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'El Cairo confidencial': asesinatos, corrupción y la caída de un Gobierno
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'El Cairo confidencial': asesinatos, corrupción y la caída de un Gobierno

En los albores de la revolución de Egipto de 2011, el agente Noredin debe resolver el asesinato de una cantante famosa, en el que podría estar implicado alguien muy poderoso

Foto: Fares Fares protagoniza 'El Cairo confidencial', un 'thriller' ambientado en la Primavera árabe. (La Aventura)
Fares Fares protagoniza 'El Cairo confidencial', un 'thriller' ambientado en la Primavera árabe. (La Aventura)

El 28 de julio de 2008, un empleado de la limpieza encontró en uno de los apartamentos de su ronda el cadáver de una mujer en medio de un charco de sangre. La primera sorpresa que se encontraron los investigadores de homicidios fue que el cuerpo acuchillado era el de Suzanne Tamim, una polémica cantante libanesa famosa en todo Oriente Próximo por haber ganado un 'reality' al estilo 'Operación Triunfo' en su país natal. La segunda sorpresa llegó varias semanas después, cuando la policía detuvo a Hisham Talaat Moustafa, un poderoso empresario egipcio, senador del Partido Nacional Democrático, entonces en el Gobierno, y amante secreto de Tamim.

El escándalo, obviamente, fue mayúsculo: según la investigación, la cantante se había mudado de El Cairo a Dubái con la perspectiva de cambiar de vida y el senador, dolido por el desplante, había pagado dos millones de euros a un tal Mohsen Sukari, antiguo oficial de las fuerzas de seguridad egipcias, para que cogiese un avión destino a Emiratos Árabes Unidos y asesinase a la cantante. En 2009, los tribunales egipcios los condenaron a ambos a la horca como culpables del asesinato. En 2010, en un nuevo juicio, la pena se redujo a 15 años de prisión para el senador y 25 para el policía. En junio de 2017, Moustafa salió de la cárcel al recibir un indulto del presidente Al-Sisi. Sukari, que no es político ni empresario ni tiene tantos contactos, sigue en prisión. Ya saben, las flores en el culo se riegan con dinero.

A partir de un remedo de este hito de la crónica negra egipcia, el cineasta sueco de origen egipcio Tarik Saleh escribe y dirige 'El Cairo confidencial', puro cine 'neo-neo-noir' —algo tosco en el desarrollo de la investigación— que funciona sobre todo en el contexto histórico en que el director ubica la trama criminal: los días previos al estallido de la revolución egipcia de 2011, cuando las protestas callejeras catalizaron la caída de Hosni Mubarak después de tres décadas en la presidencia. Sin embargo, retumba la ausencia, en una película terminada en 2017 —y ganadora, por cierto, de la Espiga de Oro en la última Seminci—, de lo ocurrido en el epílogo, resumido en unas últimas elecciones sin oposición y con sospechas de la participación del nuevo Gobierno en la desaparición de miles de disidentes.

placeholder Los policías encuentran a la cantante asesinada en 'El Cairo confidencial'. (La Aventura)
Los policías encuentran a la cantante asesinada en 'El Cairo confidencial'. (La Aventura)

Saleh utiliza el crimen como excusa para radiografiar el funcionamiento de la sociedad egipcia, atravesada por la corrupción desde las más altas instancias hasta los pequeños gestos del día a día. Una corrupción tan integrada que forma parte del sistema oficial: la palabra árabe egipcia 'wasta' sirve para designar ese favor, previo pago, que sirve para acelerar cualquier trámite, ya sea saltarte la cola del aeropuerto o conseguir unos papeles. Un sistema alternativo más eficiente —para quien maneja, por supuesto— alimentado a golpe de talonario. Y un sistema también peligroso, en el que la clase dirigente es prácticamente intocable y en el que la policía y el Ejército se mueven con ademanes mafiosos, como organizaciones al margen de las leyes que supuestamente protegen. Y en esta jungla, los más débiles —los refugiados subsaharianos, los desahuciados, los parias— son carnada.

Saleh retrata un sistema corrupto en el que la clase dirigente es prácticamente intocable

'El Cairo confidencial' recurre al pie de la letra a los prototipos más básicos del cine negro —faltan sutileza y volumen—, pero el carisma arrollador del libanés Fares Fares ('La noche más oscura', 'Rogue One', 'Westworld'), en su papel de policía corrupto en vías de redención, hace que el tocomocho acabe funcionando. Fares interpreta al comandante de policía Noredin Mostafa, un hombre entregado a sus vicios, del que sabemos que en algún momento tuvo familia, y al que en el barrio donde vive temen tanto como respetan. Noredin se maneja de trapicheo en trapicheo, más por supervivencia —su casa es modesta, su coche pasaría la ITV 'wasta' mediante— y por norma que por codicia.

placeholder Hania Amar en un momento de 'El Cairo confidencial', de Tarik Saleh. (La Aventura)
Hania Amar en un momento de 'El Cairo confidencial', de Tarik Saleh. (La Aventura)

El día en que le envían a resolver el asesinato de una mujer en el lujoso hotel Nile Hilton reconoce en el cadáver a una famosa cantante, un crimen que se cierra como suicidio, por eso de quitarse de encima el papeleo. Pero hay una testigo, Salwa (Mari Malek), una inmigrante sudanesa sin papeles que trabaja como limpiadora en el hotel. Mientras, en las calles de El Cairo, especialmente en la plaza Tahrir, justo enfrente de la comisaría de Noredin, empiezan a congregarse los manifestantes que protestan, además de por la falta de libertades, por la corrupción, la inflación y el descenso del nivel de vida de la mayoría de la población, por la brutalidad con que se maneja la policía. Y como es habitual, la caída del gigante parece tan improbable que nadie repara ni en los pies de barro ni en la fuerza de una masa enfurecida.

En 'El Cairo confidencial' hay detectives alcohólicos, 'femmes fatales', cadáveres, villanos del hampa y corrupción de Estado. Puro 'noir'

De la estructura 'noir' Saleh no se salta ni una de las convenciones: el cadáver, las bajas pasiones del investigador protagonista, quien quizás es así por los palos que le ha dado la vida, una trama criminal que extiende sus tentáculos en todos los estamentos sociales —arriba, muy arriba—, visitas a tugurios, villanos poderosos, 'femmes fatales' y catarsis existenciales. Lo que al principio es un caso más para el agente, acaba convirtiéndose en una forma de expiación del pasado, al igual que el estallido de la revolución supone, en teoría, un nuevo comienzo para el pueblo de Egipto. El policía, que siempre ha estado del lado de los que manejan el cotarro, se da cuenta de lo poco que vale la autoridad en la orilla equivocada del río. Y, en general, 'El Cairo confidencial' muestra lo fácil que es caer en la otra orilla cuando el cambio de dirección del viento obliga a un golpe brusco de timón.

placeholder Mari Malek es Salwa en 'El Cairo confidencial'. (La Aventura)
Mari Malek es Salwa en 'El Cairo confidencial'. (La Aventura)

La película de Saleh es más un estado emocional que la crónica política de la revolución de Egipto en 2011. Es la sensación aplastante de indefensión, de incapacidad para cambiar algo tan arraigado que ya forma parte de la sociedad y del individuo mismo. Matar la parte podría significar la muerte del todo. Noredin, en su viaje siguiendo el rastro del asesino, solo se da de bruces consigo mismo y con los que son como él. O los que son como él, pero amplificados. Como en toda película 'noir', hay que hallar el consuelo en los pequeños triunfos.

placeholder Cartel de 'El Cairo confidencial'.
Cartel de 'El Cairo confidencial'.

Saleh ha concebido la película en dirección a un final que, como no podía ser de otra forma, acaba con la caída del Gobierno de Mubarak. Por las calles, riadas de gente celebran el cambio. Poco antes, un manifestante impide que uno de los suyos patee impunemente a quien el día antes podría haberle pateado impunemente a él: "Déjalo, no somos como ellos", le dice. El antiguo régimen se disgrega. Algunos huyen. Otros se quedan, escondidos, mimetizados. La esperanza se entremezcla con cierto pesimismo. De la pared de un edificio, varios trabajadores retiran un retrato enorme del líder derrocado. Queda ver, cuando amanezca, qué imagen penderá de la pared.

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El 28 de julio de 2008, un empleado de la limpieza encontró en uno de los apartamentos de su ronda el cadáver de una mujer en medio de un charco de sangre. La primera sorpresa que se encontraron los investigadores de homicidios fue que el cuerpo acuchillado era el de Suzanne Tamim, una polémica cantante libanesa famosa en todo Oriente Próximo por haber ganado un 'reality' al estilo 'Operación Triunfo' en su país natal. La segunda sorpresa llegó varias semanas después, cuando la policía detuvo a Hisham Talaat Moustafa, un poderoso empresario egipcio, senador del Partido Nacional Democrático, entonces en el Gobierno, y amante secreto de Tamim.

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