Es noticia
¿Qué te pasa con Israel, Alemania (en 2023)?
  1. Cultura
Paula Corroto

Por

¿Qué te pasa con Israel, Alemania (en 2023)?

Siempre me sorprendió que mis amigos alemanes de izquierdas se mantuvieran un poco al margen de cualquier crítica a la política israelí. Lo recordaba al ver la obra maestra 'Shoah'

Foto: 'Shoah', el brutal documental de Claude Lanzmann sobre el exterminio de los judíos.
'Shoah', el brutal documental de Claude Lanzmann sobre el exterminio de los judíos.
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Hace más de veinte años pasé un buen tiempo de mi vida en Alemania. Lo hice por trabajo en una fábrica de bombones de Colonia, dentro la cadena de montaje, practicando mi alemán con alemanas que me contaban de sus hijos y sus vidas. Ocho horas sentada en una silla viendo pasar bombones, además de para la alienación, dan para mucho. Después estudié en Berlín y me rodeé de universitarios y prehipsters del lado Este de la capital, casi recién abierto. Éramos todos muy modernos, muy progres y muy verdes, porque entonces eran el Partido Verde y el SPD de Schröder lo que lo petaba. También éramos bastante naifs y bastante ingenuos. Es decir, lo que tocaba.

Tuve muchas conversaciones absurdas de las que obviamente no me acuerdo, pero sí hay algo que no se me olvida: la posición de mis amigos alemanes de izquierdas sobre Israel. Yo venía de una España en la que ser un joven de izquierdas era ser superpro-Palestina y supercontra-Israel. Y no había muchos más matices, aunque hubieras visto La lista de Schindler. Otra vez esa cosa de lo naif. Por eso, cuando en Alemania salió alguna vez el tema Israel-Palestina y mis amigos no se mostraron tajantes contra la política israelí (que siempre fue la que es), yo me quedé estupefacta. Porque la posición no tenía nada que ver con la de España. También es verdad que fue en Alemania donde una compañera de clase me dijo una vez, mientras discutíamos no sé qué sobre el nazismo: "Cuidado, que mis abuelos votaron a los nazis". Efectivamente, como un montón de alemanes en 1933. Las cosas por generación espontánea es raro que surjan y Hitler no llegó solito al poder. El caldo de cultivo antisemita ya estaba.

placeholder La autora palestina Adanía Shibli. (Hoja de Lata)
La autora palestina Adanía Shibli. (Hoja de Lata)

Estos días he estado viendo el documental Shoah, de Claude Lanzmann, en Filmin. Son nueve horas y media, y sí, como ya se ha dicho mil veces, es una obra maestra. No hay un solo muerto, no hay sangre, no hay nadie agonizando, pero te vas a dormir con dolor en el cuerpo y no es raro tener pesadillas. El retrato del exterminio de los judíos durante la II Guerra Mundial a partir de entrevistas a víctimas, victimarios y muchos que pasaban por allí es tan brutal que te deja acongojado. Shoah te enseña cómo funcionó, con pelos y señales, la máquina de matar. Cómo la vida de los judíos dejó absolutamente de importar y cómo mucha gente miró para otro lado. Cómo, por ejemplo, polacos que convivían con judíos en su pueblo observaron sin decir nada cómo se los llevaban en los trenes directos a las cámaras de gas de Treblinka. Y cómo cuarenta años después —el documental se rodó entre finales de los setenta y principios de los ochenta y se estrenó en 1985— todavía son capaces de decir que se los llevaron porque eran los ricos del pueblo. Como si se lo merecieran.

En 'Shoah' no hay un solo muerto, no hay sangre, pero te vas a dormir con dolor en el cuerpo y no es raro tener pesadillas

Mientras veía este documental que te enseña lo que jamás puede volver a suceder y cómo nunca un pueblo debe someter a otro y aniquilarlo, se han sucedido varios hechos en la Feria del Libro de Frankfurt, la más importante de libros del mundo, que me han recordado a la experiencia que yo tuve en Alemania hace dos décadas. Antes de que comenzara, la Feria decidió cancelar el premio LiBeraturpreis —que reconoce anualmente a autoras mujeres procedentes de África, Asia, Latinoamérica o el mundo árabe— a la escritora palestina Adanía Shibli por su novela Un detalle menor (publicada en España por la editorial asturiana Hoja de Lata), ambientada en 1949, en los albores de la creación del Estado de Israel. El director de la Feria, Jürgen Boos, lo argumentó aduciendo que "condenamos enérgicamente el terrorismo terrible de Hamás contra Israel. El terror contra Israel contradice todos los valores de la Feria del Libro de Frankfurt". Poco después, la agencia de la autora manifestó que esta cancelación había sucedido sin su consentimiento.

La cosa no quedó ahí. El día de la inauguración, el filósofo esloveno Slavoj Zizek, conocido por sus posiciones progresistas y que ha acudido en otras ocasiones a la Feria, fue abucheado durante su discurso por manifestar que "para entender lo que está sucediendo allí, también hay que mirar los antecedentes de los palestinos" y que "no puede haber paz en el Medio Oriente sin resolver la cuestión de Palestina. Los palestinos solo son vistos como un problema". También señaló sin pestañear que "que quede claro que los ataques terroristas de Hamás son un crimen terrible. Los condeno sin atenuantes y doy el derecho a Israel a defenderse".

Me sigue sorprendiendo que no hayan tenido un debate interno y que no sepan distinguir la barbarie de Hamás del pueblo palestino

La cancelación de la escritora palestina y los abucheos a Zizek me hicieron recordar aquellas conversaciones en las que, entre cervezas y cigarrillos, mis amigos alemanes se mantenían un poco al margen de cualquier crítica a Israel. Por supuesto, desde entonces la vida se ha vuelto más compleja y también para mí no todo es blanco y negro y hay que pensar más en voces como la de Amos Oz, que pugnaba, ante todo, por estar en contra de cualquier fanatismo, viniera de donde viniera. Por eso, en 2023 me sigue sorprendiendo la posición de Alemania, un pueblo que sabe bien lo que es el exterminio —como se cuenta en Shoah—, me sigue sorprendiendo que no hayan tenido un debate interno y que no sepan —o no puedan, no entro en tesituras de geopolítica internacional que desconozco absolutamente— separar la barbarie inconcebible de una organización terrorista como Hamás de la propia Palestina y que tampoco sepan ver la violencia que está ejerciendo Israel contra civiles.

Es un tema complejo, sí, pero estar en contra de la violencia no parece demasiado difícil, sobre todo cuando sabes bien en qué consiste matar a otro pueblo. Alemania, ¿qué te pasa todavía en 2023?

Hace más de veinte años pasé un buen tiempo de mi vida en Alemania. Lo hice por trabajo en una fábrica de bombones de Colonia, dentro la cadena de montaje, practicando mi alemán con alemanas que me contaban de sus hijos y sus vidas. Ocho horas sentada en una silla viendo pasar bombones, además de para la alienación, dan para mucho. Después estudié en Berlín y me rodeé de universitarios y prehipsters del lado Este de la capital, casi recién abierto. Éramos todos muy modernos, muy progres y muy verdes, porque entonces eran el Partido Verde y el SPD de Schröder lo que lo petaba. También éramos bastante naifs y bastante ingenuos. Es decir, lo que tocaba.

Israel Palestina Literatura
El redactor recomienda