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'Mamma Mia! Una y otra vez': bailan, pero solo para cobrar el cheque
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'Mamma Mia! Una y otra vez': bailan, pero solo para cobrar el cheque

Amanda Seyfried repite en esta secuela del exitoso musical de 2008 que consiguió dos nominaciones a los Globo de Oro

Foto: Amanda Seyfried protagoniza 'Mamma Mia! Una y otra vez'. (Universal)
Amanda Seyfried protagoniza 'Mamma Mia! Una y otra vez'. (Universal)

La mera existencia de 'Mamma Mia! Una y otra vez' es una muestra más de la escasez crónica de ideas interesantes en los grandes estudios de Hollywood y del reciclaje aleatorio de historias destinadas a mantener la maquinaria y la taquilla a pleno rendimiento. Y no solo eso, sino que esta secuela llega toda una década después del musical que en 2008 recaudó más de 500 millones de euros en todo el mundo y consiguió dos nominaciones a los Globos de Oro como mejor comedia o musical y mejor actriz protagonista para Meryl Streep. Lo que funcionó hace una década hoy ya no funciona, sobre todo cuando los guionistas han tenido que ingeniárselas para encontrar una excusa para una continuación innecesaria que, de paso, ya no cuenta en la dirección con Phyllida Lloyd —responsable también de la puesta en escena del musical teatral— y que ha tirado de un realizador tan almidonado y falto de carácter como el londinense Ol Parker —guionista de 'El exótico hotel Marigold' (2011) y director de un estilo de melodrama romántico pasado de moda—.

El éxito de 'Mamma Mia!' nació de la ocurrencia de construir una comedia de enredo musical en base a los grandes 'hits' de ABBA, paradigmas del pop ligero y bailongo de los setenta, una mezcla divertida y luminosa perfecta para pasar un buen rato en la butaca. La libretista Catherine Johnson escribió tanto la obra como el guion de la adaptación cinematográfica —y se nota—, y Lloyd consiguió embarcar en el proyecto a un reparto repleto de grandes nombres: Streep, Stellan Skarsgård, Colin Firth, Pierce Brosnan y Amanda Seyfried. Un elenco que —algunos de ellos con más desparpajo que arte, y a lo mejor precisamente por ello— consiguió transmitir la esencia festiva con que nació la obra de teatro.

placeholder Julie Walters, Amanda Seyfried y Christine Baranski, en un momento de la película. (Universal)
Julie Walters, Amanda Seyfried y Christine Baranski, en un momento de la película. (Universal)

Y en este sentido, 'Mamma Mia! Una y otra vez' se sitúa en las antípodas. Al guion de Parker le sobra drama y le falta alegría, y los protagonistas —salvo en el caso de Christine Baranski, Skarsgård y Firth, que vuelven a demostrar su maravillosa vis cómica— actúan con desgana. Ni siquiera destacan las coreografías, en general fáciles y desabridas. Parece que todos bailan pensando en cobrar el cheque. Sobre todo en el caso de los más jóvenes del reparto, que aparentan sufrir de un caso agudo de astenia primaveral. Eso sí, los temazos —sí, temazos— de ABBA no fallan. Y cuando la frescura la aportan dos personajes secundarios como los de Baranski y Julie Walters, hay que empezar a planteárselo.

Al guion de Parker le sobra drama y le falta alegría, y los protagonistas actúan con desgana

Para justificar la trama, la secuela recurre al truco de explicar a base de 'flashbacks' la historia previa al musical de 2008: cómo Sophie (Seyfried) llegó a tener tres padres (Skarsgård, Firth y Brosnan) y cómo fue el momento en que su madre Donna (Streep), una 'hippy' estadounidense, acabó recalando en una pequeña isla griega. El primer jarro de exceso de melodrama llega nada más empezar la película: Donna ha muerto un año atrás —y los diálogos no paran de recordarlo una y otra vez— y Sophie ha decidido abrir un hotel en memoria de su madre. La joven prepara una gran fiesta de inauguración a la que no podrán acudir por cuestiones laborales ni su marido, Sky (Dominic Cooper), ni dos de sus padres.

placeholder Lily James y Jeremy Irvine, en 'Mamma Mia! 2'. (Universal)
Lily James y Jeremy Irvine, en 'Mamma Mia! 2'. (Universal)

A partir de esta idea tan escueta, 'Mamma Mia! Una y otra vez' entrelaza el presente —Sophie se enfrenta a los avatares de abrir un negocio hostelero, que no son pocos— con el pasado —la llegada de Donna a Grecia cuando era joven y los tres amores que vivió y que culminaron en su embarazo de Sophie—. Y Parker lo cuenta todo desde un tono demasiado melancólico que no concuerda con el espíritu popero de ABBA. La joven Donna (interpretada por Lily James, la 'Cenicienta' de Kenneth Branagh), prácticamente abandonada por su madre (a la que da vida una Cher por momentos indistinguible de Catherine Deneuve), coge el petate al acabar los estudios y se marcha a ver Europa.

Parker lo cuenta todo desde un tono demasiado melancólico que no concuerda con el espíritu popero de ABBA

En París conoce a Harry (Hugh Skinner), un joven inglés encorsetado y nada espontáneo con el que pasa una velada romántica antes de que este se vea empujado por la presión familiar a iniciar una carrera como banquero en Londres. Un día después conoce a Bill (Josh Dylan), un sueco con mucho desparpajo y un barco velero con el que enseguida encuentra química, pero que al día siguiente debe partir para participar en una competición de vela de tres semanas de duración. Así que, cuando llega a la isla griega donde ocurre la mayor parte de la acción y donde no conoce a nadie, traba amistad con Sam (Jeremy Irvine), un guaperas que está pasando un tiempo sabático en Grecia para aclararse las ideas.

placeholder Lily James y Josh Dylan, en 'Mamma Mia! Una y otra vez'. (Universal)
Lily James y Josh Dylan, en 'Mamma Mia! Una y otra vez'. (Universal)

En vez de apelar al amor libre —no hay que olvidar que en su juventud Donna fue 'hippy'—, Parker opta por la mojigatería de justificar los tres polvos de Donna —no es un destripe, ya que es el punto de partida de la historia original— con razones sentimentaloides, no vaya el espectador a pensar que es una fresca. Y así, el director aprovecha para hablar de los sueños (rotos), la maternidad, la familia y la búsqueda de una identidad propia y de las raíces. Y mientras, en el presente, los que conocieron a Donna lloran su pérdida. Una fiesta, vamos.

placeholder Cartel de 'Mamma Mia! Una y otra vez'.
Cartel de 'Mamma Mia! Una y otra vez'.

Y aunque en los números musicales finales la película remonta —la forma de integrar la canción de 'Fernando' en la historia es bastante ocurrente, a pesar de la apatía de un Andy García desaprovechado—, no hay que olvidar que en 'Mamma Mia! Una y otra vez' el público ya conoce el desenlace de la historia. Tampoco ayuda que la línea argumental del tiempo presente sea, aparte de sucinta, terriblemente previsible. Una mala idea con mucho nombre famoso y muy pocas ganas.

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La mera existencia de 'Mamma Mia! Una y otra vez' es una muestra más de la escasez crónica de ideas interesantes en los grandes estudios de Hollywood y del reciclaje aleatorio de historias destinadas a mantener la maquinaria y la taquilla a pleno rendimiento. Y no solo eso, sino que esta secuela llega toda una década después del musical que en 2008 recaudó más de 500 millones de euros en todo el mundo y consiguió dos nominaciones a los Globos de Oro como mejor comedia o musical y mejor actriz protagonista para Meryl Streep. Lo que funcionó hace una década hoy ya no funciona, sobre todo cuando los guionistas han tenido que ingeniárselas para encontrar una excusa para una continuación innecesaria que, de paso, ya no cuenta en la dirección con Phyllida Lloyd —responsable también de la puesta en escena del musical teatral— y que ha tirado de un realizador tan almidonado y falto de carácter como el londinense Ol Parker —guionista de 'El exótico hotel Marigold' (2011) y director de un estilo de melodrama romántico pasado de moda—.

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