos antagonistas, 'Este cuerpo me sienta de muerte' se reconduce por los cauces de la comedia adolescente, con incursiones en el gore tan bien resueltas como en el prólogo, pero mucho más puntuales. Por un lado tenemos al grandullón de Vince Vaughn con alma y ademanes de chica de diecisiete años, que no tarda en convencer a Josh y Nyla para que la ayuden a revertir su situación. Por el otro, Kathryn Newton empieza a comportarse de forma muy diferente en el instituto, un jardín del Edén para cualquier psicópata de 'slasher' que ahora tiene apariencia de estudiante. En el tratamiento del personaje encarnado por Vaughn se explora con humor el potencial queer de la película, sobre todo cuando el espíritu de Millie empieza a flirtear con el chico de sus sueños. Mientras que el itinerario de la joven con nueva alma de asesino resulta más siniestro y carne de psicoanálisis. Tras ser poseída por el Carnicero, vemos a una Millie con una actitud mucho más empoderada y segura de sí misma que se comporta como si hubiera dado rienda suelta a sus deseos reprimidos de venganza, y empieza a eliminar a todas aquellas personas que la han hecho sufrir. 'Este cuerpo me sienta de muerte' no explota a fondo ninguna de las dos dislocaciones de identidad planteadas, ni el esbozo de romance trans por un lado ni la vinculación del empoderamiento con la psicopatía, por el otro. Pero en el plano en que se mueve, el de comedia juvenil contemporánea trufada de toques gore, juega sus cartas de manera muy convincente.
Uno de los rasgos más atractivos del cine juvenil, sobre todo a partir de los noventa, ha sido su capacidad para juguetear desde la autoconsciencia con los códigos de sus géneros más populares, mezclándolos, parodiándolos u ofreciendo variantes muy imaginativas. La última película de Christopher Landon, el director de 'Feliz día de tu muerte' (2017), esa comedia de terror que se despliega con una estructura en bucle a la manera de 'Atrapado en el tiempo' (1993), resulta un nuevo ejemplo de ello. 'Este cuerpo me sienta de muerte' ofrece una eficaz combinación entre 'slasher' de toda la vida y comedia adolescente de intercambio de cuerpos, que toma como punto de partida el clásico 'Un viernes embrujado' de Mary Rodgers, base literaria de filmes tan populares como 'Ponte en mi lugar' (2003), con Jamie Lee Curtis y Lindsay Lohan.