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Por qué las películas de superhéroes son un tostón
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Por qué las películas de superhéroes son un tostón

¿En qué momento los filmes con superpoderes se convirtieron en un infierno pretencioso y aburrido? Al habla con el crítico y escritor Jesús Palacios

Foto: 'Batman/Superman'
'Batman/Superman'

Las películas de superhéroes han tocado techo como fenómeno cultural. Pues bien: ahora que están en pleno auge comercial y artístico -los taquillazos siderales no dejan de sucederse y la crítica moderna ha aclamado como nunca antes estas superproducciones- quizá ha llegado la hora de preguntarse algo en alto: ¿Son un coñazo total y absoluto las películas de superhéroes? ¿Nos hemos pasado de frenada con la valoración de las mismas? ¿Quién tiene la culpa de esta situación?

Tras reflexionar sobre estas cuestiones, el escritor, crítico y experto en cine de género Jesús Palacios (Madrid, 1964) ha organizado un evento especial en el Festival de Cine de Gijón -'Superhéroes innombrables', que incluye el pase del sorprendente filme italiano 'They Call Me Jegg' (2015)- que tiene mucha miga (contra)cultural dada la actual tiranía de los superhéroes sobre nuestras vidas.

“En la Noche Innombrable apostamos por los superhéroes diferentes, divertidos, extraños, nostálgicos y hasta antipáticos. Superhéroes con sabor latino, a spaguetti rancio, Roma criminal y Camorra casposa... Porque, al final, resulta que sí me gustan los superhéroes… pero los innombrables, por supuesto”, escribe Palacios para justificar un miniciclo ideado por oposición a la dictadura del superhéroe de blockbuster como ente solemne y pretencioso. Hablamos con Palacios para divulgar su visión crítica de lo que significa hoy día ponerse unas mallas para salvar el mundo.

'El caballero oscuro, la leyenda renace'

PREGUNTA. Dice que "ha llegado a odiar a los superhéroes". ¿Por qué?

RESPUESTA. La verdad es que nunca he sido muy de superhéroes, aunque tenga cierto respeto y cariño por el género. En cualquier caso, para mí siempre han sido personajes de fantasía pulp, netamente pop, cuyo máximo atractivo reside, precisamente, en su condición de puro kitsch. Ciertamente, en el cómic propiamente dicho evolucionaron en los años 80 del siglo pasado hasta una madurez narrativa y estética inédita... Pero fue gracias a la intervención de creadores europeos como Alan Moore, Dave McKean, Grant Morrison o Moebius, aunque también haya que recordar el genio de yanquis como Frank Miller y, hasta cierto punto, Bill Sienkiewicz y otros.

Son filmes shakespearianos para los que no han leído nunca a Shakespeare

Fue cuando se inició la Edad Oscura, con historias como 'Watchmen' o 'Batman Dark Knight', que fueron los tebeos de superhéroes que debían acabar con los superhéroes. Por desgracia, no lo consiguieron, y a partir de entonces se inició una involución en el género de la que me desinteresé (seguramente de forma injusta, pero los gustos son prejuicios y viceversa). Entonces llegó el cine.

Ahora los superhéroes ya no son personajes de cómic llevados al cine, sino personajes de cine de los que se hacen tebeos. Y en la gran pantalla, con contadas excepciones, se ha tendido a reflejar sus peores características, insuflándoles unas pretensiones próximas a la Edad Oscura de Moore, Miller y demás... Pero sin que la naturaleza comercial y masiva de Hollywood les permita ir tan lejos. El resultado es una farsa en la que ni estamos antes obras cinematográficamente equiparables a un 'Watchmen' o un 'Dark Knight', ni ante películas divertidas, entretenidas y pop, sino frente a una mezcla desequilibrada de ambas cosas, que a mí me resulta aburrida, agotada y agotadora. Mis favoritas son las pelis de 'Batman' de Tim Burton y, sobre todo, de Joel Schumacher, 'El pato Howard' de Willard Huyck, la serie de 'Batman' de los 60 y cosas por el estilo. Salvo de estos años "Guardianes de la Galaxia"... aunque en realidad no es de superhéroes.

'Batman/Superman'


P. Califica de "barata" la filosofía de estas películas; sin embargo, los críticos de nuevo cuño dedican artículos sesudos sobre las ramificaciones políticas, éticas y hasta metafísicas de los filmes de superhéroes. ¿Nos estamos volviendo todos locos?

R. Es lógico que la crítica actual se apropie del fenómeno y trate de exprimirle todo el contenido posible e imposible. Es lo que hay, lo que se estrena todos los viernes, y o entras en el juego o te ves reducido a un papel poco grato, al margen de la mayoría. Y no es que estas películas carezcan de interés sociopolítico, psicosocial o de cualquier otro tipo... De hecho, el problema es que de partida se presentan ya con esas pretensiones, como si fueran el cine comercial dramático y adulto de otro tiempo... Lo que desmienten tarde o temprano sus héroes en pijama, villanos ridículos y, sobre todo, sus infinitamente elongadas escenas de acción espectacular que, de tan trepidantes, largas y excesivas acaban por ser aburridas hasta el agotamiento.

Está bien extraer interpretaciones profundas o ejercer apropiaciones creativas y radicales a partir de la cultura pop... Pero cuando es la propia cultura pop la que se presenta ya a sí misma con esa (falsa) profundidad, se confunde todo malamente. Si una relectura del 'Superman' de Richard Donner como épica familiar para la Era Reagan puede ser interesante, una película de Superman que se presenta como serio comentario político acaba por resultar ridícula. Y sí: nos estamos volviendo locos.

P. ¿Es el director Christopher Nolan el culpable principal del exceso de solemnidad de estas películas? Vi 'El caballero oscuro renace' y me pareció una de las películas más aburridas que he visto en mi vida. Entiendo que un blockbuster de acción con superhéroe sea malo, pero me resulta inconcebible que sea soporífero. ¿Cómo es posible?

He visto a los mejores cineastas de mi generación destruidos no por las drogas (ojalá) sino por los superhéroes de Hollywood

R. Nolan es uno de los culpables, por supuesto, pero no el único aunque sí quizá uno de los peores. El verdadero culpable es este nuevo Hollywood del entretenimiento para todos y para nadie, que ha consumido a los mejores talentos cinematográficos de los 80 y 90, hipotecándoles en franquicias interminables que cada vez son más aburridas e innecesarias. Nolan empezó con 'Following' y 'Memento' y ahora está con 'Batman' y 'Superman'; Brian Synger empezó con 'Sospechosos habituales' y acabó en 'X-Men'; Sam Raimi nos dio 'Posesión infernal' y 'Darkman' (esa sí era buena) y acabó con 'Spiderman'; Gore Verbinski dirigió un buen remake de 'Ringu' y luego se embarcó para siempre con 'Piratas del Caribe' (que considero una franquicia de superhéroes más); Zack Snyder hizo un memorable remake de 'Zombi' de Romero y ahora está atrapado por el 'Hombre de Acero'; el gran Joss Whedon de 'Buffy' se eclipsó a sí mismo para hacer 'Los Vengadores'... Y así ad infinitum y ad nauseam.

Y lo malo es que todo lo que hacen después se convierte en cine de superhéroes. Así, cuando Nolan pretende hacer ciencia ficción "seria", como en 'Origen' o 'Interstellar' las acaba convirtiendo en pelis de superhéroes igualmente infladas, supuestamente espectaculares, profundas y emotivas... pero en realidad aburridas, moralistas y simplonas, amén de bastante estúpidas. He visto a los mejores cineastas de mi generación destruidos no por las drogas (ojalá) sino por los superhéroes de Hollywood.

P. De todas las nuevas películas de superhéroes, ¿a cuál tienes más manía y por qué?

R. Posiblemente sea a las de 'Batman' de Nolan y los 'Superman' que también ha producido, aunque tampoco me cae bien el 'Iron Man' de Robert Downey y las de 'The Hulk' me hicieron ponerme verde de vergüenza. El motivo es siempre el mismo: ni cumplen con las pretensiones que se arrogan ni con la diversión que deberían dar. Son filmes shakespearianos para los que no han leído nunca a Shakespeare, rellenos de acción sin límite ilimitadamente aburrida, con agujeros en los guiones que presumen tener perfectos del tamaño de Kryptón y con una paleta de colores tan oscura y sórdida como mis pensamientos cuando las veo. No tienen humor (al menos que sea gracioso), ironía ni color. La mayoría se intentan hacer pasar por cine de superhéroes de "autor", pero, en realidad, si intercambiaras los nombres de los directores casi nadie lo notaría.

'They call me, Jegg'


P. ¿Qué aporta al panorama una película como la italiana 'They Call Me Jegg'?

R. Pues aporta, precisamente, una mirada que, al no proceder ni de la adaptación de algún personaje de historieta (o videojuego, televisión, etc.) concreto ni pertenecer al imaginario hollywoodiense o ‘usamericano’ de la cultura pop se puede permitir un enfoque totalmente diferente: un superhéroe neorrealista, por decirlo de algún modo. Un cruce entre el cine poliziesco italiano más sórdido y la fantasía del cómic, con genuino sabor europeo: historia de ‘amor fou’, acción sin excesos pirotécnicos, nostalgia e incluso tristeza, pero al mismo tiempo cierto aire juguetón y cómplice. Es la oportunidad de inventar un superhéroe a la medida de un público europeo adulto pero nostálgico de sus lecturas y series de infancia, liberado de la servidumbre al freakismo del fandom (que juzga una película de superhéroes por la fidelidad de sus uniformes al cómic original y luego traga con un Nick Fury negro...), consciente de su imposible pero necesario ejercicio de perversa ingenuidad. Este superhéroe estaría sin duda más cómodo en las páginas de 'Linus' y 'Métal Hurlant' que en las de los comic-books de Marvel o D.C.

Las películas de superhéroes han tocado techo como fenómeno cultural. Pues bien: ahora que están en pleno auge comercial y artístico -los taquillazos siderales no dejan de sucederse y la crítica moderna ha aclamado como nunca antes estas superproducciones- quizá ha llegado la hora de preguntarse algo en alto: ¿Son un coñazo total y absoluto las películas de superhéroes? ¿Nos hemos pasado de frenada con la valoración de las mismas? ¿Quién tiene la culpa de esta situación?

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