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Jordi Évole: "Queríamos tener el punto de vista de ETA, algo que nunca habíamos visto"
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71 EDICIÓN DEL FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

Jordi Évole: "Queríamos tener el punto de vista de ETA, algo que nunca habíamos visto"

La polémica sobre el documental 'No me llame Ternera' se ha mantenido hasta la rueda de prensa que han ofrecido sus directores Jordi Évole y Màrius Sánchez en el Festival de San Sebastián

Foto: Presentación de 'No me llame Ternera' en el 71 Festival de cine de San Sebastián. (EFE/Juan Herrero)
Presentación de 'No me llame Ternera' en el 71 Festival de cine de San Sebastián. (EFE/Juan Herrero)

Cada vez más lo extracinematográfico —sobre todo si hay política de por medio— acaba quitándole el foco a lo cinematográfico, aunque se trate de eso: un festival de cine. La entrevista de Jordi Évole al etarra Josu Urrutikoetxea (Josu Ternera) en el documental No me llame Ternera ha centrado todo el interés a pesar de estar emplazada en una sección fuera de concurso a la que normalmente no se le presta demasiada atención. Pero es que la polémica que ha precedido a su proyección el pasado viernes en el Festival de San Sebastiánuna carta firmada por 500 personas pidiendo su retirada de la programación por "blanquear" el terrorismo, una contestación del director de Zinemaldia, José Luis Rebordinos, defendiendo su exhibición— se ha prolongado este sábado, con la manifestación en el Kursaal, sede del certamen, de un reducido grupo de personas en contra de No me llame Ternera que fueron amablemente escoltados a la salida.

La segunda proyección de No me llame Ternera, esta vez abierta al público, ha contado con la presencia de Évole y su codirector Màrius Sánchez, y también con la de Francisco Ruiz, policía retirado que sobrevivió en 1976 al atentado en el que ETA asesinó al alcalde de Galdácano, Víctor Legorburu. Ruiz es el otro protagonista de la cinta, en la que descubre que Urrutikoetxea estuvo implicado en el ataque en el que recibió varias ráfagas de disparos de cintura para abajo y que lo dejó postrado en un hospital durante cinco meses, un crimen que quedó sin investigar debido a Ley de Amnistía de 1977. Al acabar el pase, el público ha aplaudido a Ruiz y al equipo de la película durante cinco minutos. "Yo me tuve que marchar del País Vasco y huir como un apestado", ha recordado Ruiz.

Foto: Jordi Évole en un momento de la entrevista. (Netflix)

"Mi mujer y yo decidimos irnos a Ciudad Real sin un duro. No tuvimos el apoyo ni del Gobierno español ni del vasco ni de la sociedad. Nos tocó dejar atrás a nuestra familia y marcharnos de allí con cuatro hijas y sin un duro. Fue muy penoso y tuvimos que pedir ayuda a Cáritas", ha lamentado. A la proyección también ha asistido Jesús Eguiguren, expresidente del PSE que participó en las negociaciones para la tregua de ETA en 2006, en las que participó también Ternera, y que inspiraron la comedia Negociador (2014) de Borja Cobeaga, que también tuvo su estreno en el Festival de San Sebastián.

Posteriormente, el equipo de No me llame Ternera ha ofrecido una rueda de prensa en el Kursaal. Una rueda de prensa marcada por un ambiente tenso. En un momento de la misma, un periodista ha preguntado a Évole si calificaría a Urrutikoetxea como un "asesino", pero Évole ha preferido dejarlo como "militante fanático". "El tema es espinoso, siempre lo ha sido y lo cojas por donde lo cojas te puedes pinchar, y los señores que hicieron el comunicado también marcaron la agenda", ha comenzado Évole su intervención. "Nosotros hubiésemos preferido que se hubiesen dicho las cosas después de ver la película. No ha sido así, no tenemos nada que reprochar, pero nos hubiese gustado que hubiese habido un visionado previo". "No nos esperábamos la carta, no estábamos preparados para este ruido", ha admitido Sánchez.

placeholder El periodista Jordi Évole camina junto a su compañero Márius Sánchez. (EFE /Javier Etxezarreta)
El periodista Jordi Évole camina junto a su compañero Márius Sánchez. (EFE /Javier Etxezarreta)

Évole no ha querido mojarse dando su opinión personal sobre Urrutikoetxea. "No puedo tener una opinión muy formada sobre un tipo al que no conozco más allá del tiempo que estuve con él en la entrevista. Creo que, por encima de todo, es un militante que pone la organización por encima de todo. Y en el sentido de la entrevista nos decepcionó; hubiésemos querido un lenguaje más conciliador", ha admitido. "Nos hubiese gustado que hubiese habido palabras más amables. Pero creemos que hablaba más para adentro —los presos de ETA, la militancia—, que para afuera. Y eso anula la posibilidad de que haya un discurso más conciliador. Supongo que no querría hacer una enmienda a la totalidad. En la izquierda abertzale siempre ha habido una cierta cobardía a la hora de decir todo lo que se piensa para no acabar siendo un disidente". También ha explicado que "calibrar la sinceridad" del etarra "es complicadísimo".

Los directores revelaron cómo se gestó la entrevista, que comenzó con una negativa inicial y que siguió con varias reuniones a lo largo de año y medio con Ternera y gente de su entorno hasta que finalmente aceptó. "Fue complicado", ha confesado Sánchez. También han revelado cómo decidieron ponerse en contacto con Ruiz después de que el etarra desvelase su participación en su atentado, una información inédita hasta entonces. Los directores insisten en que "nunca ha habido líneas rojas, si no no lo hubiésemos hecho" y que desde el primer día mostraron sus posiciones totalmente contrarias. "Queríamos tener el punto de vista que jamás habíamos visto, el punto de vista de ETA. Para nosotros era importante conocerlo por muy doloroso que pudiera ser. Era nuestro deber periodístico, es un orgullo absoluto haberlo hecho".

En la película hay un momento en el que Ternera relata lo que ocurrió con Yoyes, antigua dirigente de ETA, asesinada cuando paseaba en su pueblo de la mano de su hijo. "Pensé que ahí podría haber un momento de asunción de responsabilidad y de cierto arrepentimiento, pero no fue así. Dijo que la muerte de Yoyes era una decisión de la organización, que tenía un problema con las personas que querían reinsertarse de nuevo".

placeholder Jordi Évole posa durante la presentación del polémico documental 'No me llame Ternera'. (EFE/Juan Herrero)
Jordi Évole posa durante la presentación del polémico documental 'No me llame Ternera'. (EFE/Juan Herrero)

"Hoy se ven encuestas que muestran que jóvenes de 20-25 años no saben quién fue Miguel Ángel Blanco", ha defendido Évole. "Esto es una anomalía para este país, que tiene que saber mirar a su pasado con valentía, pero sin miedo. ¿Duele? Claro que duele. La historia de todos los países duele. La nuestra también. Pero tenemos que decidir si queremos estar con esa parte de la sociedad, mayoritaria o no, que cantaba Que te vote Txapote sin saber quién era Txapote o en la parte de conocer quién era Txapote, el asesino de Miguel Ángel Blanco".

Évole también ha puesto en valor que esta sea la primera vez que un líder de la banda ETA ha concedido una entrevista a una televisión de ámbito mundial. "Nosotros hicimos la entrevista sin saber que iba a Netflix, desde nuestra productora, sin condiciones. Queríamos tener el punto de vista que jamás habíamos visto. Se habían hecho varias series sobre ETA, pero en ninguna de ellas estaba el punto de vista de ETA. Para mí también es importante que conozcamos ese otro punto de vista. A partir de ahí se completó con la entrevista a Francisco Ruiz. Queda claro del lado en el que estamos".

La entrevista a Ternera duró más de nueve horas, aunque al final el documental supera por poco las dos horas de duración. "Era una entrevista complicada. Esperábamos que hubiese cierto ruido, pero no una censura preventiva. Nos preparamos muy bien la entrevista, con medios que el periodista ya no tiene el periodismo, lamentablemente. Tardamos dos años en conseguir la entrevista y uno en editarla. Eso, para nosotros, es un lujo; sabemos el momento por el que pasa la profesión. Pero nosotros lo podemos hacer. Solo a través del trabajo y del compromiso con la profesión tiramos para adelante con esto. Lo más fácil para nosotros era quedarnos en casa, no hacer la entrevista. Pero no pasará que por el qué dirán dejemos de hacer lo que tenemos que hacer", ha sentenciado.

Cada vez más lo extracinematográfico —sobre todo si hay política de por medio— acaba quitándole el foco a lo cinematográfico, aunque se trate de eso: un festival de cine. La entrevista de Jordi Évole al etarra Josu Urrutikoetxea (Josu Ternera) en el documental No me llame Ternera ha centrado todo el interés a pesar de estar emplazada en una sección fuera de concurso a la que normalmente no se le presta demasiada atención. Pero es que la polémica que ha precedido a su proyección el pasado viernes en el Festival de San Sebastiánuna carta firmada por 500 personas pidiendo su retirada de la programación por "blanquear" el terrorismo, una contestación del director de Zinemaldia, José Luis Rebordinos, defendiendo su exhibición— se ha prolongado este sábado, con la manifestación en el Kursaal, sede del certamen, de un reducido grupo de personas en contra de No me llame Ternera que fueron amablemente escoltados a la salida.

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