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'Spider-man: Homecoming': el mejor Hombre Araña... y el más frustrante
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'Spider-man: Homecoming': el mejor Hombre Araña... y el más frustrante

La nueva versión del personaje es un adolescente que trata compatibilizar los desafíos propios de la vida de instituto -como el bullyng- con su incipiente carrera como justiciero

Foto: 'Spider-man: Homecoming'
'Spider-man: Homecoming'

En 'Spider-man: Homecoming' no hay rastro del Tío Ben; ni del Duende Verde; ni de Mary Jane o Gwen Stacy. Peter Parker no sufre la picadura de una araña radioactiva. Nadie pronuncia la frase “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. E pese a no poseer ninguno de esos ingredientes presuntamente tan consustanciales a la idea de Spider-Man, en cierta manera la nueva película captura la esencia de su personaje protagonista como ninguna de sus predecesoras logró hacerlo.

Foto: 'Batman/Superman'
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Si el Hombre Araña propuesto por la trilogía de Sam Raimi era una figura de envergadura melodramática y el ideado por Mark Webb funcionaba a modo de galán más bien tieso, ahora la nueva versión del personaje es simplemente un adolescente que trata de lidiar con desafíos propios de la vida de instituto -como el acoso de los bullies, las actividades extraescolares y los flechazos amorosos-, y que debe compatibilizarlos con su incipiente carrera como justiciero.

Peter posee más poder del que puede manejar pero por otro lado ansía convertirse cuanto antes en uno de los Vengadores. Sin embargo, dada su inmadurez y su inexperiencia, Tony Stark le aconseja que continúe siendo un superhéroe de barrio durante algún tiempo más. Tras descubrir una serie de crímenes en los que se han usado armas diseñadas con tecnología alienígena, el joven trata de llamar la atención de Tony, pero no lo logra y decide actuar por su cuenta.

Mandar a Parker de vuelta al instituto es, de entrada, una forma efectiva de distraernos del hecho de que esta es la sexta película protagonizada por el superhéroe arácnido, y la tercera versión de acción real del personaje, desde 2002. Lo que mejor hace 'Homecoming' es situarnos con los pies en la tierra, en un mundo en el que, como en el nuestro mismo, Iron Man y el Capitán América son ídolos pop, y los delincuentes usan máscaras de los Vengadores para cometer sus atracos. Durante buena parte de su metraje, decimos, la película es más una comedia adolescente que un actioner, y de hecho el director Jon Watts se muestra mucho más cómodo rindiendo tributo al cine de John Hughes que orquestando una sucesión de coreografías de destrucción que oscilan entre lo anodino y lo francamente tosco.

Demasiadas cosas a la vez

Es problemático, en ese sentido, que 'Homecoming' trate de ser demasiadas cosas a la vez. Se esfuerza por ubicar a Spider-Man en el Universo Cinematográfico de Marvel, pero todas esas escenas con Tony Stark aportan más bien poco y en cambio impiden que, a pesar de los 133 minutos de metraje, otros personajes secundarios –la tía May, los compañeros de clase- sean suficientemente desarrollados. También Michael Keaton, en la piel de Vulture, se ve afectado por ese problema. Las circunstancias del personaje son del todo convincentes y el actor se las arregla para interpretarlo sin invitar al chascarrillo sobre su pasado en la piel de Batman y Birdman. Pero en última instancia la película no deja claro si Vulture es un personaje lleno de complejidad o un villano unidimensional.

La cinta se muestra incapaz de pisar el freno; en ningún momento se toma el tiempo para que nos impliquemos en las zozobras del héroe

También como consecuencia de ese exceso argumental, 'Homecoming' se muestra incapaz de pisar el freno; en ningún momento se toma el tiempo para que nos impliquemos en las zozobras del héroe como sí lo hacían las películas de Sam Raimi. En la piel de Tom Holland, este Hombre Araña es un chaval simpatiquísimo, pero no resulta especialmente fácil empatizar realmente con él.

placeholder Cartel de 'Spider-man'
Cartel de 'Spider-man'

En todo caso, lo más frustrante de la película es su incapacidad para mantenerse fiel a su propia premisa. Durante su primera mitad, mientras ser Spider-Man es simplemente una actividad extraescolar para Peter, funciona a modo de bienvenida alternativa a la gravedad folletinesca que lastra a tantas otras producciones de Marvel y DC. El problema es que, al demostrar parcialmente que una película de superhéroes puede ser diferente, 'Homecoming' no hace sino llamar la atención sobre sus limitaciones en cuanto, en su segunda mitad, deja claro que en realidad no tiene especial interés en desviarse de la fórmula que las películas de Marvel han seguido a pies juntillas durante la última década.

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En 'Spider-man: Homecoming' no hay rastro del Tío Ben; ni del Duende Verde; ni de Mary Jane o Gwen Stacy. Peter Parker no sufre la picadura de una araña radioactiva. Nadie pronuncia la frase “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. E pese a no poseer ninguno de esos ingredientes presuntamente tan consustanciales a la idea de Spider-Man, en cierta manera la nueva película captura la esencia de su personaje protagonista como ninguna de sus predecesoras logró hacerlo.

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