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El escritor que es un éxito de ventas en Estados Unidos (y que aquí nadie conoce)
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ENTREVISTA

El escritor que es un éxito de ventas en Estados Unidos (y que aquí nadie conoce)

Hablamos con Nathan Hill, que en novela 'Wellness' hace un retrato sutil (y con grandes dosis de humor) de la vida moderna, los matrimonios, el poliamor, el mindfulness o las dietas detox, entre otras

Foto: Nathan Hill, fotografiado por Erik Kellar.
Nathan Hill, fotografiado por Erik Kellar.

Según Oprah Winfrey, comenzar a leer Wellness (Adn), la nueva novela de Nathan Hill, es "aventurarse en un viaje increíble", y ya sabemos que lo que diga la popular presentadora en Estados Unidos es poco menos que un dogma de fe. Advierten que nadie es profeta en su tierra, pero Nathan Hill es la excepción: las librerías estadounidenses están abarrotadas de la que es su segunda novela y con la primera ( El Nix, 2016, Salamandra) se convirtió en el autor más leído del año, The New York Times y The Washington Post han cantado alabanzas sobre su escritura. Sin embargo, es probable que usted no le conozca, que si busca alguna reseña sobre él no la encuentre, aunque si acude a su librería de confianza esta misma tarde podrá ver su nueva novela apilada entre tantas otras. ¿Cuál es el misterio?

No es muchísima la información que hay sobre Nathan Hill, aunque tampoco hablamos de otro caso a lo Thomas Pynchon ni nada parecido. Sabemos, por ejemplo, que nació en Iowa y vive con su esposa en Florida. Que sus dos novelas, por algún motivo, están ambientadas en Chicago. Que la primera (El Nix), habla de un profesor de universidad hastiado y adicto a los videojuegos que trata de desentrañar la vida de su madre, una hippie de origen escandinavo que vivió los disturbios en Chicago del 68 y que lo abandonó siendo un niño. Y que la segunda (Wellness) que acaba de publicarse, podría parecer —equivocadamente— más prosaica: la historia de una pareja que se conoció en la universidad y que, veinte años después, tiene que lidiar con los problemas de la vida moderna, ya sean la paternidad, el poliamor o los grupos de mindfulness. Porque Hill tiene la capacidad de reírse de lo absurdo de la existencia con sutilidad y muchas dosis de inteligencia.

Ahora, en plena gira por Europa, aprovechamos que no hay diferencia horaria para entrevistarle. Nathan Hill nos recibe vía Zoom desde Liverpool, con pocas señales de jet lag en su rostro afable y delante de unas terribles cortinas marrones, típicas de los hoteles.

PREGUNTA. He de decir que estando en Estados Unidos en Navidad vi Wellness por todas partes, sin embargo, al llegar aquí he comprobado que prácticamente nadie te conoce. Ahora mismo estás de gira por Europa, ¿en otros países sí ha trascendido tanto como en Estados Unidos?

RESPUESTA. La verdad es que sí, en Estados Unidos tuve un boom importante gracias al club de lectura de Oprah Winfrey, que ayudó a poner el libro en el mapa. Ahora vengo de gira por Alemania, donde llené cuatro salas diferentes en distintas ciudades, todas con entradas agotadas, en Colonia igual había unas 4.000 personas. El libro está teniendo una acogida maravillosa, ahora que estoy por Reino Unido (Londres, Liverpool, Bath...) la verdad es que la reacción de los lectores está siendo muy buena. A mí lo que más me llama la atención es que los lectores me preguntan de una manera muy sincera por temas del libro: el matrimonio, el amor, las redes sociales... sí que creo que son temas universales y por eso el libro entre comillas ha viajado tan bien.

"Mi inspiración viene de mi amor por observar estas absurdeces de la vida normal con una mente relativamente escéptica"

P. Centrémonos en tu nueva novela. La primera era casi un thriller que envolvía muchos escenarios diferentes —como los 60 en Chicago con el movimiento hippie—, Wellness, sin embargo, cuenta algo aparentemente tan sencillo como la vida de una pareja y el habitual desencanto, ¿por qué decidiste escribir esta historia?

R. Quería contar una historia sobre un matrimonio, la historia de un amor, porque estas historias están llenas de fantasía y de sueños, y quería que fuera un caballo de Troya para presentar otros temas como: ¿cómo puede ser que la población mundial no nos pongamos de acuerdo en una realidad compartida? ¿Cómo puede ser que haya tanta gente que crea cosas absurdas?, al final una historia de amor está muy llena de otros relatos fantasiosos. Además, también quise escribir la historia por un motivo muy personal: yo hace diez años que estoy casado y me parecía un momento adecuado para reflexionar sobre ello.

P. Otra cosa que a mí me sucede personalmente cuando leo tus libros es que me siento muy identificada con la mayor parte de las cosas que van sucediendo. Es como que te pone frente a un espejo y te das cuenta de lo absurdo de la vida moderna, ¿de dónde sacas la inspiración para escribir?

R. Pues gracias, me alegra mucho oír eso. La inspiración viene de que me encanta observar el tipo de cosas que muchos hacemos en nuestra vida cotidiana y nos parecen algo normal, aunque en el fondo son cosas muy ridículas. Por ejemplo, hace unos años en mi círculo de amistades todo el mundo empezó a contar calorías, a contar los pasos, a hacer dietas raras... y para todos eso parecía super normal pero era de una absurdez absoluta. En ese sentido creo que mi inspiración viene de mi amor por observar estas absurdeces de la vida normal con una mente relativamente escéptica.

"En mi círculo todo el mundo empezó a contar calorías, a hacer dietas raras... parecía super normal pero era de una absurdez absoluta"

P. Que al final son cosas bastante globales, es decir, tú hablas de tu situación en Estados Unidos pero es completamente extrapolable, en España yo misma lo noto también... juegas mucho con la globalización...

R. Me alegro mucho de que digas eso y me sorprende, porque suelo pensar que los estadounidenses podemos alcanzar unas cuotas absolutamente épicas de ridículo, pero me alegra ver que otra gente en otros lugares del mundo comparte estos defectos. Lo que me ha resultado interesante al viajar al extranjero con este libro es que me he dado cuenta de que el concepto de Wellness ha arraigado en muchas culturas distintas. Creo que no hay un solo territorio en el que el término se haya adaptado para la palabra local, sino que la idea ha echado raíces en muchos países distintos, aunque el significado cambie.

P. Algo que me ha sorprendido es que tus novelas siempre tienen como escenario Chicago, pero tú no vives ahí. ¿Qué representa entonces la ciudad para ti?

R. He vivido en cierto modo en Chicago, mi mujer es intérprete de música clásica (toca el fagot en una orquesta de Florida) y lo que pasa es que la orquesta en verano descansa, entonces muchos veranos ha ido a tocar a un festival que se organiza en Chicago. Así que durante 15 años nos ibamos y pasábamos el verano en esa ciudad. El hecho de haber vivido en una ciudad a tiempo parcial la convierte en un escenario ideal, porque de un sitio en el que vivo normalmente creo que no podría escribir porque ese sitio ya no tiene misterio, no siento nostalgia... me falta para poder escribir que haya una cierta poética, un cierto anhelo. En ese sentido, Chicago es un sitio perfecto porque lo conozco suficientemente bien para poder hablar de él pero no tanto como para que pierda esa aura.

"Los estadounidenses podemos alcanzar unas cuotas absolutamente épicas de ridículo"

P. Hay una parte que me ha gustado especialmente del libro, que es que aprovechas para criticar el postureo del mundo del arte, que todos los que nos movemos en esos círculos conocemos tan bien —de hecho, al protagonista le pillan viendo porno en Internet y acaba consiguiendo que todo el mundo crea que está haciendo trabajo de campo para una exposición—, pero tú también eres fotógrafo. ¿Estás desencantado del mundo del arte actual?

R. Jajaja, no quiero hacer yo afirmaciones generalizadas sobre el mundo del arte porque hay fotógrafos y artistas que hacen un trabajo maravilloso, pero sí reproduce un poco lo que experimenté estudiando Bellas Artes en los 90, donde mucha gente se las apañaba perfectamente por el mero hecho de tener grandes explicaciones sobre su propio arte. Evidentemente era la época del posmodernismo, la deconstrucción, todo el mundo estaba a tope con Michel Foucault... es decir, se deconstruía mucho el propio arte, pero yo que me había criado en zonas muy rurales de Estados Unidos pues todo aquello me resultaba muy misterioso y me dejaba muy perplejo, todo ese vocabulario... he intentado repetir la perplejidad de quien no maneja adecuadamente ese vocabulario.

placeholder Portada de la novela, editada por AdN.
Portada de la novela, editada por AdN.

P. Algo que también he visto que se repite en tus novelas es que casi todos los problemas de los personajes provienen de la falta de comunicación, ¿crees que es un mal que nos acecha en estos tiempos?

R. Esto viene de la observación de varias parejas de amigos que se divorciaron —esto lo puedo contar porque publicas el artículo en España y no se van a enterar de que lo he dicho—, observé que esos divorcios no se debían a que se hubiera dado una cosa muy dramática o un conflicto muy grande sino a que con el paso de los años habían acabado sacrificando la honestidad por la paz. Habían evitado compartir verdades incómodas con sus parejas para tener paz y equilibrio y creo que el hecho de reprimirte ante tu pareja durante muchos años lo que acaba provocando es una alienación.

"Estudié artes en la época del posmodernismo y la deconstrucción. Me había criado en zonas muy rurales y aquello me dejaba perplejo"

P. Guau. También utilizas una técnica muy particular: tus novelas parten de un momento concreto y luego vuelven muchas veces al pasado para ir desentrañando poco a poco el misterio de los personajes. ¿De dónde has bebido para escribir de esta manera? ¿Cuáles son tus referentes?

R. Te agradezco mucho esta pregunta. A mí un autor que me gusta mucho porque sus novelas cubren periodos larguísimos de tiempo (aunque suelen estar contadas cronológicamente) es John Irving, esa idea de contar toda una vida... sus novelas tienden a ser cronológicas, menos las últimas que ha publicado que sí tienen saltos temporales. Me gusta mucho que esté experimentando, pero en el caso de mi novela tenía muy claro que quería escribir una novela sobre una pareja pero que tuviera tres protagonistas: el marido, la mujer y el tiempo. Quería que pudiéramos llegar a conocerlos a fondo, a través de saltos temporales en el pasado y en el presente.

P. Entonces, ¿escribes de manera lineal (del capítulo uno hasta el final) o de una forma más desordenada?

R. Escribo muy desordenadamente. Con mis dos novelas me ha sucedido que tenía muy claro que quería sentarme a escribir determinadas partes, pero luego al hacerlo no me sentía nada cómodo. Recuerdo haber anotado en mi diario "esto es muy difícil" y haberlas abandonado para retomarlas meses o incluso años más tarde. Siempre leo las primeras versiones de mis novelas a mi mujer, que es una estupenda primera lectora, pero se lo leo todo sobre la marcha, desordenado, de forma que a ella le resulta una experiencia muy confusa. Después cuando ya le doy una versión ordenada dice: "Ah, vale, ahora sí que tiene sentido". Mi proceso es muy caótico y basado en lo que me siento capaz de hacer en el momento.

"Al observar los divorcios de mis amigos descubrí que no se debían a conflictos muy grandes sino a que habían sacrificado la honestidad por la paz"

P. Y hablando del futuro, ¿tienes algo nuevo entre manos? Cuéntanos futuros proyectos.

R. Sí, estoy tomando notas para una nueva novela, dando forma a los personajes, haciendo preguntas importantes, las escenas más significativas... probablemente cuando vuelva de viaje me pondré a escribir.

Según Oprah Winfrey, comenzar a leer Wellness (Adn), la nueva novela de Nathan Hill, es "aventurarse en un viaje increíble", y ya sabemos que lo que diga la popular presentadora en Estados Unidos es poco menos que un dogma de fe. Advierten que nadie es profeta en su tierra, pero Nathan Hill es la excepción: las librerías estadounidenses están abarrotadas de la que es su segunda novela y con la primera ( El Nix, 2016, Salamandra) se convirtió en el autor más leído del año, The New York Times y The Washington Post han cantado alabanzas sobre su escritura. Sin embargo, es probable que usted no le conozca, que si busca alguna reseña sobre él no la encuentre, aunque si acude a su librería de confianza esta misma tarde podrá ver su nueva novela apilada entre tantas otras. ¿Cuál es el misterio?

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