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El hombre que pasó siete días en un arbusto para cazar una mosca... y fue 'bestseller'
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Entrevista

El hombre que pasó siete días en un arbusto para cazar una mosca... y fue 'bestseller'

El entomólogo sueco Fredrik Sjöberg colecciona unos insectos llamados sírfidos y ha escrito un libro sobre ellos que, sorprendentemente, se ha convertido en éxito de ventas en numerosos países. Hablamos con él

Foto: Fredrik Sjöberg en la isla sueca de Runmarö.
Fredrik Sjöberg en la isla sueca de Runmarö.

Es muy probable que no sepa lo que son los sírfidos. Son unos insectos que liban el néctar de las flores y a los que también se les conoce como moscas de las flores, aunque su aspecto muchas veces sea muy distinto al de las moscas. Algunos sírfidos parecen avispas; otros, abejas, algunos recuerdan a abejorros grandes, otros podrían pasar a ojos inexpertos por mosquitos…

Fredrik Sjöberg (Västervik, Suecia, 1958) lo sabe todo de esos bichitos. Entomólogo, comenzó a coleccionar insectos de niño, aunque en la adolescencia lo aparcó porque dice que las chicas huían cuando se enteraban de su afición. En 1987 se trasladó a vivir a una diminuta isla sueca de 15 kilómetros cuadrados, un paraíso natural llamado Runmarö habitado sólo por unas 300 personas. Y allí volvió a coleccionar insectos, en concreto sírfidos, pero sólo sírfidos de la isla de Runmarö. En poco tiempo se convirtió en una autoridad mundial en esa familia de dípteros.

placeholder Portada de 'El arte de coleccionar insectos', del sueco Fredrik Sjöberg.
Portada de 'El arte de coleccionar insectos', del sueco Fredrik Sjöberg.

Pero lo verdaderamente asombroso es que en 2004 Sjöberg escribió un libro titulado El arte de coleccionar moscas que, contra todo pronóstico, se ha convertido en un fabuloso éxito editorial, con buenas reseñas en el New York Times, The Guardian, The Times y otros muchos rotativos. Solo en Suecia vendió 30.000 ejemplares, y ha sido traducido posteriormente a numerosas lenguas: inglés, francés, alemán, italiano… En 2009 se publicó en español, pero pasó sin pena ni gloria. "Yo creo que la primera traducción no era muy buena", nos cuenta Sjöberg por vídeoconferencia.

El arte de coleccionar moscas vuelve ahora a probar suerte en España, en una nueva y cuidadísima edición de Libros del Asteroide. Es un ensayo delicioso repleto de naturaleza y en el que se funden de manera genial literatura, reflexión filosófica y divulgación con poesía y humor. "Yo sabía desde el principio que las moscas de las flores no le interesan prácticamente a nadie y que para enganchar a los lectores tenía que tirar de otros temas y de sentido del humor. Además, creo que tengo talento para ver el lado cómico de la vida", asegura. "La gente normal no está interesada en los sírfidos. Pero, como he demostrado, es posible escribir de cualquier cosa y tener éxito".

PREGUNTA. ¿Usted cómo empezó a interesarse por esos bichos?

RESPUESTA. Yo coleccionaba insectos desde que era un niño bastante pequeño, mariposas y otros insectos. Pero al llegar a la adolescencia lo dejé.. Y cuando con 27 años me trasladé a vivir a la isla de Runmarö, volví a coleccionar insectos de nuevo. Tenía un amigo que sabía mucho de sírfidos, así que empecé a fijarme en ellos. En muy poco tiempo me convertí en un experto en sírfidos, por la sencilla razón de que hay poquísima gente que se ocupe de ellos. Fue así cómo empecé a coleccionar esos insectos, aunque en realidad podría haber sido cualquier otra cosa, de lo que se trata es de coleccionar.

Coleccionar es como beber alcohol, pero más barato. Te permite olvidarte de todo pero al día siguiente te sientes bien, no tienes resaca

P. ¿Qué tiene de especial coleccionar?

R. Coleccionar es muy relajante y muy emocionante, hace que te olvides de todo, incluso de ti mismo. De hecho, creo que mi libro es más sobre coleccionar en general que sobre las moscas en particular. Por supuesto las moscas son muy interesantes y yo soy biólogo, soy entomólogo y sé mucho de insectos. Los sírfidos son insectos muy bonitos, que se mimetizan con el entorno y que son polinizadores, y algunos de ellos son muy raros. Así que es realmente emocionante coleccionarlos. Coleccionar es como beber alcohol, pero más barato. Te permite olvidarte de todo pero al día siguiente te sientes bien, no tienes resaca. Además, tengo un puñado de amigos que saben de moscas y con los que puedo socializar. Y a través de internet he encontrado también un círculo social de gente interesada en los sírfidos.

P. En su libro dice que dejó de coleccionar insectos en su adolescencia para ligar, porque a las chicas no les gustaba un chaval que reunía bichos muertos. ¿Es verdad?

R. Sí, dejé de coleccionar insectos por las chicas. Es algo que le ocurre a casi todos los entomólogos: comienzan a coleccionar insectos alrededor de los 7 años y luego, cuando tienen 13 ó 14, lo dejan, porque se dan cuenta de que es imposible impresionar a ninguna chica con insectos muertos, así que durante unos años se ponen a jugar al fútbol o hacer alguna otra cosa. Digamos que es la fase de reproducción de los entomólogos. Pero luego, con frecuencia, transcurridos unos años se vuelve a coleccionar insectos.

Casi todos los entomólogos dejan de coleccionar a los 13 ó 14 años porque se dan cuenta de que es imposible impresionar a las chicas con insectos

P. ¿Cómo se explica que un libro sobre coleccionismo de moscas haya triunfado?

R. Creo que la clave es que escribí de algo que conozco realmente bien. Y si uno es lo suficientemente estúpido para ponerse a escribir libros, es una buena idea escribir sobre algo que conoces muy bien, no importa lo que sea. A la gente le encantan los expertos, da igual en qué sean expertos. En mi caso eran las moscas, así que decidí escribir sobre ellas. Pero en realidad fue un disparo en medio de la noche. Ni siquiera mi editor pensaba que fuera posible que se vendiera el libro.

P. Yo creo que el éxito de su libro también radica en que habla de la lentitud y de encontrarle un sentido a la vida…

R. Coleccionar en primer lugar te permite aprender de aquello que coleccionas. Si coleccionas por ejemplo arte, aprendes mucho de ciertos artistas. Pero, sobre todo, cuando coleccionas aprendes mucho de ti mismo. Cuando coleccionas aprendes sobre la contemplación, sobre la soledad y aprendes a esperar. Yo colecciono moscas, y tengo que esperar a que aparezcan. Creo que en esto de coleccionar puede haber un componente genético. Yo empecé tan pronto a coleccionar que ni siquiera mi madre, que ahora tiene 98 años, recuerda cuando comencé, cree que quizás cuando yo tenía cuatro o cinco años. Acabé coleccionando insectos, pero podría haber coleccionado cualquier cosa. Otra cuestión curiosa es que los hombres normalmente coleccionan cosas muy raras de las que pueden presumir, mientras que las mujeres suelen coleccionar cosas hermosas o cosas que puedan tener algún uso. Y creo que eso también es interesante. Los coleccionistas de moscas somos la gran mayoría hombres.

placeholder Un sirfido posado en una amapola en Hackenbroich (Alemania). (EFE/Federico Gambarini)
Un sirfido posado en una amapola en Hackenbroich (Alemania). (EFE/Federico Gambarini)

P. ¿Y a qué cree que se debe?

R. Coleccionar moscas es completamente inútil, pero te permite presumir. Si encuentras una mosca muy rara, siempre habrá quien te envidiará por ello y pensará que se trata de algo muy importante. Cuando yo comencé los coleccionistas de moscas eran casi exclusivamente hombres, pero ahora cada vez hay más mujeres.

P. ¿Cuántos sírfidos tiene en su colección?

R. Empecé a coleccionar esas moscas unos años después de llegar a la isla. Cuando escribí en 2004 El arte de coleccionar moscas tenía poco más de 200. Desde entonces mi colección no ha aumentado mucho, ahora mismo y después de todos los años transcurridos debo de tener unos 210 ejemplares. El que haya crecido tan poco en este tiempo se debe a dos motivos. El primero es que cuando escribí el libro llevaba siete años coleccionando sírfidos de la isla de Runmarö. Es una isla pequeña y claro, en esos siete años encontré la mayoría de las especies.Y el segundo motivo es que en 2009 mi colección completa de sírfidos se expuso en la Bienal de Venecia como obra de arte. A partir de ese momento, la colección para mí pasó a pertenecer al público. Además, para la Bienal de Venecia colocamos todas las moscas de la colección dentro de unos marcos enormes, y esos marcos enormes, que aún tengo, impiden que crezca más.Escribí sobre esto en otro libro, porque El arte de coleccionar moscas es la primera parte de una trilogía que termina cuando la colección de moscas abandona la isla y vuela a Venecia para ser observada por el mundo entero.

P. ¿Podría encontrar más especies de sírfidos en Runmarö?

R. Creo que si viviera lo suficiente tal vez podría encontrar diez o veinte especies más. Pero nunca se sabe. También es posible que, a causa del cambio climático, empiecen a llegar a la isla especies del sur.

Durante los primeros años yo era hostil a toda clase de trampas, me parecía que era algo antideportivo… Pero acabé usándolas

P. ¿Cómo se cazan los sírfidos?

R. Pues o bien con una pequeña red o con la trampa de Malaise, una especie de tienda de campaña hecha con red y que atrapa a un montón de insectos de manera automática. Durante los primeros años yo era hostil a toda clase de trampas, me parecía que era algo antideportivo, y además me parecía que quien recurría a ellas se perdía la dimensión más poética: la espera, el reposo, la lentitud… Pero acabé usándolas. Este libro, de hecho, pensaba titularlo La trampa de Malaise, porque coleccionar puede ser una trampa, puedes acabar atrapado: coleccionar es algo obsesivo, y no es difícil acabar totalmente obsesionado. Lo hemos visto muchas veces, incluso entre los entomólogos. Y cuando ocurre eso el coleccionar se convierte en algo muy triste.

P. En todos estos años, ¿qué ha aprendido de los sírfidos?

R. Me han enseñado mucho sobre el medioambiente de la isla en la que vivo. Antes yo sabía mucho de los pájaros, las flores y otras cosas. Pero todo eso se quedó en simples notas a pie de página cuando aprendí todo lo que sé sobre estos pequeños insectos. Gracias a mi conocimiento de los sírfidos me ha sido fácil comprender las conexiones ecológicas del lugar donde vivo. Para mí la biodiversidad, el conocer todas las especies, es como conocer un idioma. Y cuando sabes un idioma, puedes leer el medioambiente como si lees un libro. El sueco es mi primer idioma, la biodiversidad es mi segundo idioma y el inglés el tercero. Y también le diré que estudiando a esas pequeñas criaturas aprendí mucho sobre mí mismo.

Coleccionar puede ser una trampa, puedes acabar atrapado: coleccionar es algo obsesivo, y no es difícil acabar totalmente obsesionado

P. Supongo que habrá que tener una paciencia infinita y esperar mucho para conseguir algunas moscas…

R. Con ciertas especies habría que esperar toda la vida y cruzar los dedos para tener suerte. Hay especies que son muy grandes, muy bonitas y extremadamente raras. Yo hay especies que solo he visto una vez en mi vida, mientras que de otras veo miles de ejemplares a diario. Hay veces que la espera no termina nunca, porque ver ciertas especies es como ganar la lotería. ¿Cuántas veces se gana la lotería? Lo habitual es que casi nunca. Y con algunas especies de sírfidos es lo mismo.

P. ¿Qué es lo más bizarro que ha hecho usted para conseguir una mosca para su colección?

R. En alguna ocasión he estado varios días esperando ver una determinada mosca. Una vez, alrededor del cambio de siglo, recuerdo que vi muy fugazmente una especie que nunca había visto antes, una especie extremadamente rara, pero cuando me quise dar cuenta ya no estaba. Me pasé una semana junto a ese arbusto en flor, allí parado, para tratar de volver a ver a esa mosca. Tenía muchas esperanzas puestas en conseguirlo, pero nunca volvió.

Una vez me pasé una semana junto a un arbusto en flor, allí parado, para tratar de volver a ver a una mosca. Tenía esperanzas, pero nunca volvió

P. En un mundo que va a mil por hora el coleccionar nos obliga indefectiblemente a esperar y a ser pacientes. No es casualidad que uno de los capítulos de su libro se titule La lentitud...

R. Así es. Ese capítulo sobre la lentitud está muy influido por Milan Kundera. Cuando leí su novela La lentitud reconocí que lo que narraba era exactamente lo que yo hacía.. Yo soy un poco lento por naturaleza, mi intelecto no es muy rápido, tengo que pensar. Yo no podría ser político, por ejemplo, porque no puedo estar por ahí debatiendo, primero tengo que pensar. Soy un poco lento, y vivimos en una sociedad donde todo va muy rápido. Para mí, coleccionar fue una forma de escapar de esta sociedad loca y donde todo va tan rápido. Cuando apagas tu ordenador, sales al campo y te paras junto a unos arbustos, todo se enfría. Y la vida está ahí. Cuando se formó nuestra genética, hace decenas de miles de años, vivíamos en un mundo muy lento en comparación con el actual. Coleccionando moscas he regresado a esas primeras etapas de la sociedad de cazadores-recolectores y me he sentido en armonía. Por supuesto, no se puede construir una sociedad en base exclusivamente a recoleccionar moscas. Pero es una forma de recuperar algo de energía cuando todo va demasiado rápido.

placeholder El entomólogo y escritor sueco Fredrik Sjöberg, autor de 'El arte de coleccionar moscas'. (Aase Berg)
El entomólogo y escritor sueco Fredrik Sjöberg, autor de 'El arte de coleccionar moscas'. (Aase Berg)

P. Su libro también es un libro sobre las islas…

R. Sí. La isla donde yo vivo tiene 15 kilómetros cuadrados, y para mí es el mundo. El mundo es demasiado grande para cualquiera, con la excepción quizás de Donald Trump y tipos como él. El mundo es demasiado grande y uno se vuelve loco tratando de entenderlo. Cuando das un paso atrás y te fijas en las cosas pequeñas, es más fácil tener una imagen del mundo. Este libro trata sobre moscas y sobre coleccionarlas, pero también sobre islas. Yo soy una persona isleña. Me encantan las islas y siempre necesito restricciones para poder funcionar. En ese sentido, desde el principio decidí que sólo iba a coleccionar moscas de mi isla. Hay miles de moscas más, pero yo decidí concentrarme sólo en las de esta isla porque me parecía lo razonable. Hay por ejemplo observadores de aves que viajan por todo el mundo para ver el mayor número de especies posible. Mi colega el escritor estadounidense Jonathan Franzen es uno de ellos. Yo no podría hacer eso, el mundo es demasiado grande. Yo estoy perfectamente satisfecho con coleccionar las especies de sírfidos de una pequeña isla.

P. ¿Y ahora qué colecciona?

R. Yo siempre colecciono algo. Y desde hace algunos años colecciono arte. A través de las moscas y del entomólogo sueco René Malaise me interesé por una copia de Rembrandt, lo cuento en el último capítulo de ‘El arte de coleccionar moscas’. Compré ese cuadro en una subasta y a partir de ahí empecé a coleccionar arte. Bueno, en realidad lo que colecciono son historias, piezas de arte que tengan detrás una buena historia.

Es muy probable que no sepa lo que son los sírfidos. Son unos insectos que liban el néctar de las flores y a los que también se les conoce como moscas de las flores, aunque su aspecto muchas veces sea muy distinto al de las moscas. Algunos sírfidos parecen avispas; otros, abejas, algunos recuerdan a abejorros grandes, otros podrían pasar a ojos inexpertos por mosquitos…

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