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'Hijos del sol': la increíble historia de los Goonies iraníes
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'Hijos del sol': la increíble historia de los Goonies iraníes

El iraní Majid Majidi vuelve a hablar de la infancia con esta película protagonizada por Roohollah Zamani, cuya interpretación le valió el reconocimiento de Venecia

Foto: Los niños protagonistas de 'Hijos del sol'. (Caramel)
Los niños protagonistas de 'Hijos del sol'. (Caramel)

La infancia es un asunto recurrente en el cine de Majid Majidi. El iraní se dio a conocer internacionalmente gracias a ‘Los niños del paraíso’ (1997), drama sobre la pobreza infantil en Teherán, y en ‘El color del paraíso’ (1999) retrató las penurias de un muchacho ciego. Resulta inevitable pensar en ellas al hablar de ‘Hijos del sol’ y, de hecho, el director parece invitarnos abiertamente a ello a través de varias escenas en las que queda claro lo que ha cambiado en Irán en las dos últimas décadas, y también lo que no. Vemos lustrosas fachadas de centros comerciales que se elevan, pero también, tras ellas, un mundo de miseria y atraso.

La película se inicia recordando a los 150 millones de niños en todo el mundo que se ven obligados a trabajar ilegalmente para sobrevivir, ya sea porque sus padres están en la cárcel o han muerto o simplemente no están, y que a menudo se ven abocados al crimen. Es el caso de Ali y su pandilla, un cuarteto de renacuajos que se dedican a robos menores a quienes, al principio del relato, un mafioso local convence para que recuperen un tesoro escondido bajo tierra; la única forma de llegar a él es abrir un túnel desde la Escuela del Sol, una institución docente que tiene como objetivo educar a niños procedentes de familias problemáticas. Mientras nos muestra a los cuatro chicos recurriendo a la picaresca para ser admitidos entre el alumnado, y después ausentándose continuamente de las clases para cavar a través de la tierra y las rocas, Maidi deja clara una triste ironía que su situación representa: se encuentran en el sitio idóneo desde que el iniciar el camino hacia una vida económicamente estable, pero la necesidad urgente los lleva a desaprovechar esa oportunidad en busca de un atajo.

placeholder Los protagonistas de 'Hijos del sol'. (Caramel)
Los protagonistas de 'Hijos del sol'. (Caramel)

A partir de esa premisa, ‘Hijos del Sol’ ofrece una mezcla de retrato social-realista de la sociedad iraní, una reivindicación de las instituciones educativas y los maestros como garantes de la rectitud y la esperanza en el futuro y una aventura juvenil emparentada tanto con ‘Los Goonies’ (1985) como con Charles Dickens. Los personajes infantiles de Majidi, como los del autor británico, no tienen más remedio que buscarse la vida a una edad demasiado temprana, crecer de golpe y renunciar a la inocencia y la ingenuidad. El afecto que el director siente por ellos resulta evidente, pero a pesar de ello no se encariña demasiado con ellos ni cae en el sentimentalismo.

‘Hijos del Sol’, además, apunta reflexiones acerca de asuntos como la trágica situación que a la que se enfrenta la abundante población de refugiados afganos que subsisten en el país —otro asunto recurrente en la filmografía de Majidi—, el cuestionable comportamiento de la policía y la falta de ayudas estatales a las causas benéficas —la Escuela del Sol se enfrenta a su cierre inminente a causa de las deudas—, y asimismo incluye varias subtramas más. Como consecuencia, algunas de ellas son despachadas sin excesivos miramientos, y más de un personaje no recibe la oportunidad de trascender el estereotipo.

placeholder Otro momento de 'Hijos del sol'. (Caramel)
Otro momento de 'Hijos del sol'. (Caramel)

En general la película aqueja cierta tosquedad narrativa, a la que contribuye la tendencia del director al subrayado —se echa de menos la sutileza de la que hizo gala en sus aproximaciones más tempranas al mundo de la niñez—, pero queda compensada gracias a la vitalidad y la energía de la que dota las escenas. Ali y sus compinches están en permanente movimiento, y la cámara siempre está en el lugar adecuado y el momento justo para capturarlos. Eso significa que, llegado el momento, la acción se sumerge cada vez más en las profundidades subterráneas de una ciudad, e ‘Hijos del Sol’ queda envuelta de una atmósfera casi irrespirable de tensión y delirio.

La búsqueda del tesoro se convierte en una desesperante obsesión que queda precisamente plasmada en la mirada cautivadora del actor Roohollah Zamani —su magnífica interpretación fue premiada en la pasada Mostra de Venecia—, y que culmina en una imagen devastadora: un mocoso de 12 años, abatido pero imparable, que mientras escarba a la caza de un tesoro imposible se pierde en los confines de su propia psique.

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La infancia es un asunto recurrente en el cine de Majid Majidi. El iraní se dio a conocer internacionalmente gracias a ‘Los niños del paraíso’ (1997), drama sobre la pobreza infantil en Teherán, y en ‘El color del paraíso’ (1999) retrató las penurias de un muchacho ciego. Resulta inevitable pensar en ellas al hablar de ‘Hijos del sol’ y, de hecho, el director parece invitarnos abiertamente a ello a través de varias escenas en las que queda claro lo que ha cambiado en Irán en las dos últimas décadas, y también lo que no. Vemos lustrosas fachadas de centros comerciales que se elevan, pero también, tras ellas, un mundo de miseria y atraso.

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