C. Tangana se lanza al cine: "Todavía no me defino como director, pero estoy haciendo una película"
Los directores Santos Bacana, Cris Trenas y Rogelio González (de la productora Little Spain) han seguido a C. Tangana durante cuatro años. El resultado: 'Esta ambición desmedida' que se estrena en cines el 26 de octubre
La "ambición desmedida" de C. Tangana no tiene horizonte. Después de probar con el rap, con la música latina, con las giras multimillonarias, el cantante ha revelado sus planes de dar el salto al cine en una rueda de prensa en el Festival de San Sebastián durante la presentación esta tarde del jueves de Una ambición desmedida, el documental que protagoniza. "No tengo ni idea de qué director quiero ser, pero tampoco tenía ni idea de qué disco quería sacar en El Madrileño. Tengo la ambición de hacer cine y estoy rodeado de un ecosistema que es Little Spain que ya estamos manos a la obra, ya está sucediendo", ha desvelado Tangana en la rueda de prensa. "Todavía no soy capaz de definirme como director; voy a hacer una película y en cuanto la termine veremos a ver qué tal".
"Estoy rodando un documental, un non scripted, que va sobre mi artista favorito del mundo mundial que es Yerai Cortés", ha desvelado. "Es un documental sobre él, sobre su forma de componer y de él como artista". También ha mostrado cierto hartazgo con la industria de la música. "Voy a seguir haciendo discos porque es una pulsión natural, pero yo qué sé. Lo próximo que haga quiero que me apasione tanto como lo anterior y creo que estoy en un punto que no necesito entrar en la rueda porque sí".
"Yo soy uno de los mejores artistas que ha tenido esta generación". Antón Álvarez Alfaro, C. Tangana, se revuelve en su sillón, angustiado por la confección de su próximo disco. Estamos en 2020 y, aunque el músico tiene muy clara la dirección hacia la que se tiene que dirigir su carrera -quiere mezclar los ritmos latinos más clásicos con la música urbana-, su discográfica, su mánager, Kigo Elósegui, su público, no. Tres años atrás, Tangana se encuentra en una crisis de identidad: después de haberse hecho un nombre en el rap -antes que Tangana fue Crema- y de haber dado el salto al mainstream, sus ambiciones van más allá de lo que su entorno y sus seguidores esperan de él. Éste es el punto de partida de Esta ambición desmedida, que se acaba de presentar en Velódromo, una sección totum revolutum "que acoge grandes estrenos populares", en palabras del certamen. A salas comerciales llegará el próximo 26 de octubre y más tarde a Movistar+.
Rodado a lo largo de cuatro años, Esta ambición desmedida persigue a Tangana en la búsqueda de esta nueva identidad -nuevo sonido, nueva imagen, nuevo concepto- a través del disco El madrileño y de su gira de presentación, una gira pantagruélica que casi lo lleva a la bancarrota. Es esta necesidad de trascenderse a sí mismo el hilo conductor de este documental, que abandona la idea de acercarse a la intimidad de la persona detrás del personaje -poco habremos conocido de la vida personal de C. Tangana al acabar las más de dos horas que dura- para mostrar las tribulaciones de un artista en busca de su arte, dispuesto a endeudarse hasta las cejas por sacar adelante su idea. El madrileño se convirtió, eso sí, en "el mejor debut de un artista español en la historia de la música en streaming". Asistimos a la génesis de los sonidos tan representativos de lo que hoy son himnos, como Tú me dejaste de querer o Demasiadas mujeres.
Lo más interesante de Esta ambición desmedida es descubrir cómo la industria de la música en directo vive en el frágil equilibrio entre la visión de un artista que llena estadios en España y en Latinoamérica, pero que también propone un espectáculo conceptual -"quiero que sea como una gran fiesta"- que mezcla la música, el videoarte y la teatralidad, al que invita a músicos de todo pelaje, desde La Húngara hasta Calamaro, pasando por Niño de Elche. Musicalmente, un sueño; financieramente, una pesadilla. "No nos hemos arruinado, pero han sido dos año de trabajo en los que me podría haber comprado un piso y hubiera sacado un poco más. El drama financiero es que los artistas saben que el show es la parte económica donde tú recoges [en tres meses es de donde sacas el grueso para poder seguir trabajando]", ha admitido Tangana. "Yo las cosas siempre las he hecho por pasión, aunque haya gente que tiene una idea distinta de mis ambiciones, y esta ha merecido muchísimo la pena independientemente de la pasta".
El proyecto del documental, además, también tuvo que pararse por la pandemia, pensada como una gira por Latinoamérica. "La empresa productora de la gira, mirando a los números, nos llama y nos dice: hay que hacer algo. Tenemos que ver si podemos hacer un producto derivado -además este show merece la pena que sea documentado-, con lo que iniciamos un camino muy largo y a la carrera, sin tener una idea clara, siguiendo a Pucho por diferentes países", reconoce Santos Bacana, uno de los directores en la rueda de prensa que ha dado el equipo en San Sebastián.
El documental de Alfaro, dirigido por Bacana, Cris Trenas y Rogelio González, colaboradores habituales de C. Tangana en la productora audiovisual Little Spain, de la que es cofundador, retrata el día a día, no la noche a noche. "En Little Spain trabajamos mucho el consenso, aunque a veces nos cuesta. Nos lleva mucho tiempo, pero todos tenemos miradas muy diferentes y formas de trabajar muy diferentes que se complementa", ha explicado Trenas. "Una vez Pucho dijo que nosotros somos como los Power Rangers; cada uno tiene una fuerza muy específica para tirar hacia adelante. Al final somos un grupo de amigos y a lo largo de todo el proceso siempre ha habido momentos en el que uno estaba más o menos desmotivado y al ser tres ha sido más fácil salir hacia adelante".
La productora Little Spain nació muy vinculada a El Madrileño y Bacana reconoce que el estreno de este documental se siente como el cierre de una etapa y el comienzo de otra. El documental muestra una faceta de Tangana que pretende derribar el mito de un supuesto carácter distante o altanero del rapero de los beefs y las lonas en Gran Vía, para enseñarnos a un creador inaccesible al desánimo a la hora de dar lo mejor de sí mismo, perfeccionista y, atención, con miedos e inseguridades, lo que le hace, sin duda, mucho más humano.
"Mi interpretación vocal no es lo importante y la gente no viene a ver cómo interpreto yo mis canciones, sino que detrás de esto está la composición y la producción y delante la performance en directo, y todo ello en torno a mi concepto artístico", ha admitido Tangana. "Y yo sí que creo en mi concepto artístico. Si viene un virtuoso que no le interesa lo que lo digo ni lo performático, un virtuoso que escucha a músicos clásicos metido en composiciones de gente que las hizo hace mucho tiempo, pues no se emocionará. Yo en el estudio tengo las inseguridades normales, pero siento que estoy en control, pero en el escenario...".
Aquí nadie encontrará a Ozzy Osbourne esnifando hormigas. Ni a Madonna intentando robarle el marido a la mujer de Antonio Banderas. No existe el exceso de los cantantes de country de los sesenta, de los de Glam Rock de los setenta ni del pop de los noventa. No hay sino disciplina: componer, ensayar, actuar, componer, ensayar actuar. Incluso rutina. Como ha pasado en el fútbol -antes los jugadores fumaban, bebían y vestían lorzas-, en la industria musical parece que se han contagiado de esa asepsis empresarial en la que todo debe estar controlado.
Por eso la autonomía, la disidencia, son subversivas: que Alfaro haya decidido dar un volantazo así en su carrera se podía ver como un gesto suicida, aunque, finalmente, el artista tenía razón. El Madrileño es un disco que ha roto récords, que ha reconciliado generaciones -en alguna entrevista dijo que quería colaborar con los artistas de los cassettes que ponían sus padres en el coche- y con el que C. Tangana ha conquistado la libertad creativa que se le estaba cuestionando. Al final los números hablan. Pero la música también.
El documental desvela que Tangana tiene miedo al directo, a subirse al escenario. "Yo soy un creador, no un intérprete", confiesa. "Yo no sé cantar", repite una y otra vez. "El rollo samples y bases ya eso me ha desprestigiado", lamenta. "La crítica decía que era yo era mindundi, un nini, un pamplinas". Tangana no se ve como un cantante, sino como un compositor. "Él es un ex rapero que ha entendido las cosas fundamentales que tiene el rap como yo he entendido las cosas fundamentales que tiene el flamenco", define El Niño de Elche. "Y a partir de ahí ha creado otro mundo, otro imaginario".
"Mi abuelo me decía: júntate con gente mucho más talentosa que tú", le recomienda El Niño de Elche. Y es precisamente ese rodearse de 35 personas en el escenario -octeto de cuerda, octeto de viendo, cámaras realizando in situ, otros intérpretes punteros- lo que está a punto de arrastrar a la quiebra a Tangana, al que las cuentas no le salen. "De momento nos entran seis millones de euros en una gira en la que nos hemos gastado seis millones y medio". La cámara acompaña a Tangana en sus conciertos y vemos cómo, a pesar de que no le gusta el directo, se entrega. El dilema de cuadrar las cuentas se convierte en la trama central del documental. Y Alfaro en el Quijote que pelea su idea hasta las últimas consecuencias. La paradoja del arte posmoderno: vivir al mismo tiempor en la cima y el abismo.
La "ambición desmedida" de C. Tangana no tiene horizonte. Después de probar con el rap, con la música latina, con las giras multimillonarias, el cantante ha revelado sus planes de dar el salto al cine en una rueda de prensa en el Festival de San Sebastián durante la presentación esta tarde del jueves de Una ambición desmedida, el documental que protagoniza. "No tengo ni idea de qué director quiero ser, pero tampoco tenía ni idea de qué disco quería sacar en El Madrileño. Tengo la ambición de hacer cine y estoy rodeado de un ecosistema que es Little Spain que ya estamos manos a la obra, ya está sucediendo", ha desvelado Tangana en la rueda de prensa. "Todavía no soy capaz de definirme como director; voy a hacer una película y en cuanto la termine veremos a ver qué tal".
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