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'El invierno': un western patagónico visualmente apabullante
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'El invierno': un western patagónico visualmente apabullante

La ópera prima de Emiliano Torres resigue la lucha por la supervivencia en un lugar recóndito del sur de Argentina que no escapa de los dictados de la economía capitalista

Foto: Alejandro Sieveking y Cristian Salguero protagonizan 'El invierno'
Alejandro Sieveking y Cristian Salguero protagonizan 'El invierno'

No hay lugar para la épica en este western patagónico. La primera película de Emiliano Torres se sitúa en el fin del mundo, un paraje desolado de la última frontera sur del continente americano. Lejos del imaginario de postal turística con el que a veces se asocian este territorio, 'El invierno' tiene lugar en un entorno inhóspito en el que solo habita un capataz de origen anglosajón, Evans (el chileno Alejandro Sieveking, de expresiva contención). Este veterano ganadero se encarga de controlar los rebaños que ahí pastan y a los trabajadores temporales que esquilarán a las ovejas. Los temporeros llegan con el buen tiempo y, una vez finalizada la tarea, se marchan para no volver hasta el año siguiente.

Esta temporada Evans se fija en uno nuevo, Jara (Cristian Salguero), un joven taciturno como él que no se deja llevar por la corriente del resto de compañeros. No hay nada que hacer en el tiempo de ocio en este rincón del mundo, excepto emborracharse o bailar con las muchachas que trae el jefe para distraer a los hombres. Pero Jara trabaja duro sin permitirse distracciones. No se desmadra ni busca problemas con sus superiores. Evans no le quita ojo, no sabemos si por admiración, recelo o interés. Pero ni tan siquiera así el hombre es capaz de prever que sus patrones, después de décadas de servicio fiel, se lo van a quitar de encima para poner a Jara en su lugar.

En los westerns clásicos, la lucha del ser humano contra la naturaleza tenía un objetivo claro, la dominación del territorio en nombre de la civilización. Aunque indomable, el del 'El invierno' es un paraje conquistado. En concreto, por los propietarios extranjeros de la explotación ganadera que apenas se dejan ver por el lugar. Son ellos los que deciden sobre los hombres que allí trabajan, pero las órdenes las transmiten los intermediarios. Como dioses clásicos, los patronos determinan el destino de unas personas a las que apenas conocen y cuyas tribulaciones diarias no les importan.

Rodada en formato panorámico, la película convierte el paisaje siempre presente en el encuadre en algo más que un protagonista. La dura vida de los personajes y su carácter igualmente tosco viene moldeada por su soledad en este vasto terreno apabullante, por la dureza del clima con sus largos inviernos y sus vientos hostiles, y por la aspereza del entorno. Y sin embargo, primero Evans y después Jara, se adaptan a las circunstancias porque a partir de cierto momento esto es lo único que tienen en la vida. Figura rodeada de misterio, más adelante descubrimos que Evans rompió los lazos con su hija de tal forma que quizá ya es demasiado tarde para recomponerlos. Jara aparenta llevar una vida normal e incluso cuela a su familia en la estancia para celebrar las Navidades. Pero luego la mantiene alejada a fin de no buscarse problemas con sus jefes. La lucha de los protagonistas contra los elementos resulta una batalla por la supervivencia en la que ya no cabe ninguna épica, porque ni tan siquiera tienen asegurada la permanencia en el lugar de trabajo.

placeholder 'El invierno', de Emiliano Torres
'El invierno', de Emiliano Torres

A partir del título de la película, Torres inscribe la idea de ciclo en el film. La vida de los personajes está marcada por la rotación de las estaciones, que dicta sus rutinas cotidianas y laborales. Pero entre los dos personajes masculinos también se establece una relación cíclica, de sustitución de lo viejo por lo nuevo. Evans podría estar viendo en Jara un hijo o un sucesor, pero el joven pronto se convierte en su sustituto. El primer invierno que vive Jara en el rancho marca su proceso de transformación. Como si la ventisca, el frío y la nieve también erosionaran su carácter, Jara va convirtiéndose poco a poco en el nuevo Evans. Aunque la característica que más acaba compartiendo con su antiguo capataz es su condición de prescindible...

Emiliano Torres es un director debutante que se ha labrado una experiencia en el mundo del cine como asistente de otros cineastas como Marco Bechis, Enrique Pineyro, Albertina Carri o Emanuele Crialese. Su formación sobre el terreno se hace notar en la solidez de un film parco en diálogos que se construye sobre todo a partir de la fuerza de las imágenes y de la vinculación de los personajes con el entorno a través del encuadre. Y sin embargo, 'El invierno' no es una mera película contemplativa. Despliega un conflicto dramático en torno a sus protagonistas que encierra una clara lectura económica de fondo. Impecable a nivel cinematográfico, la película resulta en algún momento tan árida como sus paisajes y protagonistas. Pero sabe adaptar al presente y a una idiosincrasia tan particular como la de la Patagonia los viejos códigos del western de supervivencia.

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No hay lugar para la épica en este western patagónico. La primera película de Emiliano Torres se sitúa en el fin del mundo, un paraje desolado de la última frontera sur del continente americano. Lejos del imaginario de postal turística con el que a veces se asocian este territorio, 'El invierno' tiene lugar en un entorno inhóspito en el que solo habita un capataz de origen anglosajón, Evans (el chileno Alejandro Sieveking, de expresiva contención). Este veterano ganadero se encarga de controlar los rebaños que ahí pastan y a los trabajadores temporales que esquilarán a las ovejas. Los temporeros llegan con el buen tiempo y, una vez finalizada la tarea, se marchan para no volver hasta el año siguiente.

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